El otro lado de la esperanza
(2017) es otra gran película de Aris Kaurismaki que dan en BTV y,
afortunadamente, en VO subtitulada porque la película es trilingüe, hablándose
en finés, inglés y árabe.
Se trata de dos historias
paralelas que luego confluirán. Empieza con un inmigrante sirio, llamado
Khaled, que entra ilegalmente en un barco a Finlandia y es acogido en un centro
de llegada. Kahled proviene de Alepo y ha huido del conflicto sirio vagando por
media Europa y habiendo perdido la pista de su hermana Miriam, uno de los pocos
familiares que le quedan vivos después de que su casa fuera bombardeada. Traba
amistad con un inmigrante iraquí, tiene un encontronazo con un grupo de
skinheads racistas y empiezan los trámites para determinar si Finlandia le da
trato de refugiado político, cosa que no sucederá ya que se le deniega dicho estatus
y se dicta contra él una orden de expulsión para ser devuelto a Siria con escala
previa en Ankara.
La otra historia es la de un
hombre de unos cincuenta años, llamado Waldemar, que da un giro a su vida
separándose de su mujer, dejando su trabajo de representante de géneros de
punto, jugándose una fuerte cantidad de dinero en una timba de póker y, con lo
ganado, comprando un decadente restaurante con tres trabajadores a los que
mantiene en el empleo.
Entonces las dos historias se
unen cuando Khaled, que se ha escapado de los policías de inmigración que le
iban a llevar al aeropuerto, se esconde en el patio donde se echan las basuras
del restaurante y es descubierto por Waldemar. Aunque lo primero que ocurre es un
intercambio de puñetazos, luego Waldemar no duda en asistir a Khaled, darle un
alojamiento y ofrecerle trabajar en el restaurante. Y no solo eso ya que su
compromiso solidario, también ayudado en esto por los demás trabajadores del
restaurante, incluirá proporcionarle documentación falsificada y poner los
medios para que la hermana, que ha sido localizada en Lituania, pueda llegar a
Finlandia.
Al final, hay un cara o cruz en
la historia y, mientras Khlaled tendrá un último y mal encuentro con los
skinheads racistas, Waldemar irá a visitar a su mujer y parece que empezarán a
retomar su relación.
Kaurismaki filma con la misma
concisión habitual en él, evitando superfluidades. La escena de la separación de Waldemar al
inicio de la película es sin diálogo, él se acerca con una maleta a una mesa en
la que ella está sentada, deja unas llaves y un anillo en la mesa y se va;
mientras, la mujer deja el anillo en un cenicero repleto de colillas y empieza a
beber licor. No le hace falta más para explicar esa separación. Leo en la
prensa de hoy un artículo que Ramón de España habla de Kaurismaki y cita algo que
dice el propio director finés y que demuestra su manera de entender el cine a
la hora de rodar: Me basta con dos personajes delante de una pared. Me
conformo con un actor y una pared. Y si no hay más remedio, ya me apañó con la
pared.
Como otros grandes del cine
(estoy pensando en Ford) no necesita incidir ni hacer énfasis en situaciones
denunciables. Kaurismaki no moraliza, describe con su estilo la maquinaria
burocrática finlandesa y la aparición de los elementos de ultraderecha sin
dramatizar ni adornar más de lo necesario, simplemente muestra. Y, en una
película que recoge situaciones dramáticas por la vulnerabilidad de los
inmigrantes, y como hicieron otros grandes (vuelvo a pensar en Ford), también
hay escenas de comedia como cuando, con tal de dar un nuevo empuje al negocio y
revitalizarlo, Waldemar lo transforma en un restaurante japonés que sirve
sushi, vistiendo a los empleados con indumentaria japonesa y provocando
situaciones cómicas.
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