Se estrena
hace unas semanas La zona de interés, de Jonathan Glazer, y acudo a
verla aunque, lamentablemente, me tengo que conformar con una versión doblada
al castellano.
Creo que
Glazer acierta en el sentido que nos da otra visión sobre cómo pensar el horror
que tuvo lugar en Auschwitz y, paradójicamente, descansa sobre el hecho de no
mostrar eses horror de forma directa. Glazer nos muestra la vida del comandante
del campo Rudolf Höss y su esposa Hedwig, que se han montado un pequeño paraíso
terrenal junto a sus hijos a escasos metros de donde suceden algunos de los
crímenes más brutales de la historia de la Humanidad. Es Hedwig quien más
entusiasmada está con esa casa de la que disfrutan al punto que no quiere
abandonarla cuando Rudolf es cambiado por un tiempo de destino.
Glazer no
nos muestra ese horror de forma visual, pero sí a través de la banda sonora del
filme con gritos, sonidos del tren, algún disparo, … O nos deja imaginar una
figura que ayuda a los presos inserta en un cuento que Höss cuenta a sus hijos
con imagen térmica nocturna, así como nos introduce en la perspectiva histórica
con unas imágenes hacia el final del actual museo donde se encontraba el campo.
La insensibilidad de los protagonistas también se pone de manifiesto con
alusiones al posible destino de personas conocidas como presos sin darle ningún
tipo de importancia.
Glazer
experimenta en la realización de la película para mostrarnos la banalidad del
mal con ese burócrata de la muerte, obediente a ciegas y como un autómata de
las órdenes de Himmler, junto a su gélida, inhumana e impasible esposa. Y
consigue crear desasosiego al ver la película.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.