Veo los cuatro episodios de la
serie documental que TV3 dedica al expresidente Núñez. Me sirve primero para
reconocer la fragilidad de mi memoria menguante y no recordar, por ejemplo, un
debate entre Gaspart y los jugadores después del motín del Hesperia con Víctor
diciéndole al expresidente, y en aquel momento vicepresidente, que le iba a
crecer la nariz como a Pinocho por lo que mentía. Un momento impagable de los
muchos que generó la presidencia de Núñez. La verdad es que aquí ya hay una
primera diferencia con los tiempos actuales, a los jugadores prácticamente no
los oímos, dan tan solo alguna entrevista flash a pie de campo, pero ni
ruedas de prensa, ni ir a programas de televisión.
Resulta innegable que la
campaña presidencial de 1978, primera vez que todos los socios tenían derecho a
votar a su presidente, fue turbia. Se puede dar por confirmado que Núñez
utilizó a Casaus como submarino para restar votos a Ariño y que Víctor Sagi,
que era el favorito, retiró su candidatura por un presunto chantaje que, si a
alguien favorecía, era a Núñez.
Si el club siempre había estado
controlado por la alta burguesía catalana ligada al sector textil, la cual
había reforzado equiparar al Barça con el nacionalismo a través de aquel més
que un club de Narcís de Carreras, la llegada de Núñez, tal como se muestra
en la serie, fue vista como que accedía a la presidencia un que no és dels
nostres. Pero lo que evidencia este hecho es que el nacionalismo catalán,
siempre propenso a dividirse, no cerró filas y permitió la elección de Núñez ya
que Casaus iba claramente detrás en las encuestas así que, quienes le fueran
fieles y aunque no intuyeran la cerdada que iba a cometer, prefirieron votar
contra Ariño que perdió por unos mil votos de diferencia ante Núñez.
Núñez, un hombre ajeno al mundo futbolístico hasta aquel momento, entró como un elefante en una cacharrería en
sus primeros años y la dirección deportiva fue errática. No obstante, tuvo mala
suerte en que el secuestro de Quini y las salvajes entradas de Goicoechea a
Schuster y Maradona privaron que el club ganara alguna Liga en aquellos años. En
cambio, está claro que, frente a la anticuada visión de los antiguos
dirigentes, se necesitaban criterios empresariales en el Barça, y en el mundo
del fútbol, siendo Núñez un pionero en muchas cuestiones de este tipo y quiso
que el Barça tuviera un patrimonio propio que contribuyera a la firmeza del
club. Seguramente es su mayor legado pues los terrenos donde ahora está la
ciudad deportiva y el estadio Johan Cruyff los compró Núñez.
En 22 años de presidencia tienen
que haber muchos aciertos y errores, tal vez podríamos decir que al 50 por
ciento, pero un gran mérito se le tiene que dar a Núñez y fue mantener el Barça
al margen de la política. Los que pensaban que no era un dels nostres ya
usaron a Neeskens como ariete contra Núñez en 1979, como luego usarían a Cruyff
en los años noventa, y fabricaron a un candidato cercano a Convergència en la época
de las mayorías absolutas de Pujol; pero Núñez resistió frente a Sixte Cambra y
ganó las elecciones de 1989 con un 60% de los votos.
La figura de Núñez, vista como
un intruso, así como su peculiar forma de hablar y que demostraba una limitada
formación cultural aunque hubiera tenidos grandes éxitos empresariales, provoca
que se note un cierto desdén en varias de las personas entrevistadas para la
serie, sobre todo en lo referente a los periodistas que aparecen. Las entrevistas más interesantes en la serie
son las de Anton Parera y Joan Gaspart. Ambos reconocen que hay secretos que se
llevarán a la tumba y es especialmente interesante el testimonio de Parera
explicando los complots del mundo nacionalista contra Núñez, así como que se
enteró del motín del Hesperia antes que algunos jugadores.
En el documental también se
citan las imitaciones que se hicieron de Núñez, que lo popularizaron y ayudaron
tanto a humanizarlo. Curiosamente, no sale Alfonso Arús, que fue quien
realmente llevó a cabo esas imitaciones. Sí entrevistan a personas que lo
imitaron más tarde cuando ya poco podían hacer, bueno o malo, por un personaje
que se había retirado del mundo barcelonista. Dado que Núñez, después de
dimitir, adoptó un perfil bajo, que fue bajando todavía más, y siendo ya un
octogenario, no entiendo que se le imitara en los programas de "humor" de TV3.
Su tormentosa relación con
Cruyff abarca gran parte de la serie. Enfrentado a Ariño, no fue menor su
contribución a la victoria de Núñez su manifestación pública diciendo que era
el candidato al cual recomendaba votar. Fichado como entrenador en 1988 en un
momento muy bajo de la presidencia de Núñez, siempre dio la impresión de ser un
matrimonio mal avenido al borde del divorcio pero, después que el presidente le
defendiera en una Asamblea tras dos años relativamente mediocres, llegó la etapa
de los éxitos de 1990 a 1994. Aunque hubiera éxitos, tampoco fue una etapa estable
y se explica en la serie que Cruyff, ganara o perdiera en Wembley, iba a dar
una rueda de prensa en contra del presidente. Por eso Núñez se le adelantó con
aquella dimisión cuatro días antes de la final, llorada en televisión ante un
desconcertado Lluís Canut. El inevitable fin de ciclo de varios futbolistas de
los años dorados provocó dos temporadas sin títulos y que se dinamitara la
relación entre ambos, después de un despido comunicado por Gaspart a Cruyff y
en el que faltaría aclarar si volaron o no sillas, porque que hubo tensión es indudable.
Su último error en el aspecto
deportivo fue fichar a Van Gaal de entrenador. Al margen que el juego, y los
resultados, fueran mejorables contando con una gran plantilla, el carácter del
holandés, excesivamente arisco con la prensa, provocó más de una tormenta en
forma de pañoladas a pesar de que se ganaran dos Ligas. Un enésimo intento de
una oposición que renovaba sus caras (Laporta) manteniendo un discurso
encendido contra Núñez, y sometido al degaste de tantos años, provocó su
dimisión en el año 2000.
Creo que el
momento más emotivo de la serie es cuando, para un programa de televisión que
hicieron por la década de los 90, salen unas imágenes en las que Núñez quiso
colocarse en lo más alto de la tercera grada y sentarse allá, manifestando que aquello
de lo que estaba más orgulloso era de la ampliación del estadio. Ahora su
motivo de orgullo ha quedado reducido a escombros. Pero queda patrimonio en Sant
Joan Despí, el museo, una gestión económica que hizo crecer al club, la
potenciación de las secciones y unos
resultados del primer equipo que, con 7 Ligas y una Copa de Europa, son
aceptables