Apoteosis futbolística ayer en Montjuic
en el partido de ida de semifinales de Champions. Emoción, alternativas,
momentos de buen juego y varios goles espectaculares dejaron contentos a todos
los aficionados, sobre todo a los espectadores neutrales que no fueran de uno u
otro equipo.
Como supongo la gente del
Inter, los del Barça tenemos un sabor agridulce. Una mala entrada al partido y
lo mal que defendemos a balón parado casi nos saca de la eliminatoria. Un mágico
Lamine Yamal contagió a otros compañeros, con fases de buen juego, reenganchándonos
a la eliminatoria en unas tablas que la dejan muy abierta.
El partido de Yamal fue
superlativo, de los que hubiera firmado el mejor Messi. Hoy veía las cifras de
uno y otro con la misma edad. Yamal ha llegado a 100 partidos, 22 goles y 25
asistencias, mientras Messi llevaba 6 partidos y un gol a esa misma edad. No
hay que comparar ni poner presión al genio de Rocafonda, pero los números, por
ahora, son esos.
También cabe hablar de un
notable Rafinha, un Torres que sigue en racha, un Pedri que sigue siendo la
brújula del equipo, un Cubarsí jugando con una madurez impropia de su edad, …
se necesitara de todos ellos en el partido de vuelta para que acompañen a Yamal
y consigamos llegar a Munich.
Creo que Flick volvió a mover
un poco tarde el banquillo, hubo un momento en que los italianos nos estaban
superando por físico. Fueron solo unos minutos de la segunda parte porque, en
la primera, el Inter vivió muy agazapado, tal como se esperaba, en su propio
campo. Pero que entren Gavi y Fermín siempre impulsa al equipo que, con el 3-3,
pudo haber desequilibrado el partido en una pelota que Yamal envió al travesaño
y un chut de Rafinha desviado a córner por Sommers, el portero del cuadro
lombardo.
Se lesionaron Koundé y Lautaro. Escuché un debate sobre que equipo pierde más. Yo creo que nosotros podemos suplir mejor a Koundé que ellos al delantero argentino. Las lesiones fueron la demostración que el calendario es asfixiante para los jugadores. Petaron por la acumulación de partidos. Esperemos no haya más disgustos en este sentido.
El próximo martes, el oficio
italiano contra el dinamismo y entusiasmo de nuestro equipo. San Siro dictará
sentencia.
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