No había visto Mistery Train desde que se estrenó hace
más de treinta años. Y la verdad es que fue agradable revisarla, es una película
amena de ver.
Estructurada en tres episodios, la acción tiene lugar en la
ciudad de Memphis, con la omnipresencia de Elvis, y las tres historias acaban
confluyendo en un hotel de mala muerte con unos peculiares recepcionista y
botones.
En el primer episodio, una pareja de japoneses llega a la
ciudad divididos entre la duda de ir primero a Graceland o a Sun Records. Cuando
se aproxima la noche, buscarán alojamiento en el mencionado hotel y pasarán
allí la noche. A pesar de ser una pareja que parece no ponerse de acuerdo en nada,
ni ser gente muy acaramelada, tendrán una fogosa noche de sexo antes de volver
a coger el tren para seguir su periplo por el sur de USA buscando otros lugares
relacionados con célebres músicos americanos de aquellas décadas.
En el segundo episodio, una Nicoletta Braschi que se ha
quedado viuda deambula por Memphis antes de volver a Roma, siendo más o menos
acosada y estafada por unos tipos siniestros. También acaba refugiándose en el
hotel y compartiendo habitación con una chica, interpretada por Elizabeth
Bracco, que ha roto con su novio e intenta marcharse de la ciudad. Compartirán habitación
pues Bracco no tiene dinero y Braschi no quiere estar sola; y, durante la
noche, Braschi verá aparecerse en la habitación el fantasma de Elvis.
Hay un último episodio en el que los protagonistas son gente
marginal. Un nervioso Joe Strummer, que ha sido dejado por la chica del segundo
episodio, se hará con un arma de fuego y su amigo Rick Avilés verá que no lo
puede controlar por lo que llama al cuñado de Strummer, interpretado por Steve
Buscemi. Strummer disparará al dependiente de una licorería que quieren atracar
y luego herirá, en su loco proceder, al que cree su cuñado. Buscados por la policía,
también acabarán en una habitación del hotel.
La película destila mucho sentido del humor, sobre todo con
los empleados del hotel y en el tercer episodio que es para mi el mejor y más
divertido. También me gusta la escenografía del filme, esa Memphis que, también
con la ayuda de la fotografía, es un tanto fantasmagórica y en la que destaca
el destartalado hotel. No obstante, me parece que es una película con unos
límites impuestos por un guion que sirve para entretener, hacer una película amena
e incluso con momentos divertidos por como están enlazados los episodios, pero no
para que podamos de hablar de una gran película. Hace relativamente poco vi Down
by law y me pareció más destacable que Mistery Train.
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