Muerte al
amanecer (1957), de Josep Maria Forn, es una de aquellas películas que
configuraron un cine negro a nivel español y, más en particular, barcelonés,
pues fueron muchas las películas con localizaciones en Barcelona o zonas
próximas hechas por estudios y equipos técnicos que radicaban en Cataluña.
En esta
película, el argumento empieza con un hombre que está en un hotel de Sitges y
la policía viene a detenerlo. Conducido por automóvil a Barcelona pasando por
las costas de Garraf, coqueteará con la idea de abrir la puerta del coche y
lanzarse en un buen inicio del filme. Llegado a Barcelona, escapará de la
policía aprovechando que uno de los agentes es un exfutbolista que está
lesionado para correr y se empieza a desarrollar la trama. El hombre que ha
huido de la policía está acusado del asesinato de su padrastro pero, en
realidad, es el típico caso tantas veces mostrado en el cine de falso culpable.
Una oscura trama de intereses de varias personas confluye sobre lo que, en
realidad, ha sido una muerte accidental. Y entre estos intereses, y para que no
se active una póliza de seguros, figura un inspector de una compañía
aseguradora investigando de forma paralela a la policía e introduciendo pruebas
falsas para que haya un culpable y la compañía quede exonerada de pagar la
indemnización, además de realizar méritos para trabajar en la matriz de la
sociedad ubicada en Suiza.
El
protagonista del filme es Antonio Vilar, un actor portugués que se pasa la
película angustiado pues escapa de la policía pero él mismo desconoce si ha
sido el asesino al sufrir crisis amnésicas. Un personaje azorado, perdedor de
manual de película de cine negro que no puede escapar a su destino fatal. Pero,
aunque Vilar está bien, el personaje más interesante de la película es el
inspector de seguros, muy bien interpretado por José María Rodero, con
retorcidos propósitos y escasa moralidad, que no duda en fabricar pruebas
falsas marcándose un Quinlan, por citar al célebre inspector de Sed de mal.
La trama de
la película es sinuosa, complicada de seguir al ser compleja y con múltiples
focos (la policía, la aseguradora, el inculpado, familiares del difunto) pero
entretenida. Me ha gustado especialmente el inicio en las costas de Garraf y el
desenlace en el puerto de Tarragona.
Es una
película interesante de un género a reivindicar por ser muy cercano a nosotros
y tener una calidad media aceptable. Son películas que hubieran mejorado de no
vivir en un período de censura pues el cine negro siempre muestra corrupción y
aquí tenían que ser contenidas, pero suelen verse de forma bastante amena.
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