ENMIENDA A LA TOTALIDAD

 

Es oportuno recuperar el título de un libro de Juan Manuel de Prada para describir la situación en España, una vez consumada la desvergüenza de que el Tribunal Constitucional avalara ayer casi todo el texto de la Ley de Amnistía.

Estoy a favor de respetar las resoluciones judiciales porque, aunque sea legítimo discrepar de las mismas, el Estado de Derecho solo puede funcionar bajo la premisa de ese acatamiento por parte de todos los ciudadanos e instituciones. Pero, cuando una ley constituye un acto de corrupción política y sirve para comprar votos para una investidura, siendo los mismos beneficiarios de la ley quienes redactan el texto para borrar sus delitos y, dada la configuración del Tribunal Constitucional, es el Gobierno quien en realidad dicta la sentencia, el quebrantamiento del Estado de Derecho es absoluto

El régimen del 78 ha entrado en descomposición total, no solo por esta sentencia, sino que ya llevamos años acumulando disfunciones en el funcionamiento de las instituciones del Estado. Pero esta sentencia es la puntilla. Esta Constitución no tiene mecanismos para defenderse de una clase política española (toda) corrupta y falta de la más mínima decencia. Tampoco debemos pensar que este tema de la amnistía importe tanto, la mayoría de la gente pasa absolutamente de la ley y tiene otras preocupaciones, angustiada por una inseguridad económica mientras que Sánchez va sacando pecho por un crecimiento de un PIB que beneficia a muy pocos. Por eso, una crisis constitucional vendrá dada por convulsiones muy profundas, relacionadas con cuestiones socioeconómicas, pero, desde el punto de vista de una supuesta moralidad política, esta sentencia es como un misil intercontinental con una ojiva de uranio enriquecido