jueves, 8 de mayo de 2025

LA ÚLTIMA NOCHE DE BORIS GRUSHENKO

 

La última noche de Boris Grushenko (1975) es una película de la primera etapa de Woody Allen, antes de que dirigiera la oscarizada Annie Hall. Es una época de su filmografía que, hace treinta o cuarenta años, pensaba que era menos importante comparada con los grandes títulos que enlaza sobre todo en la década de los ochenta. Pero, ahora que, en lo que llevamos de siglo XXI, y a pesar de que ha dirigido muchas películas, el cine de Allen ha colapsado, creo que es oportuno centrar la atención en estas películas ya que pasé un buen rato viendo La última noche de Boris Grushenko hace unos días.

La película es un flash back contado por un hombre condenado a muerte que la logrado el éxito que su ejecución se demora una hora, de las cinco de la madrugada pasa a las seis. Contento con ello, explica su historia, la de una familia rusa en la que él es un patoso joven al lado de sus musculosos hermanos, enamorado de su prima Sonia (Diane Keaton), amor no correspondido, pero sí tiene una amistad con ella manteniendo conversaciones sobre temas trascendentes que alcanzan un punto delirante en el contexto de la película.

Con ecos de la novela Guerra y paz, Napoleón invade Rusia y Boris, cobarde y pacifista, se ve obligado a enrolarse en el ejército. Paradójicamente, se convierte en un héroe de guerra, coquetea con una condesa en la ópera y eso le lleva a ser retado por el amante de esta, en un papel que interpreta Harold Gould. Sonia, viuda tras un matrimonio con un comerciante de arenques, accede a casarse con Boris calculando, de manera errónea, que no tiene ninguna posibilidad de ganar el duelo.

La trama, disparatada, todavía enloquece más cuando el matrimonio formado por Boris y Sonia urden un plan para asesinar a Napoleón, infiltrándose en su corte suplantando a unos emisarios españoles que José Bonaparte ha enviado a su hermano. Tras asesinar a un doble de Napoleón, Sonia huye, pero Boris es apresado y condenado a muerte. Tras la ejecución, Boris se aleja bailando de manera grotesca con la Muerte, que ya había aparecido antes en la película, con una túnica blanca y la característica guadaña, conversando sobre temas existencialistas con un Boris en su etapa infantil.

Allen explota muy bien aquí su bis cómica, que luego relajó hasta desaparecer en los años posteriores. Combinando los referentes rusos de Tolstoi y Dostoievski, con referencias a Kafka, Eisenstein y la filosofía existencialista en sus diálogos con Keaton, Allen mezcla todo esto con escenas propias de películas de los hermanos Marx, como el saludo reiterativo de Boris y Napoleón diciendo “no, el gran honor es para mi”, junto con momentos disparatados a lo Monty Phyton; o escenas de procacidad cómica parecidas a las de Mel Brooks como lo son las que tiene Boris con la condesa que lo seduce con sus encantos. 

La película tiene unos diálogos muy ingeniosos y una sucesión de gags muy divertidos. Por ejemplo, me ha gustado lo surrealista que resulta, cuando Boris recibe la instrucción militar en medio de la Rusia del siglo XIX, que el sargento instructor sea negro, siendo el típico hombre duro que impone una dura disciplina a los reclutas. O el padre de Boris diciendo que posee tierras cuando lo que hace es llevar un puñado de arena y hierbajos en los bolsillos.

Buena y muy divertida película de la primera etapa de Allen

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

LA RICOTTA

En 1963, dentro de una película con otros episodios dirigidos por otros directores, Pasolini rodó La Ricotta. Se trata de un cortometraje, ...