Wim Wenders dirigió en
1973 Alicia en las ciudades, una road movie que se inicia en los
Estados Unidos y prosigue luego por Alemania.
Philip Winter es un periodista alemán que lleva unas semanas
en los Estados Unidos buscando inspiración, en los paisajes y gentes del país,
para escribir un libro. Pero no consigue escribir nada y únicamente hace fotos de
los sitios que pasa con una Polaroid. Despedido por su editor cuando está en
Nueva York, ha de volver a Europa y, en la agencia de viajes, conoce a una
compatriota con una hija de corta edad a las que ayuda a coger billetes para
Europa y volver a Alemania vía Amsterdam. La madre le explica que tiene una
historia sentimental no finalizada y, posteriormente, decide largarse y dejar a
la niña, Alicia, a su cuidado. Así que Winter y Alicia vuelan a Amsterdam y,
una vez visto que la madre no vuelve a Europa en los siguientes vuelos, inician
una búsqueda de la abuela de la niña por distintas zonas de Alemania con los
pocos e inexactos datos que le va dando Alicia.
Filmada en 16 mm y en blanco y negro, es una película entretenida
y agradable de ver, con esa relación de extraña pareja entre una niña y un
hombre adulto que, en principio no tienen nada que ver, pero que acaban
buscando un lugar en el mundo. Si la niña ha de encontrar a su abuela pera
poder estar en un núcleo familiar tras ser abandonada por la madre, Winter debe
vencer su desorientación en la vida que le ha llevado a no encontrar ningún
tema para abordar en aquello que es su profesión: la escritura.
A pesar de que la trama es simple, la película es entretenida
en sus casi dos horas porque Wenders explica muchos detalles, aparentemente
poco importante, pero que van dando fuerza a la historia y a los personajes,
sobre todo el de Winter. Si la relación
entre ambos es fría y circunstancial al principio, luego va cambiando con los
detalles que va mostrando Wenders con un suave sentido del humor y una emoción
no empalagosa. Winter va cambiando su confusión inicial para acabar diciéndole
en la última escena a la niña que tiene una historia por escribir. Podemos
entender que las fotografías que tomaba se quedaban en la superficie y
necesitaba algo más profundo, que ahora tiene, para empezar a escribir.
Y destacar, por último, un cameo del mítico Chuck Berry
cuando Winter va a un concierto suyo.
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