Traición en Fort King (1953) es un estimulante western de Budd
Boettcher, aún lejos de sus obras maestras en el ciclo de películas protagonizadas
por Randoph Scott, pero con muchos puntos de interés y muy entretenida.
Rock Hudson es un teniente llamado Lance Caldwell, acabado de
salir de la academia, y destinado a su lugar de origen: la península de Florida.
Allá encuentra comandando el fuerte al que ha sido destinado al Mayor Degan (Richard
Carlson), un militar muy parecido al coronel Thursday de Fort Apache, un
hombre ávido de ascender, obtener o mantener prestigio militar y que no duda en
cualquier acción indigna, aunque incluya faltar a la palabra dada. Caldwell tiene
dos conocidos en la zona con los que se relacionó en su niñez y juventud: una
chica llamada Revere (Barbara Hale) y un medio indio llamado Osceola que ha
sido elegido jefe de la tribu de los seminolas (Anthony Queen), con los que hay
un triángulo ambiguo de amor y amistad.
Degan iniciará una desastrosa expedición militar contra los seminolas
sin atender las advertencias de Caldwell en cuanto a la peligrosidad del
terreno y a que los indios, en realidad, buscan la paz que se podría lograr
ofreciendo un pacto justo. Casi toda la expedición es exterminada, menos
Caldwell que es salvado por los indios, gracias a la vieja amistad con Osceola,
quedando prisionero de ellos y Degan, al cual ponen a salvo dos militares, uno
de ellos un sargento interpretado por Lee Marvin.
Posteriormente, Degan ofrecerá la paz a los seminolas y Caldwell
acompañará a Osceola que se presenta en el fuerte con bandera blanca y voluntad
de pactar. Pero Degan falta a la palabra dada, tortura y encarcela a Osceola y
arresta a Caldwell ante sus airadas protestas. Un indio seminola se introduce en
el fuerte para matar a Osceola, apuñalando antes mortalmente a un centinela, buscando
que el nuevo jefe sea un tipo más duro. En ese momento aparece Caldwell que
lucha con el indio que escapa, muriendo Osceola ahogado mientras los otros luchan
ya que está muy débil por las torturas, y Degan aprovecha para acusar al primero
de la muerte del centinela y promover contra él un consejo de guerra.
Condenado a muerte y a punto de ser fusilado aparecerán, en
un final muy forzado, los seminolas, que acuden por petición de Revere, para
asumir la muerte del centinela, exonerar de culpa a Caldwell, que es rehabilitado,
y pactar una tregua con el presidente del consejo de guerra que anunciará una
investigación sobre las actuaciones de Degan.
Todo esto lo cuenta Boetticher en 82 minutos, de manera
eficaz, en la mejor tradición de la serie B. Y describiendo bastante bien las
tensiones de Caldwell con su superior Degan, especialmente en la desastrosa
expedición, para mí los mejores momentos de la película, en la que el primero recibe reprimendas por haber
salvado antes a un hombre que un cañón cuando un carro cae en unas arenas
movedizas. Probablemente, se hubiera podido desarrollar más el triángulo entre
Caldwell, Revere y Quinn, más esbozado que descrito, pero eso hubiera supuesto
contar con un guion más trabajado que hubiera excedido de los parámetros de una
película de serie B.
Boetticher hace un trabajo más que digno y ofrece una
película proindia, en la línea de otras películas de la primera década de los
cincuenta como Apache o Flecha rota, que se ve de forma muy
amena.
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