Leo
otro libro de Timothy Snyder titulado Sobre la libertad, editado en 2024.
Contiene las preocupaciones propias del autor por el devenir de la sociedad
actual, en especial la de su país sobre la que es muy crítico, con una
degradación de la democracia y sus instituciones, un aumento de la desigualdad
y una amenaza que se cierne por causa de la emergencia climática y la crisis
energética.
Maneja
los conceptos de libertad positiva y negativa para explicar el mundo actual;
son las manifestaciones de la primera, aquellas que sirven para que el
individuo tenga la capacidad para actuar y tomar decisiones, las que pueden
convertir a un individuo en libre dentro de una comunidad en que se desarrolle
esa libertad positiva. Lamentablemente, estamos lejos de ese escenario, el
propio autor hace una descripción sombría de ello con una aguda crítica a su
país, aunque luego tiene momentos de optimismo, en especial al final del libro.
De
los ejemplos sobre libertad positiva y negativa, me quedo, como concepto que
más me gusta de los empleados por el autor, con que cuando habla de la primera
se expresa como libertad para, mientras la segunda es libertad de.
Las manifestaciones de la primera son aquellas con un objetivo finalista que
pueden proporcionar el marco de desarrollo para hablar de un hombre que sabe lo
que es la libertad, se sabe libre y se integra en una comunidad de iguales. Por
ejemplo, una libertad positiva es pensar un Gobierno como una organización para
buscar la libertad, y no para desmantelarlo en aras a que restringe la libertad
de los individuos. Es justo lo contrario, no basta con tener una libertad de
prensa, de asociación, de expresión, …todo esto no restringe la voluntad del
individuo, pero, aisladamente, sin una acción conjunta y un fin, no sirven para
hacer una sociedad libre.
No
obstante, la realidad es otra y los tiempos no acompañan. El autor realiza
distintas críticas, una de ellas a la nueva oligarquía digital, a la que dedica
estas líneas que sitúan el punto en el que estamos, con una racionalidad que se
nos impone como dada por el sistema y que nos deja muy lejos de la libertad
positiva:
Simone Weil predijo que “al capitalismo le sucederá una
opresión ejercida en nombre de la función”. En el “capitalismo de vigilancia”,
como acertadamente lo llama Soshanna Zuboff, la racionalidad significa la
monitorización constante, a fin de que un grupo de personas invisiblemente
diminuto pueda beneficiarse económicamente. Su imperio no es visible a lo largo
y ancho de un territorio, como los imperios de antaño, y (habitualmente)
ocultan su riqueza en paraísos fiscales, en vez de hacer ostentación de ella
con palacios de mármol. Los propios oligarcas digitales a menudo no tienen ni
idea de lo que están haciendo, aparte de deleitarse con una imprecisa
competición entre ellos. Monopolizan el futuro de todo el mundo y lo llenan de
estupidez endogámica.
Snyder
incide mucho en como el derecho al voto no está al alcance de todos en el país
que se supone es una de las cunas de la democracia. Eso es un déficit que se
arrastra por el dificultoso proceso de registro para votar, que perjudica a las
clases más desfavorecidas y marcadas por la discriminación racial, ya que la
mayoría de gente que no se registra son negros e hispanos. También son los
colectivos que muchas veces no pueden votar por el hecho de no estar en
libertad. La población reclusa en Estados Unidos ha crecido exponencialmente
desde los años 60. Snyder insiste mucho en esta cuestión, que nos permite ver
la deficiente calidad democrática de Estados Unidos. Hay unos dos millones de
personas encarceladas en el país, con una tasa de 639 reclusos por 100.000
habitantes. Si en Canadá hay algo menos de 40.000 reclusos, con una tasa de
unos 94 reclusos por 100.000 habitantes, está claro qué tipo de sociedad es la
estadounidense.
A
pesar de todo, Snyder es, en ocasiones, optimista con respecto al futuro. Uno
de los motivos de esperanza no lo acabo de ver claro y son las expectativas que
tiene en relación con que, si se desarrolla la fusión de hidrogeno, se consiga
una energía barata, segura e ilimitada que acabe con el problema energético y
del agotamiento de los combustibles fósiles o las dificultades que plantean las
renovables. Se especula sobre esta forma de obtener energía y que será la
panacea a los problemas existentes en materia energética, pero hay expertos que
auguran todavía muchos años antes de que los desafíos tecnológicos hagan
posible ese logro. Si, pongamos por caso, la fusión se desarrolla y tiene éxito
dentro de veinte años ¿no será ya tarde y tendremos una serie de problemas ya
irreparables?
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