Carne de horca (1953) es
una curiosa coproducción hispano-italiana dirigida por el todoterreno Ladislao
Vajda e interpretada en los papeles principales por Rossano Brazzi y Emma
Penella, con papeles secundarios para, entre otros, José Nieto y José Isbert.
Es una película que podría ser
perfectamente, por temática y ambientación, un western. La acción transcurre en
la Sierra de Ronda, en la que un famoso bandolero, El Lucero, domina el
territorio y asalta diligencias con la ayuda de un prohombre de la ciudad de
Ronda. Juan Pablo (Rossano Brazzi) es el hijo de un hacendado que tiene una
deuda de juego y simula, con unos compinches, que su padre ha sido secuestrado
y el Lucero exige un rescate con el ánimo de tener fondos para pagar esa deuda.
Pero, en realidad, el padre sí que es secuestrado por el verdadero Lucero por lo
que Juan Pablo queda en situación comprometida al dar veracidad a su invento y, además, con final trágico pues el padre ha sido asesinado. Por ello, se une a la
banda del Lucero manteniendo oculta su identidad para poderla desactivar y
probar su inocencia. La cosa se complica cuando descubra que ese contacto que
tiene el Lucero en la ciudad de Ronda es el padre de su novia (Emma Penella).
El Lucero es un bandido despiadado que ha implantado un régimen de terror en la zona, un
anti Curro Jiménez, así que, después de huir de una batalla con el ejército,
serán los habitantes de un pequeño pueblo quienes, viéndole en estado de
vulnerabilidad en su huida, acaben con él.
Muchísimos caballos en los que
cabalgan los protagonistas, el agreste paisaje de la serranía de Ronda, tabernas
que parecen saloons, un uso continuado de las armas de fuego y una banda de
forajidos en los que se cuela un infiltrado son elementos que hemos podido ver
en muchos westerns. La película tiene buen ritmo, es entretenida y está rodada
con oficio y agilidad, confirmando que Vajda era un cineasta interesante.
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