Un gol de Lamal en el 92’
propició la primera victoria del Barça por más de un gol desde el mes de
septiembre. Por tanto, no se puede hablar de un partido plácido y el Barça
cumplió el objetivo, en modo servicios mínimos, clasificándose para la final de
la Supercopa.
La primera parte se caracterizó
por la alta posesión de balón para el Barça que resultaba estéril por la baja
velocidad que se imprimía a la circulación del esférico. Así, las mejores
ocasiones fueron causadas por imprecisiones de la defensa navarra cuando el Barça
hacia presión alta y podía robar la pelota. También el Osasuna tuvo algunas
aproximaciones de relativo peligro cuando, en alguna ocasión, estiraba un poco
las líneas. El tono del Barça en la primera parte fue tan plano que no
destacaría, ni para bien ni para mal, a ninguno de los once jugadores que salieron
de inicio.
Estaba claro que, en un partido
tan espeso, las posibilidades de hacer gol eran mayores en un equipo con más
calidad individual como el Barça frente a un voluntarioso Osasuna que, para
colmo, hasta en tres veces que remató fueron sus propios delanteros los que actuaron
como involuntarios defensas y desviaron los tiros.
La segunda parte llevaba la misma
tónica que la primera y lo más importante fue la sustitución de Pedri por
Roberto. El canario es el jugador con más talento del Barça en el medio campo y
se veía que su calidad podía desequilibrar en alguna acción el partido. No obstante,
no intervino en la elaboración del gol que llegó tras una anticipación de Christensen,
reclamada por los navarros como falta, que provocó la llegada del balón a Gündogan
y que éste lo filtrara a Lewandovski que, después de varios partidos
desacertados, resolvió bien la jugada batiendo al portero osasunista.
Después del gol, el Barça siguió
con una tónica más bien gris, sin caer en el desgobierno de otros partidos,
pero sin tener un control absoluto del partido cosa que permitió alguna aproximación
de Osasuna, aunque sin crear ocasiones claras de gol. Al aproximarse el minuto
90, y ante la necesidad de empatar, se abrieron más espacios en el campo navarro
que permitieron a algunos jugadores como Pedri, Joao Felix o Lamal dejar
detalles de su calidad y, en el reseñado minuto 92, el hispano-marroquí
sentenció la semifinal.
Así pues, una victoria
relativamente tranquila, nada brillante pero que coloca al Barça en la final.
Por ahora, objetivo cumplido. La final contra el R.Madrid puede ser una
oportunidad para ganar al eterno rival y que eso se convierta en un punto de
inflexión para conseguir jugar mejor y obtener mejores resultados; o bien puede
servir para confirmar las sensaciones de los últimos cuatro meses en el sentido
que el equipo no tiene fútbol. El domingo saldremos de dudas.
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