Dead Man (1995) es una película
de Jim Jarmusch en la que, como en otras de su filmografía, revisa los géneros
desde una perspectiva muy personal. En este caso, creo que le sale una película
bastante fallida, con un buen inicio pero que se luego se pierde en el
aburrimiento y su pretenciosidad.
Johnny Deep interpreta a
William Blake, homónimo del poeta y pintor inglés, que llega a una localidad
del Oeste tras un viaje en ferrocarril para trabajar como jefe de contabilidad
en una empresa metalúrgica. Resulta que el puesto laboral ya ha sido ocupado y
Dickinson, el propietario de la empresa, lo echa de malos modos por lo que se
encuentra vagando hasta que conoce una prostituta con la que pasa la noche. Por
la mañana, aparece la pareja de la meretriz, hijo de Dickinson, que mata a la
chica y luego Blake lo mata a él. Ha de huir acusado de ambos crímenes y
Dickinson ofrece una recompensa por su captura contratando a tres sanguinarios
y crueles sicarios para que lo localicen. Toda la película se convierte
entonces en una huida en la que trabará conocimiento con un indio llamado
Nobody, curioso personaje hijo de tribus diferentes que fue secuestrado por los
ingleses y ha vivido en Inglaterra habiendo sido alfabetizado y conociendo al
Wiliam Blake poeta frente al desconocimiento que del mismo tiene el Blake
interpretado por Johnny Deep. Nobody le cura de una primera herida, aunque no
puede retirarle una bala que queda cerca del corazón y, mientras tanto, Blake va
incrementando los muertos que se le imputan al ir un eliminando a gente que se
interpone en su camino. Herido de muerte, Nobody le procurará una canoa que
actuará a modo de barco funerario y en el que se adentrará en un río mientras
lo último que divisa es un intercambio de disparos entre Nobody y uno de los
cazarrecompensas que aún seguían su rastro.
La primera hora de la película
está bastante bien, es fluida, pero luego la música de Neil Young se vuelve
cargante, la narración se atasca, empieza a aburrir y se acaba convirtiendo en
un filme pretencioso, que da menos de lo que ofrece. No basta para mantener el
buen ritmo del principio a Nobody citando versos de Blake, al final la película
se convierte en una amalgama de elementos clásicos del western y poéticos que
no acaban de combinar del todo bien y dan lugar a una película que a mí se me
queda como un tanto insatisfactoria.
Destaca la presencia de Robert
Mitchum como el viejo Dickinson, un personaje malvado y de fuerte carácter que
supuso uno de los últimos papeles de esa leyenda. Aunque solo tenga dos
escenas, la presencia de Mitchum siempre resulta de lo más estimulante.
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