viernes, 12 de enero de 2024

DEAD MAN

 

Dead Man (1995) es una película de Jim Jarmusch en la que, como en otras de su filmografía, revisa los géneros desde una perspectiva muy personal. En este caso, creo que le sale una película bastante fallida, con un buen inicio pero que se luego se pierde en el aburrimiento y su pretenciosidad.

Johnny Deep interpreta a William Blake, homónimo del poeta y pintor inglés, que llega a una localidad del Oeste tras un viaje en ferrocarril para trabajar como jefe de contabilidad en una empresa metalúrgica. Resulta que el puesto laboral ya ha sido ocupado y Dickinson, el propietario de la empresa, lo echa de malos modos por lo que se encuentra vagando hasta que conoce una prostituta con la que pasa la noche. Por la mañana, aparece la pareja de la meretriz, hijo de Dickinson, que mata a la chica y luego Blake lo mata a él. Ha de huir acusado de ambos crímenes y Dickinson ofrece una recompensa por su captura contratando a tres sanguinarios y crueles sicarios para que lo localicen. Toda la película se convierte entonces en una huida en la que trabará conocimiento con un indio llamado Nobody, curioso personaje hijo de tribus diferentes que fue secuestrado por los ingleses y ha vivido en Inglaterra habiendo sido alfabetizado y conociendo al Wiliam Blake poeta frente al desconocimiento que del mismo tiene el Blake interpretado por Johnny Deep. Nobody le cura de una primera herida, aunque no puede retirarle una bala que queda cerca del corazón y, mientras tanto, Blake va incrementando los muertos que se le imputan al ir un eliminando a gente que se interpone en su camino. Herido de muerte, Nobody le procurará una canoa que actuará a modo de barco funerario y en el que se adentrará en un río mientras lo último que divisa es un intercambio de disparos entre Nobody y uno de los cazarrecompensas que aún seguían su rastro.

La primera hora de la película está bastante bien, es fluida, pero luego la música de Neil Young se vuelve cargante, la narración se atasca, empieza a aburrir y se acaba convirtiendo en un filme pretencioso, que da menos de lo que ofrece. No basta para mantener el buen ritmo del principio a Nobody citando versos de Blake, al final la película se convierte en una amalgama de elementos clásicos del western y poéticos que no acaban de combinar del todo bien y dan lugar a una película que a mí se me queda como un tanto insatisfactoria.

Destaca la presencia de Robert Mitchum como el viejo Dickinson, un personaje malvado y de fuerte carácter que supuso uno de los últimos papeles de esa leyenda. Aunque solo tenga dos escenas, la presencia de Mitchum siempre resulta de lo más estimulante.

 

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