martes, 23 de enero de 2024

LE HAVRE

 

Le Havre (2011) es otra película de Aki Kaurismaki en la que, mezclando de nuevo una historia dramática con un suave sentido del humor, nos muestra la actitud decente del protagonista del filme, de algunos de sus vecinos y, incluso y de manera sorpresiva, de un policía.

Marcel Marx, después de llevar una vida bohemia, se ha asentado en la ciudad portuaria de la Francia atlántica trabajando de limpiabotas. Allí vive con su mujer en una casa sin ningún lujo y relacionándose con propietarios de modestos negocios del barrio, un bar y un colmado, así como un vietnamita llamado Chang que ha regularizado sus papeles en Europa como inmigrante chino. A Marx le sucederán dos cosas que alterarán su monótona pero aparentemente plácida existencia. Por una parte, su mujer enfermará de cáncer y será internada en un centro hospitalario y, por otro lado, recogerá a un chico preasolescente que ha llegado desde el continente africano en el container de un barco que ha atracado en Le Havre y ha conseguido huir de la policía, siendo activamente buscando por ésta como se ve por el seguimiento periodístico del caso. Marx se desvivirá por ayudar desinteresadamente al chico, averiguando primero que su madre vive en Londres y, posteriormente, logrará embarcarlo ilegalmente en un pequeño barco que cruza el Canal de la Mancha para que llegue a la capital inglesa.

Como en El otro lado de la esperanza, encontramos a una gente, Marx y sus vecinos además de Chang, volcados en una acción solidaria y digna, aunque sea transgrediendo la ley, escondiendo a un inmigrante ilegal y embarcándolo de forma ilícita con rumbo al Reino Unido. Gente que son de clase social baja, pero con valores y sensibles al drama de la inmigración, en este caso con el añadido de tratarse de un menor.

Kaurismaki sigue fiel a su estilo, no dramatiza, no enfatiza, muestra los rostros de los demás inmigrantes que iban en el container y no hace falta añadir mucho más para captar la situación dramática de esa gente. Y nos arranca una sonrisa con su sentido del humor, aquí con el momento más divertido cuando Marx organiza, junto con Chang, un concierto para conseguir fondos y poder pagar los 3.000 euros para la travesía marítima del chico. El concierto lo da el rockero francés de origen italiano Little Bob interpretándose a sí mismo, y jugando en casa pues es natural de Le Havre siendo su nombre real Roberto Piazza.

Kaurismaki remata la película con un final ilusionante, y seguramente utópico, pero muy bonito y reconfortante para una buena persona com es Marcel Marx.

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