lunes, 2 de junio de 2025

LOS TORTUGA

 

Los tortuga es una película de Belén Funes que se apoya en un buen guion y dos grandes interpretaciones a cargo de Antonia Zegers y Elvira Lara. Zegers interpreta a una inmigrante chilena, viuda de un jienense, que se gana la vida como taxista en Barcelona y Lara es su hija, joven estudiante de comunicación audiovisual en Barcelona, pero que guarda una relación intensa con la tierra de su difunto padre y su numerosa familia de Andalucía.

La acción de la película empieza en la provincia de Jaén, en la que vemos la estrecha relación de Lara con la familia de su padre, así como algún desencuentro de su madre con la familia de su marido por las costumbres en como recordarlo. Luego la acción se traslada a Barcelona, se nos narra la dura vida de una taxista, como sigue Lara sus estudios universitarios siendo una alumna atípica para lo que es una carrera como comunicación audiovisual y, finalmente, la notificación de una inmobiliaria conforme han de abandonar su casa junto a los demás vecinos, entre ellos unos inmigrantes rumanos. Eso causara un gran trastorno a las dos mujeres, una pelea entre ellas cuando la hija le diga que deja la carrera universitaria y provoca la vuelta a Jaén, en la última parte de la película, con el objetivo que Lara venda una pequeña propiedad rural, herencia de su padre, para afrontar el futuro en Barcelona con más recursos. No obstante, se trata de una pequeña propiedad y Funes nos deja con el convencimiento que sus dos protagonistas están condenadas a la supervivencia, con un trabajo duro en el taxi para la madre y un incierto futuro laboral para la hija, pero en cualquier caso lejos del mundo audiovisual.

Es una película que rezuma tristeza, incluso en momentos teóricamente alegres como los que pasan las protagonistas en alguna comida familiar con toda la familia jienense, Lara saliendo en algún momento de fiesta o cuando la madre comparte tiempo de manera lúdica con sus colegas taxistas. Tal vez el tono general de la película hace que, incluso cuando en esas escenas, rían y estén alegres parezca algo tan efímero que quedará desbaratado por la realidad. Una realidad de precariedad, ejemplificada de manera muy aguda en una visita a un inmueble cuando buscan piso que se efectúa con total insensibilidad por parte de la comercial de la inmobiliaria, invadiendo el espacio de la gente que aún vive en el inmueble y con apariencia incluso de vulnerabilidad.

Es el retrato de dos mujeres hundidas por causa de la muerte del padre, que no solo implica la pérdida emocional, sino que empuja a la vulnerabilidad económica, así como por el nunca resuelto problema de la vivienda en España. En este país en que el PIB crece, y lo hace más que en muchos países europeos, sin ir más lejos Alemania; esta película también permite ver que, al margen de ese crecimiento del que saca pecho Pedro Sánchez, hay otras estadísticas, como la renta per cápita o el acceso a la vivienda, en las que España está entre los países con peores indicadores de toda la Unión Europea, rivalizando con naciones como Rumanía o Bulgaria.

Aunque el ritmo de la película pueda ser algo mejorable, las interpretaciones y el guion, con esa realidad social que nos muestra, hacen de Los tortuga un filme altamente recomendable. 

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