Se van agotando las opciones
para ganar títulos. En diez días se han perdido dos: Supercopa y Copa. Los
primeros que ven con espanto una temporada en blanco son Xavi y Laporta. Solo
así se entiende que empezaran a contar, como hacia Núñez en los años ochenta,
los puntos que tenemos de menos, y de más el Madrid, por influencia arbitral. Resultó
escandaloso como un árbitro novel en primera, y que debutaba en el Bernabéu,
fuera manipulado por el árbitro del VAR y perjudicara ostensiblemente al
Almería. Pero el problema del Barça es que no ha jugado bien a fútbol en toda
la temporada y, si no juegas bien, la calidad individual de los jugadores te
salva ante Betis y Osasuna, pero no ante rivales con más nivel como el Athletic
ayer. Y, además, estando vivo el caso Negreira, mejor sería que presidente y
entrenador mantuvieran un perfil bajo al hablar de los árbitros.
La puesta en escena fue
horrorosa. Gol del Athletic a los 30 segundos del pitido inicial, con una falta
de concentración absoluta de una defensa de mantequilla. Cuando a un equipo, en
varios partidos de la temporada, le meten un gol en el primer o segundo minuto
es que el entrenador tiene gran parte de culpa.
Tras este desconcertante, por
repetitivo, inicio de partido, el Barça hizo una primera parte que podríamos calificar
de aceptable. Pedri y Ferran lo intentaron y, estaban pisando área e
incomodando a la defensa vizcaína cuando un defensa, en el intento de despejar
el balón, lo estrelló contra la bota de Lewandovski que había ido a bloquear el
despeje y el Barça empató el partido. Con tablas en el marcador, una gran
jugada individual de Lamal por la banda derecha, tras regate y disparo al segundo
palo con la izquierda, propició el 1-2. Sin hacer un partido del otro mundo, el
Barça encaraba la segunda parte con ventaja en el marcador.
Pero en la segunda parte del Barça
fue muy mala. Principalmente, hay que señalar que nuestro centro del campo (
Pedri, De Jong y Gündogan) no tiene jerarquía, ni para gobernar el partido, ni
para hacer un buen balance defensivo, ni para surtir de buenos balones a los
delanteros y, en definitiva, fracasa cuando el rival tiene un poco de entidad.
Si cogemos de manera individual a cada uno de los tres jugadores, no hay duda
de su calidad futbolística y, por tanto, que jueguen mal se debe a la ineptitud
de su entrenador.
El Athletic empató al inicio de
la segunda parte. Ante la mirada ausente de Kounde, Nico Williams tuvo tiempo
para poner un buen centro que Sancet, ante la pasividad de De Jong, remató de
cabeza con acierto a la red. El Athletic se mostraba mucho más intenso y sus
aproximaciones llevaban más peligro al área de Peña mientras que el Barça iba
cediendo terreno ante el empuje y derroche físico bilbaíno. No obstante, Lamal
tuvo dos oportunidades de oro para poner el 2-3. Primero se quedó solo en un
contraataque muy rápido después de una asistencia de Lewandovski pero el
portero se le echó encima y no pudo precisar el disparo. Y, a cinco minutos del
final, un error infantil de un defensa hizo que Lamal robará la pelota,
sorteará al portero y, con la pierna derecha, no acertara a rematar a gol.
Fueron dos ocasiones muy claras, no fruto del buen juego, y que tampoco se
pueden reprochar a Lamal que, con 16 años, bastante está haciendo.
En la prórroga, aunque los dos
equipos estaban muy cansados, se veía más grande al Athletic y más pequeño al
Barça. Un balón perdido por Sergi Roberto dio lugar a una jugada que culminó
Iñaki Williams e hizo justicia a un Athletic que fue a por el partido de manera
más decidida, con más empuje y el aliento de su afición. A partir de ese
momento, el Barça fue un quiero y no puedo, prácticamente sin crear una ocasión
hasta que Nico Williams apuntilló el 4-2 en el último minuto.
Hay que destacar a los jóvenes
que jugaron ayer. Lesionado Balde, asumió el papel de lateral Héctor Fort e
hizo un gran partido, con un desgaste físico que le llevó a acabar acalambrado
y casi sin moverse. La lesión de Christiansen dio lugar a que volviera a jugar
Cubursí que, con 17 años recién cumplidos y en un escenario como San Mamés con
lo que había en juego, cumplió perfectamente cuajando una buena actuación. También
Guiu puso empuje y coraje demostrando que estos jóvenes tienen ilusión mientras
gente como Gündogan y Lewandovski, con fichas millonarias, están de vuelta en
el mundo del fútbol.
Ahora tenemos cuatro partidos
ante equipos mal clasificados: Villarreal, Osasuna, Alavés y Granada. Nada a
ganar y mucho a perder. De ganar estos partidos, Xavi y Laporta se agarrarán al
hilo de esperanza que se puede luchar la Liga, aunque no sepamos muy bien cómo,
con las prestaciones que da el equipo, vamos a ganar en el Bernabéu, San Mamés,
Metropolitano y Montilivi. De tener algún tropiezo, será ya imposible no pensar
que la temporada acabará en blanco.
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