sábado, 16 de diciembre de 2023

TRAICION EN FORT KING

 

Traición en Fort King (1953) es un estimulante western de Budd Boettcher, aún lejos de sus obras maestras en el ciclo de películas protagonizadas por Randoph Scott, pero con muchos puntos de interés y muy entretenida.

Rock Hudson es un teniente llamado Lance Caldwell, acabado de salir de la academia, y destinado a su lugar de origen: la península de Florida. Allá encuentra comandando el fuerte al que ha sido destinado al Mayor Degan (Richard Carlson), un militar muy parecido al coronel Thursday de Fort Apache, un hombre ávido de ascender, obtener o mantener prestigio militar y que no duda en cualquier acción indigna, aunque incluya faltar a la palabra dada. Caldwell tiene dos conocidos en la zona con los que se relacionó en su niñez y juventud: una chica llamada Revere (Barbara Hale) y un medio indio llamado Osceola que ha sido elegido jefe de la tribu de los seminolas (Anthony Queen), con los que hay un triángulo ambiguo de amor y amistad.

Degan iniciará una desastrosa expedición militar contra los seminolas sin atender las advertencias de Caldwell en cuanto a la peligrosidad del terreno y a que los indios, en realidad, buscan la paz que se podría lograr ofreciendo un pacto justo. Casi toda la expedición es exterminada, menos Caldwell que es salvado por los indios, gracias a la vieja amistad con Osceola, quedando prisionero de ellos y Degan, al cual ponen a salvo dos militares, uno de ellos un sargento interpretado por Lee Marvin.

Posteriormente, Degan ofrecerá la paz a los seminolas y Caldwell acompañará a Osceola que se presenta en el fuerte con bandera blanca y voluntad de pactar. Pero Degan falta a la palabra dada, tortura y encarcela a Osceola y arresta a Caldwell ante sus airadas protestas. Un indio seminola se introduce en el fuerte para matar a Osceola, apuñalando antes mortalmente a un centinela, buscando que el nuevo jefe sea un tipo más duro. En ese momento aparece Caldwell que lucha con el indio que escapa, muriendo Osceola ahogado mientras los otros luchan ya que está muy débil por las torturas, y Degan aprovecha para acusar al primero de la muerte del centinela y promover contra él un consejo de guerra.  

Condenado a muerte y a punto de ser fusilado aparecerán, en un final muy forzado, los seminolas, que acuden por petición de Revere, para asumir la muerte del centinela, exonerar de culpa a Caldwell, que es rehabilitado, y pactar una tregua con el presidente del consejo de guerra que anunciará una investigación sobre las actuaciones de Degan.

Todo esto lo cuenta Boetticher en 82 minutos, de manera eficaz, en la mejor tradición de la serie B. Y describiendo bastante bien las tensiones de Caldwell con su superior Degan, especialmente en la desastrosa expedición, para mí los mejores momentos de la película,  en la que el primero recibe reprimendas por haber salvado antes a un hombre que un cañón cuando un carro cae en unas arenas movedizas. Probablemente, se hubiera podido desarrollar más el triángulo entre Caldwell, Revere y Quinn, más esbozado que descrito, pero eso hubiera supuesto contar con un guion más trabajado que hubiera excedido de los parámetros de una película de serie B.

Boetticher hace un trabajo más que digno y ofrece una película proindia, en la línea de otras películas de la primera década de los cincuenta como Apache o Flecha rota, que se ve de forma muy amena.

 

 

 

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