Veo La buena estrella
(1997), de Ricardo Franco y protagonizada por Antonio Resines, Maribel Verdún y
Jordi Mollà.
Un carnicero (Rafael) que lleva
una vida triste y solitaria para la furgoneta que conduce cuando ve a un joven
(Daniel) apaleando a una chica (Marina). Recoge a la chica y se la lleva a
casa. Marina es una desgraciada, de un orfelinato pasó a la calle, a la
marginalidad en la que conoció a Daniel que tiene el mismo origen. Ella está
embarazada y formará una familia con Rafael, cosa que en principio hubiera sido
imposible para él pues sufre problemas de impotencia. Una vez nace la niña,
Rafael la reconoce como suya, son felices y todo va bien hasta que Daniel, que
ha estado una temporada en la cárcel, se interpone en sus vidas.
Se presenta en casa de Rafael y
Marina apurado después de que le han dado una paliza y, ante las reticencias de
la segunda, Rafael le abre la puerta. Lo acogen, lo curan y lo que va a ser, en
principio, una estancia de pocos días se prolonga en una de varias semanas,
tiempo suficiente para que Marina y Daniel retomen una relación sexual
apasionada, ante la mirada angustiada de Rafael que, no obstante, tiene una
actitud tan tolerante que empiezan a vivir los tres en armonía con la niña.
Cuando finalmente Daniel se va,
al cabo de un tiempo llama pues necesita ayuda y Marina acude a su llamada
dejando a Rafael y la niña. Volverá más tarde, embarazada de nuevo, una vez ha
fracasado un atraco a un banco en el que participaba Daniel, que da con sus
huesos en la cárcel. Gravemente enfermo, es excarcelado, volviendo a vivir todos
juntos, y ante la cruel agonía que sufre, Marina le ahorrará sufrimiento matándolo
con una escopeta de caza y, en el epílogo, Rafael dirá que ella murió pocos meses
después y él tiene como razón para vivir cuidar de las dos pequeñas.
Premiada con varios Goya, entre
ellos el de mejor película y director, es una historia emotiva, bien narrada,
con un guion sólido, sobre unos personajes desdichados y las satisfacciones y
renuncias que, en el triángulo que forman los protagonistas, efectúan por amor,
así como por solidaridad y agradecimiento. Bien interpretada por los tres
actores, especialmente Resines en un papel dramático, no es una película que
considere imprescindible pero sí apreciable y merece un visionado.
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