lunes, 19 de mayo de 2025

EL ÚLTIMO TREN DE GUN HILL

 

El último tren de Gun Hill (1959) es el mejor western de John Sturges. Tiene un guion más sencillo que Duelo de titanes o Los siete magníficos, pero también más sólido, menos disperso que los otros dos westerns que, en cambio, son mucho más populares. Aquí tenemos un duelo interpretativo de gran altura entre unos magníficos Kirk Douglas, interpretando al sheriff Matt Morgan, y Anthony Queen como el terrateniente Craig Belden. Con unos diálogos de frases lapidarias, amenazantes y propias de tíos muy duros, el buen hacer de Sturges, junto a una gran banda sonora de Dimitri Tiomkin, da lugar a uno los mejores westerns de la historia.

Morgan compone a un héroe del western que antepone la legalidad a satisfacer por sus medios la venganza contra el hijo de Belder, que asesinó a su esposa cherokee junto a un amigo. Morgan, diestro con las armas, podría presentarse en Gun Hill y asesinar a los desalmados que la violaron y mataron volviendo a su lugar de origen. Pero lleva una orden de detención y su prioridad es seguir los procedimientos legales con el convencimiento, eso sí, que serán ahorcados tras un juicio. Se insinúa en un momento de la película que, cuando cabalgó con Belder y se hicieron grandes amigos, estaban en el otro lado de la ley pero, convertido en sheriff de la pequeña ciudad de Pawley, quiere proceder legalmente como se requiere en un caso de asesinato.

Frente a Morgan, Belder representa la negación del ordenamiento legal, así como la fuerza bruta como medio de organizar una sociedad. Siendo un rico terrateniente con un gran rancho, muchas cabezas de ganado y hombres trabajando para él, es propietario además del hotel, bar y otros establecimientos de Gun Hill. El sheriff de Gun Hill es un hombre que le guarda absoluta fidelidad, desoyendo los requerimientos de auxilio de Morgan, y todo el mundo le teme pues sus enemigos han ido a parar todos al cementerio. No dudará en poner todos los medios a su alcance, por supuesto extralegales, para que  la orden de detención no surta efecto y su malcriado hijo no sea apresado.

En este choque entre la ley y la fuerza bruta, se producirá una gran tensión cuando Morgan aprese al hijo de Belden y lo tenga en una habitación del hotel hasta la hora en que ha de pasar el tren para retornar a Pawley. Como en Solo ante el peligro o El tren de las 3:10, hay una tensa espera y desgaste psicológico que propicia sentimientos encontrados en Morgan, dudando en matar a sangre fría al hijo de Belden; lleva a Belden a tender una trampa a Morgan, que no le sale bien, pero deja libre el camino hacia el duelo final pues el segundo ha saldado una deuda ya que Belden le salvó la vida cuando trabajaban juntos; y hace que el personaje de Carolyn Jones, chica de saloon y novia de Belden, ayude a Morgan llevándole una escopeta al conocer los detalles de la violación y asesinato.

Con el duelo final, Belder es un hombre que ya no le queda nada en la vida tras perder a su hijo. Vencido por su antiguo amigo, del que se despide amablemente mientras agoniza recomendándole que no malcríe a su hijo como él hizo con el suyo, cabe pensar que el caciquismo puede darse por acabado en Gun Hill mientras Morgan regresa a su ciudad.

Gran western

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