Después del terremoto, que
tampoco fue tanto, causado por la dimisión en diferido de Xavi, hoy había una
gran expectación, más mediática que en número de seguidores que se han
desplazado a Montjuich, para ver qué partido haría el Barça. Algunos esperaban
que, ante tantas declaraciones de amor entre técnico y jugadores, hubiera una
salida fulgurante para demostrar que el equipo iba a dar un paso adelante.
La verdad es que el Barça ha
exhibido el mismo nivel futbolístico lamentable que nos ha acompañado toda la
temporada ante un rival débil como Osasuna. Hay pocas ideas para crear juego e
impera la mediocridad en el universo futbolístico del equipo de Xavi. Lamal ha tenido un hueso duro de roer con el
marcaje de Mojica y, pese a que lo ha intentado y se le debe reconocer el mérito,
no ha podido marcar diferencias. Con un Pedri más retrasado para asegurar la
salida de pelota, y un Gündogan que siempre se queda cerca de marcar la
diferencia pero nunca llega a hacerlo, las sensaciones de mayor peligro han
venido con los desmarques de ruptura de Fermín, que había sustituido al
lesionado Torres en el minuto 4, convirtiéndose en el mejor jugador del Barça
pues además era el que más garra le ponía al partido. Mientras tanto, el
jugador franquicia, Lewandovski, arrastrándose por el campo como una alma en
pena durante todo el partido. En resumen, un juego mediocre, lento, espeso y creando pocas o ninguna ocasión clara de gol.
La segunda parte seguía la misma
tónica con Fermín siendo el mejor del partido y se intuía la aparición en
escena de Tigrinho Roque. En una nueva prueba de su cobardía, y en vez de
sacrificar a Gündogan o De Jong, el sustituido ha sido Fermín. Si Xavi ha
apostado por los jóvenes ha sido porque tiene una plantilla corta, ha tenido
lesiones y no ha tenido más remedio que utilizarlos. Pero ahora se va a colgar la medalla de apoyar a los jóvenes en la distorsionada realidad en la que vive.
Roque ha tenido suerte en su
estreno en Montjuich. Ha aprovechado un buen centro con el exterior de Cancelo
desde la banda izquierda para atacar el primer palo y cabecear marcando gol.
Justo después, un jugador de Osasuna ha sido expulsado por doble amarilla por
lo que parecía el escenario apropiado para meter un segundo gol y no sufrir,
aunque solo fuera por una vez en la temporada. Pero ni por esas, un equipo con
poco talento ofensivo como Osasuna, jugando además con uno menos, ha creado dos
ocasiones claras de gol y, ya en el descuento, ha tenido un córner que ha
finalizado con una jugada embarullada en la que, afortunadamente, no se ha
producido el empate. Otra vez, falta de control del partido ante un endeble Osasuna.
El partido de hoy constata que,
con dimisión diferida o no, el equipo juega igual de mal y está en la UCI
futbolística. El sábado, nuevo examen en Vitoria, aunque estos tres puntos frente
a Osasuna, que dan una ventaja de cinco sobre el Athletic, dan un balón de oxígeno
que hay que aprovechar sentenciando los próximos partidos antes Alavés, Granada
y Celta.