viernes, 6 de junio de 2025

CAMINO DE LIBERTAD

 

Leo Camino de libertad. La economía y la buena sociedad, del premio Nobel Joseph E. Stiglitz. No me ha parecido un gran libro, desarrolla una crítica al neoliberalismo imperante que tiene en el mercado el lugar en que los agentes económicos, con mucha libertad y poca o nula regulación estatal, pueden interactuar en beneficio de la comunidad esperando que, si hay desequilibrios, sea el propio mercado quien los reduzca. La crítica es, por supuesto, justa pero no está desarrollada de manera especialmente brillante, aunque se trata de un libro entretenido.

Sin llegar a ser muy optimista, Stiglitz sí cree que puede existir un capitalismo progresista (también denominado por él socialdemocracia revitalizada) que construya, según dice en las últimas palabras del libro, “una democracia vibrante en la que las personas cooperen por el bien común. Es el sistema económico y político verdaderamente liberador”. En definitiva, cree posible un sistema político más justo, igualitario, que corrija las distorsiones de los mercados regulándolos y en que el concepto de libertad se ajuste a que no sea absoluto, sino que se deba armonizar entre todos los individuos para abordarla colectivamente.

Fiel a mi pesimismo, a este capitalismo progresista o socialdemocracia revitalizada le doy un 0% de posibilidades que pueda prosperar. Lo más parecido a este sistema del que habla Stiglitz es el que se dio en Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, junto a varios países de la Europa Occidental, desde 1950 a 1980 aproximadamente.

Pero, en primer lugar, esto acontece después de una guerra mundial que causa unos setenta millones de muertos. Tras esta conflagración, se estabiliza un capitalismo como antecedente del neoliberalismo que tenemos ahora mismo, pero ese capitalismo tiene a un antagonista, el sistema de planificación socialista, que se instala en buena parte del mundo y mantiene una pugna ideológica y económica hasta 1990.

Ahora estamos en un momento diferente, tenemos un sistema neoliberal, decantándose en muchos países hacia movimientos de ultraderecha y libertarios, sin tener enfrente ningún otro sistema alternativo. Ya no hay, como después de la II Guerra Mundial, dos bloques antagonistas, con muchos países en proceso de descolonización, energía barata proveniente del petróleo, sin escasez de materias primas y sin emergencias climáticas. Ahora tenemos un mundo multipolar, con varios actores políticos lo suficientemente grandes para defender sus intereses, luchando por los recursos energéticos y de materias primas que escasean cada vez más, así como una creciente amenaza de efectos negativos por el cambio climático.

Con unos servicios públicos cada vez peores, un hundimiento generalizado de la educación, la proliferación de populistas, un autoritarismo tan creciente que no hay que ir a buscarlo a la Casa Blanca o al Kremlin sino que lo podemos hallar en La Moncloa, … No hay motivos para el optimismo. 

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