De manera simultánea, leo la novela de Giorgio Bassani El jardín de
los Finzi-Contini y veo la adaptación cinematográfica que rodó en 1970
Vittorio de Sica.
La novela se desarrolla en Ferrara retratando miembros de la comunidad
hebrea de la ciudad, siendo los protagonistas el hijo de una familia de clase
media burguesa llamado Giorgio, y los hermanos Mikól y Alberto que son los
hijos de una acaudalada familia que vive en una mansión con un gran jardín,
pista de tenis incluida, que da título a la novela. En la primera parte,
situada a finales de los años veinte, los personajes son niños que no tienen
gran relación entre ellos y se encuentran sobre todo en la sinagoga,
estableciéndose entre ellos contacto visual, salvo en un momento en que Girorgio
pasa por al lado del muro del jardín y Mikòl está en lo alto, iniciándose un
diálogo corto pero que marca la fascinación que siente el primero por la chica y que se convertirá en el motor de la novela.
La acción da un salto de varios años para situarse en 1938, año en que
Mussolini promulga las leyes raciales y la comunidad hebrea empieza a sufrir hostigamiento,
como ser expulsados del club de tenis, aunque el padre de Giorgio perteneciera al
partido fascista. En este período sí que hay relación social entre los
personajes que están en edad universitaria, frecuentemente jugando a tenis
durante el verano, y añadiéndose otros personajes entre los que destaca
Giampiero, un milanés ya más próximo a los 30 que trabaja como químico. La
novela describe la pasión de Giorgio hacia Mikól, que no puede materializar
pues ella se deja querer para rehuirle constantemente, sus encuentros y
desencuentros mientras se produce el estallido de la II Guerra Mundial y el
clima se hace más irrespirable para la comunidad hebrea. Una noche que Giorgio
vuelve a casa, después de haber salido con Giampiero que lo lleva a un
prostíbulo, tiene una conversación con su padre en la que éste le dice que se
olvide de Mikòl, que no puede haber nada entre ellos por la diferencia de clase
social. Giorgio se resigna, aunque va a parar al muro del jardín en el punto en
que habló por vez primera con la chica, sube por una escalera y se introduce en
el jardín, teniendo la intuición que Mikól tiene una relación con Giampiero y
que éste último accede a la casa por ese mismo punto.
En el epílogo, Giorgio, que ha narrado la novela en primera persona,
informa del destino de los personajes. Alberto había muerto por un tumor
maligno antes de que la familia fuera apresada en septiembre de 1943, Mikól
incluida, y llevados a Alemania tras haber estado previamente en campos de
concentración italianos; mientras que Giampiero, ferviente comunista,
desaparece en el frente ruso.
La novela entrelaza una historia intimista, de obsesión erótica no
correspondida, con el retrato de la comunidad judía de Ferrara en un momento
especialmente triste de la historia italiana cuando la promulgación de las
leyes raciales parecía un punto de no retorno, como así fue, en la actitud de
Mussolini arrastrando a la ruina a la nación.
La adaptación cinematográfica de De Sica tiene un buen nivel, aunque
inferior a otras obras del gran director italiano. Básicamente, sigue el argumento de la novela
si bien la relación entre Mikól y Giampiero, que en la novela es sospechada de
manera razonable por Giorgio, aquí se muestra de manera muy explícita. Por otro
lado, introduce una escena en que los partidarios de la República Social de
Mussolini llevan una lista con los miembros de la comunidad y se muestra como
apresan a casi toda la comunidad judía de la ciudad, entre ellos la familia de
Mikòl, menos su hermano Alberto, muerto previamente, y que es el último miembro
de la familia enterrado en el panteón.
La película es irregular, carga más el aspecto político como una escena
que hay un desfile fascista que no está en la novela. Parece que De Sica
necesite con esos añadidos subrayar la condena del fascismo y la posición que
tuvo respecto a la comunidad hebrea, mientras la novela no necesita tanto
mostrar ese contexto, que igualmente queda bien reflejado en la obra escrita, y
da mayor protagonismo a la evolución del narrador, su desengaño amoroso y el
tránsito de la juventud a la madurez con sus ilusiones rotas por motivos personales
y políticos.
El elenco de actores, compuesto por Dominique Sanda, Lino Capolichio,
Helmut Berger y el exconcursante de Gran Hermano VIP Fabio Testi, era
mejorable, ninguno consigue hacer una gran interpretación y no parece que
tengan la fuerza que tenían otros personajes en anteriores películas de De
Sica. Son actores bastante mediocres. Además,
la música, algunos zooms propios de los años 70 o la introducción un poco
abrupta de algunos flashbacks juegan en contra de la película para hablar de
una obra redonda. La película está bien, pero no está entre las más memorables
de De Sica.
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