jueves, 29 de febrero de 2024

ESTRELLAS DICHOSAS

 

Felizmente recuperada en una filmoteca holandesa a finales de los años 80, Estrellas dichosas (Lucky star, 1929) es un soberbio melodrama, dirigido por Frank Borzage e interpretado por Janet Gaynor y Charles Farrell. Una película tan fronteriza entre el mudo y sonoro que parece también tuvo una versión hablada hoy perdida.

La película empieza con dos compañeros (Martin y Timothy), que trabajan en instalaciones eléctricas, y conocen, en un medio rural, a una asilvestrada chica llamada Mary. Mientras están reparando una instalación, interceptan la comunicación telefónica que da cuenta del estallido de la I Guerra Mundial y los dos se alistan para ir hacia Europa. Estando en el frente francés, reciben una carta de Mary que es despreciada por Martin pero no por Timothty y es que mientras el primero es un personaje negativo, broncas y chulesco, el otro es un buen chico, sensible e íntegro.

Pero la suerte condena a los más inocentes en esta vida y resulta que, en una escena bélica muy bien filmada por Borzage, Timothy sufre heridas en las piernas y vuelve a Estados Unidos en silla de ruedas mientras Martin vuelve indemne.

Timothy vuelve a tener contacto con Mary, primero moldeándola, eliminando su rusticidad y luego enamorándose de ella. Pero la relación tiene dos obstáculos, el primero es la madre de Mary que no quiere que su hija acabe con un lisiado; y el segundo porque Martin se entromete, hace cosas con Mary que Timothy no puede hacer como ir al baile y también tiene planes de boda con ella.

Los planes están a punto de culminar favorecidos por la buena relación que establecen Martin y su futura suegra, pero Timothy, cuyo deseo hacia Mary ha ido creciendo, vence a las dificultades, realiza un esfuerzo físico tan notable y sorprendente que ya casi no necesita muletas y se enfrenta a Martin antes de que coja un tren con Mary. Al final, se llega al esperado happy end.  

Es notable la puesta en escena de Borzage, como se reencuentran Timothy y Mary cuando ella tira una piedra rompiendo una ventana en la casa del primero entrando un aire fresco en su vida, o como se debate Timothy intentando escapar de la silla de ruedas, apoyándose en las muletas y cayendo una y otra vez. La película está llena de esos pequeños detalles, muy delicados y cuidados por el cineasta, que dibujan tan bien a los protagonistas durante todo el filme.

Y va subiendo en intensidad a medida que se desarrolla la trama, eligiendo como escenario para las últimas escenas una gran nevada que aumenta el dramatismo de Timothy, andando con dificultad con las muletas en medio de la tormenta de nieve, luchando desesperadamente por llegar antes que Mary coja un tren para casarse. Y Borzage lo hace muy bien porque te crees mientras ves la película la fuerza de voluntad que da el amor.

Muy buen melodrama.

 

 

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