martes, 31 de diciembre de 2024

EL DESMORONAMIENTO.30 AÑOS DE DECLIVE AMERICANO.

 

Leo El desmoronamiento, Treinta años de declive americano, escrito por George Packer. Dado que el libro es de 2013, esos treinta años de los que habla serían, aproximadamente, las dos últimas décadas del siglo XX y la primera del XXI.

Packer toma cuatro personas de las que explica su trayectoria a lo largo de esas décadas y también dedica algunos capítulos a gente puntual y diversa como, por ejemplo, Jay-Z o Newt Gingrich. Con ello traza un mosaico del país que le permite abordar la historia del país desde varias ópticas en ese período que quiere explicar.

Por un lado, habla de Jeff Macnaugton, licenciado en Derecho que empieza a colaborar en el equipo de Joe Biden, dedicándose a, entre otras cosas, buscar fondos para sus campañas electorales. En esta parte del libro, se habla bastante de Biden, el segundo senador más joven del país en los años 80, una promesa del partido demócrata y que frustra sus expectativas en unas primarias cuando se descubre que, en un discurso, ha plagiado el que hizo un líder laborista británico. Eran otros tiempos. Ahora todos sabemos que Pedro Sánchez no escribió su tesis doctoral y a nadie le importa. Pero Biden también debió hacer su propio manual de resistencia, supongo que con personajes sin el glamur de Koldo o Ábalos, para luego ser vicepresidente y, finalmente, presidente durante un mandato.

Macnaugton, que se debate entre un idealismo de buenas intenciones y la realidad del mundo político en Washington, nos permite ver la tensión de la política con las intromisiones del poder económico proveniente de Wall Street.

Dean Price es un sureño que, teniendo conciencia de que existe una cosa llamada peak oil y que hay que buscar alternativas a los combustibles fósiles, pondrá en marcha diversas empresas con el ánimo de utilizar productos vegetales para fabricar biosiesel o reciclar aceite de restaurantes para usarlo como fuente de energía renovable. No logra afianzar sus negocios y sería alguien que encarnaría el fracaso del sueño americano. Innovador en sus propuestas empresariales, no encontrara su lugar en la tierra de las oportunidades y sus problemas financieros harán inviables sus proyectos.

Thamie Thomas es una chica de color y, a través de las explicaciones de lo que es su vida, vemos, por un lado, toda la problemática de la minoría de gente de color, sujetos todavía al racismo dominante en el país y que debe cargar con familias desestructuradas, la suya propia y la que forma después. Por otro lado, su trayectoria laboral nos permite conocer la desindustrialización del país, en concreto de las acerías de su localidad situada en Youngstown (Ohio), una de las zonas del cinturón industrial en decadencia que ahora formaba parte de las que se decían eran indecisas (luego lo fueron menos) entre Trump y Harris. En concreto, en esa ciudad de Youngstown se da un declive demográfico que reduce la población a la mitad tras el cierre de las acerías.

Luego habla de Peter Thiel, al que no tenía el gusto de conocer. Pero es un personaje siniestro, socio en varios negocios del mucho más popular Elon Musk. Curiosamente, o no, ambos provienen de Sudáfrica (Thiel es alemán pero su padre era ingeniero y pasó por varios países en su niñez y juventud, entre ellos el país africano) y desarrollaron sus estudios en la época del apartheid. El libro se centra más en Thiel cuando habla de Silicon Valley, pero ambos estuvieron allí, creando empresas tecnológicas e iniciando un camino que acabó con las crisis de la burbuja de las puntocom a finales de siglo. Fundador, entre otras empresas, de Paypal, ya en la primera presidencia de Trump estuvo cerca de él y ha vuelto a donar importantes sumas para esta última campaña del magnate neoyorquino. Libertario con ideas radicales sobre el futuro, ha escrito libros de los que enganchan a la gente a la que les venden las bondades de ser emprendedor creando empresas que se conviertan en monopolistas y ha dejado perlas en declaraciones como que la libertad y la democracia son incompatibles.

Packer va poniendo las cosas que explica en relación. La derogación de la Ley Glass-Steagall, promulgada por Roosevelt en 1933, que separaba la banca comercial y la de inversión, representa el triunfo de Wall Street sobre Washington. Esa derogación se produce al final del segundo período de mandado del demócrata Bill Clinton en 1999 y varios analistas la asocian directamente con la crisis financiera de 2008 después que la banca de inversión, a partir de hipotecas basura, empezara a crear activos financieros que se transmitían a gran velocidad generando rápidas plusvalías sobre una base endeble. Y ahí también juega un papel importante el mundo de Silicon Valley. A partir de las nuevas tecnologías y su desarrollo por empresas como las que comandaban Thiel, Musk y otros, el poder financiero contó con armas más potentes para pedir la desregulación del mundo financiero. Obama revirtió, en parte, el desaguisado estableciendo una mayor regulación, pero sin llegar a la eficacia de la ley de hace noventa años. Como en otros aspectos de su presidencia, parece que se quedó a medias y, lo que se regula, puede venir alguien después y desregularizarlo.

Packer se centra es algunos capítulos en la ciudad de Tampa (Florida) en la que se ven los efectos devastadores de la crisis de hace 15 años. Gente que perdía el trabajo, más tarde la casa era embargada, eran desahuciados y algún abogado un poco incisivo defendiendo a los hipotecados logró anular algún juicio porque algunos créditos se habían transmitidos tantas veces que era imposible tener claro quien era el verdadero tenedor del título a ejecutar. Un descubrimiento que hace un abogado ante la apatía de los órganos judiciales que no se entretenían en mirar estos aspectos.

Un libro interesante al que se tendría que añadir qué ha pasado en los últimos años. Bueno, pues diría que el declive sigue, hemos tenido una presidencia de Trump y otra de Biden, con más sombras que luces. Ahora, seguramente, estamos en un momento clave con esta segunda presidencia de Trump y veremos si su Make America Great Again no hará otra cosa que no sea acentuar el declive. 

lunes, 30 de diciembre de 2024

HUGO "CHOLO" SOTIL

 

Lamento no haber visto jugar a Hugo “Cholo” Sotil, fallecido hoy en su Perú natal, pero tenía cinco años mientras se desarrollaba la Liga 73-74, que ganó brillantemente el Barça teniendo Sotil un papel destacado. Pero su imagen me acompaño muchos años en el póster que tenía en mi habitación junto al resto de la alineación de aquella Liga: Sadurní, Rifé, Costas, Torres, De la Cruz, Juan Carlos, Asensi, Marcial, Rexach y Cruyff.

En el programa Vaques sagrades, que duró dos temporadas, algunos de aquellos exjugadores presentes en ese equipo dijeron que podía haber tenido más recorrido de haber seguido el peruano y que se descompensó al sustituirlo por Neeskens, justo en la temporada siguiente a ganar el campeonato. Aunque el holandés luego fue otro mito del club, las cosas se hacían igual de precipitadas y mal, por parte de aquella directiva, tal como actúa ahora mismo Laporta.

Sotil dejó una de las frases históricas del Barça cuando se proclamó campeón en Gijón llamando a su madre por teléfono para decirle: “Mamita, ¡campeonamos!”

He leído que dejó dicho que lo enterraran con la camiseta del Barça. Se cumpla o no su deseo, descanse en paz.

domingo, 29 de diciembre de 2024

EL OTOÑO DE LA FAMILIA KOHAYAGAWA

 

Rodada en color en el año 1961, El otoño de la familia Kohayagawa es la penúltima película de Yasujiro Ozu y en ella encontramos ese tránsito de la sociedad japonesa desde la tradición a la occidentalización. En la primera escena, un hombre hace de celestino intentando que su cuñada, que se ha quedado viuda, considere a un amigo suyo para un nuevo matrimonio y los hombres fuman cigarrillos Marlboro, estando en la mesa un cenicero de la marca Cinzano. Poco después, en una despedida de trabajo en la que la que una de las hijas de la familia participa junto al hombre que le gusta y que se va a trabajar a Sapporo, vemos un orden tradicional de hombres y mujeres alineados a cada lado de la mesa, pero hay botellas de coca-cola y fanta, bebidas de reciente implantación en el país nipón. Por tanto, hay un retrato de un Japón que evoluciona, cosa que también se percibe por los planos de luces de neón que Ozu inserta al localizar la acción en una zona de animación nocturna.

Pero pronto estas historias de dos de las mujeres de la familia quedan como secundarias porque adquiere protagonismo el Sr. Kohayagawa, viudo, fabricante de sake y que escapa del control de sus hijos para ir a ver a una antigua amante a Kioto, que a su vez tiene una hija que se insinúa es de Kohayagawa, una chica moderna, vestida al modo occidental y a la que vienen a buscar dos chicos americanos para salir en dos momentos diferentes, otra prueba que Ozu retrata los cambios de la sociedad japonesa.  

La trama, que tiene un tono de comedia ligera, posteriormente gira en torno a dos ataques al corazón que sufrirá el patriarca de la familia. En el primero todo quedará en un susto, aunque vemos la preocupación de la familia y, en cambio, el segundo es más serio y le lleva a la muerte, pero no lo vemos al quedar en elipsis y sucede mientras está con su antigua amante. Además de solucionarse las tramas de las chicas, la viuda decide no casarse con el pretendiente y la otra chica decide ir a Sapporo al encuentro del chico del que está enamorada, no hay más acción. Pero la sencillez es siempre una virtud en Ozu. Una pareja que está en un arrozal ve un humo blanco producto de la incineración y comprueban que alguien ha fallecido como un acto de lo más natural, mientras la familia adopta una postura más bien relajada durante el velatorio. La muerte no es vista como algo excesivamente trágico, sino como un orden natural también representado por uno de los últimos planos, un par de cuervos en unas piras funerarias.

Filmada con la habitual elegancia y sencillez de Ozu, planos largos, fijos, buscando el encuadre óptimo, con casi ningún movimiento de cámara, esa sencillez narrativa, que también alcanza a la trama, esconde en el fondo el retrato de lo que es la vida familiar y algo mucho más profundo y trascendente. Y eso narrando con un tono contenido, tanto en lo que sería la parte de comedia como en la dramática que supone la muerte de una persona. Ozu, en gran parte, rodó muchas veces la misma película y ésta es una más en su extensísima filmografía, tan brillante como muchas otras y, siendo de la última etapa, fotografiada en color.  

sábado, 28 de diciembre de 2024

LOS AÑOS NUEVOS

 

Nunca veo series, pero me animo con Los años nuevos. En primer lugar, porque está disponible en Movistar y, en segundo lugar, porque he visto películas de Rodrigo Sorogoyen que me han gustado bastante. Sorogoyen aparece como creador, escritor y director junto con otros nombres y parece que, por lo que se refiere a la dirección, ha asumido cuatro capítulos de los diez que tiene la serie.

La relación entre Óscar y Ana, que se conocen en la Nochevieja de 2014, y sus diez siguientes finales de año, uno por capítulo y que coinciden además con sus cumpleaños, conforma el núcleo principal de la serie. Un retrato que ha conectado con mucha gente treintañera pues, en el primer episodio, los personajes cumplen 30 años y se reflejan cuestiones con las que les resultara fácil identificarse como una relación de pareja con dudas, reproches, inseguridades, renuncias, idas y vueltas; todo ello en el marco de la realidad social del país en la última década, inseguridad laboral, necesidad de salir a buscar oportunidades al extranjero, la pandemia del COVID-19 o tener amigos con adicciones.

Lo mejor de la serie es que está rodada con mucha naturalidad, Sorogoyen y los demás creadores narran con fluidez y dejan a los actores desarrollar su labor y lucirse. Por ejemplo, la ruptura de los personajes al final del quinto capítulo, uno de los mejores, está rodado en un larguísimo plano fijo mientras van en un taxi discutiendo y certificando el final de la relación en ese momento.  Esa manera de filmar, también muy presente en el último capítulo que se desarrolla en la habitación de un hotel casi en su integridad, propicia un muy buen trabajo de los dos protagonistas, Iría del Río y Francesco Carril. Junto a un guion preciso, bien estructurado y que dan ganas de saber qué ha sido de los personajes un año después del episodio que has visto, han hecho una serie notable y recomendable.

martes, 24 de diciembre de 2024

LA MUJER MILAGRO

 

Frank Capra era un director muy prolífico a finales de los años veinte y principios de los treinta, rodando varias películas cada año, entre ellas La mujer milagro (1931). Mediada la década de los 30, tras el éxito de Sucedió una noche, pasa a hacer una por año hasta la II Guerra Mundial. Luego, tristemente, un hombre de su talento es apartado de la dirección tras el fracaso de Qué bello es vivir, dirigiendo solo cinco películas en quince años.

Capra coincidió en 5 películas con Barbara Stanwick y en estas películas en cuando he visto mejor a esta actriz. También está muy bien en Perdición o Bola de fuego, pero Capra sacó mucho partido de la actriz nacida en Brooklyn. En La mujer milagro, Capra consigue una gran interpretación de Stanwyck desde el inicio cuando, con furiosa verborrea y gran carácter, expone la ingratitud que la comunidad ha tenido respecto de su padre, el predicador de la parroquia en la que tiene lugar esa primera escena, hasta expulsar a todos de la iglesia. Su oratoria hace que un tipo de pocos escrúpulos la convenza para ser una falsa predicadora, pidiendo donaciones, haciendo pasar por curaciones milagrosas lo que son fingimientos y, en definitiva, estafando a la gente que entra a ver esos discursos que se acaban convirtiendo en un espectáculo. David Manners interpreta a un ciego que, a punto de suicidarse, oye una locución radiofónica de la falsa predicadora y replantea su decisión. Querrá conocerla, se enamorarán y su amor logrará salvar al final a su amada del pozo de corrupción en que vivía. La obstinada resistencia del malo de la película a perder el negocio hará que se produzca un espectacular incendio en el teatro en que actúa ella y, milagrosamente, el chico la ponga a salvo en un final intenso.

Sin conseguir el ritmo de sus mejores películas, ya se encuentran aquí escenas filmadas por un hombre que se convertiría en el director más reconocido de Hollywood. Y recurriendo a un tema habitual en Capra, un hombre noble e inocente de buen corazón, como el senador que interpreta James Stewart en Caballero sin espada o el mismo George Bailey de Qué bello es vivir, que logra triunfar sobre elementos corruptos, viles y ansiosos de dinero, rescatando a la predicadora que acaba enrolada en el Ejército de Salvación. O también toca Capra otro tema que, posteriormente, vuelve a abordar en Juan Nadie, la masa de gente manipulable cuando el personaje de Gary Cooper se convierte en líder de opinión.

Aunque el resultado sea irregular, vale la pena verla.

 

lunes, 23 de diciembre de 2024

SILVIO ( Y LOS OTROS)

 

Lenta, tediosa y reiterativa. Así definiría Silvio (y los otros), de Paolo Sorrentino, rodada hace casi siete años, cuando Il cavaliere todavía vivía, aunque supongo que no tuvo interés en ver la película.

Al parecer, la película que se exhibió comercialmente, unos 140 minutos, era una versión de una miniserie que se emitió en formato televisivo y tenia algo más de 200 minutos. Si, sobre una duración de 140 minutos, gran parte de la duración sobra, no creo que ver entera la miniserie mejorara la visión de esta obra de Sorrentino.

De hecho, el personaje de Berlusconi tarda bastante rato en salir. En principio, la trama recae sobre Sergio (Ricardo Scamarcio), un tipo que quiere introducirse en el mundo de Berlusconi para medrar en el mundo de los negocios y la corrupción Para acercarse a Berlusconi, planea fiestas dadas al exceso con la cocaína y el sexo como elementos principales. Tanta fiesta, tantos planos de chicas en bikini o sin, acaba aburriendo y muchas escenas parecen un videoclip sacado de La isla de las tentaciones. Tras una hora larga de película, aparece Toni Serviglio, que tampoco me acaba de convencer con su actuación caracterizando a Berlusconi ya que no me resulta creíble tal vez por las ansías de parodiarlo, pero al menos la película eleva su interés con algunas escenas como la que tiene con su mujer en el momento en que ella le plantea la separación. A pesar de algunos buenos momentos mostrándose la parte más de acción política del personaje, la película tampoco coge un ritmo interesante, lastrada ya por la primera hora dedicada a Sergio que carece de interés.

Decepcionante película de Sorrentino.

 

sábado, 21 de diciembre de 2024

DAMAS DEL TEATRO

 

Ver una película realizada en 1937 siempre, a priori, puede dar lugar a penar que hay riesgo de ver algo acartonado. No es el caso de Damas del teatro, dirigida por Gregory la Cava, que contó con un gran elenco destacando Katherine Hepburn y Ginger Rogers como protagonistas, secundadas por otro gran actor como Adolphe Menjou y, entre los papeles secundarios, dos futuras estrellas como Lucile Ball y Ann Miller. Es una película muy fluida, con un buen ritmo narrativo y grandes interpretaciones.

La trama de la película gira en torno a una pensión llamada Footlight Club, en las que viven una serie de chicas jóvenes aspirantes a consolidarse como actrices en Broadway. Terry Randall (Hepburn) es la hija de un acaudalado empresario que quiere triunfar en el mundo del teatro sin ayuda paterna. Tendrá roces con la compañera de habitación que le toca, una chica llamada Jean Maitland (Rogers), que tiene un carácter un tanto avinagrado pero también pícaro, dispuesta siempre a dar réplicas bordes y a quien le hace poca gracia la llegada de Hepburn a la casa. Menjou interpreta al productor teatral Anthony Powell que se fijará primero en Jean pero, posteriormente, por influencia del padre de Terry y sin que ésta lo sepa, le dará a ella un papel en una importante producción.  

Es una película que combina perfectamente comedia y drama. Así como en los años 80 hicieron la película Fama de Alan Parker, y también una serie de televisión que todos vimos en la época del canal único, aquí también el mensaje sería el mismo: la fama cuesta, muchas aspirantes se quedan por el camino, entre las cuales una de ellas que se suicida al final de la película. Esta aspirante a actriz, interpretada por Andrea Leeds, lleva un año sin trabajar y representa la frustración y la gente que se queda en el camino del sueño de ser actriz. Por ello, la película transita muy bien entre escenas de comedia que funcionan muy bien, en especial cuando está la mordaz Rogers con diálogos muy bien escritos, combinadas con una parte dramática con la que acaba la película en una interpretación de Hepburn en el teatro consagrándose como actriz y actuando mientras se ha producido la tragedia del suicidio de su compañera, a la que al final de su actuación rinde homenaje. Porque, al final de la película, y al margen de roces anteriores, triunfa el compañerismo como actitud vital en un espacio inicialmente competitivo.

Buena película de la época más clásica del cine americano. 

jueves, 19 de diciembre de 2024

EL MISÀNTROP

 

Si el Misántropo de Molière trata sobre un personaje que no tolera la mentira y la hipocresía, las cuales considera se han convertido en lo más habitual de la sociedad y acaba rehuyendo el contacto con los demás para aislarse, eso es un tema imperecedero por lo que la adaptación que han hecho en el Lliure, con la dirección de David Selvas, está muy bien porque respeta la esencia de la obra del autor francés y ofrece un espectáculo teatral muy divertido alejado, en parte, de la obra original.

En esta adaptación, la acción se traslada del siglo XVII al siglo XXI en una discográfica que ha fundado el misántropo Alcestes y que tiene en su mujer, Célimène, su ayudante e impulsora de un festival. Los demás personajes giran en torno al negocio de la música y la discográfica, interpretando en directo algunas canciones. Puede chocar oír como interpretan unas canciones de estilos tan dispares como, por ejemplo, de Albert Pla o Lou Reed, pero les sale bien la apuesta y funciona porque, justamente ayer, coincidimos con que había una nutrida presencia de adolescentes provenientes de alguna clase de Bachillerato y se notó como les gustó mucho la obra.

Si, en la obra clásica, a Alcestes le enseñaban unos versos que eran una basura, aquí es un niño pijo que le hace escuchar una nauseabunda canción ante la cual no puede acabar sino siendo sincero y diciéndole que es una porquería. Luego los enredos de la discográfica se alejarían un poco del original de Molière, aunque se mantiene la incertidumbre en el otro eje de la obra que es la relación amorosa entre Alcestes y Célimène, que en esta versión están casados, para acabar con la soledad del protagonista y su autoexclusión.

La versificación, hecha por Pablo Macho Otero, me ha gustado y buenas interpretaciones de Pol López, Mireia Aixalà y el resto del elenco.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

LA CASUALIDAD

 

Leo en la prensa que Koldo declara que su encuentro con Aldama, en un bar de Madrid y cuando el primero estaba con el jefe de gabinete de la Ministra de Hacienda, fue por casualidad.

Esto me recuerda a aquella escena de El gran combate en la que Wyatt Earp es importunado mientras está jugando al póker con Doc Holiday y otro caballero. Al tener que ausentarse momentáneamente de la partida, deja sus cartas protegidas formando una estructura con un cigarro encima en precario equilibrio y, a pregunta del otro jugador, se establece el siguiente diálogo con Doc Holiday:

-       - ¿Qué pasaría si cayera un poco de ceniza, por casualidad?

-      -   Que Wyatt le pegaría un tiro … por casualidad.  

martes, 17 de diciembre de 2024

DIVORCIO A LA ITALIANA

 

Después de ver en los últimos meses Los girasoles y Los camaradas, compruebo la grandeza de Marcello Mastroianni en una película que hace con otro registro muy diferente al de aquellas: Divorcio a la italiana (1961). El filme de Pietro Germi es una comedia muy divertida y con un Mastroianni estelar en el papel de un decadente barón siciliano empobrecido que, enamorado de su adolescente prima, planea deshacerse de su mujer y, tras ver una noticia en la prensa, cree que puede provocar una situación en la que, con la excusa de salvar su honor por causa de un adulterio de su mujer, pueda asesinarla y obtener una condena benévola por la aplicación de un artículo del Código Penal que suaviza los crímenes si se efectúan por el honor mancillado. Le facilitará la tarea que su mujer, a su vez, tiene como amante a un pintor de un pueblo vecino y huye con él. El pintor está casado y tiene una mujer que también querrá, por la deshonra de que su marido está con otra, asesinarlo por los mismos motivos que el barón. El personaje de Mastroianni es condenado a tan solo tres años de prisión y su estancia en la cárcel se ve favorecida por una amnistía que, comenta el personaje ya que la historia la cuenta en off el propio protagonista, se daba periódicamente en Italia cada tres años. Así que puede volver en poco tiempo a su pueblo, casarse con su prima adolescente y ser feliz. O no.

Germi hace una sátira para retratar la pacata e hipócrita sociedad de un pueblo siciliano, con algunos elementos propios de aquella isla, pero también otros que serían extrapolables al resto de Italia.  Da la impresión de que el pueblo es poco productivo, hay escasa actividad económica, del propio barón no se sabe muy bien cuál es su ocupación laboral pero sí queda claro que la religiosidad está muy presente en aquellos parajes y hay muchas iglesias. En una de ellas, un sacerdote, desde el púlpito, orienta al electorado y aconseja votar a un partido que sea demócrata y cristiano. La política está representada con el local del pueblo del partido democratacristiano, aunque también hay una sección local del PCI, como pasaba en tota Italia.

Toda la película está llena de situaciones de comedia divertidas, destacando cuando el barón compra en Catania un aparato para realizar escuchas y grabaciones con el objeto de poder tener la prueba de la relación adúltera de su mujer, dando lugar a situaciones equívocas y frustrantes. También es muy divertido ver como todo el pueblo acude a una proyección de La dolce vita pese a que el párroco ha desaconsejado a sus feligreses que fueran a ver una película pecaminosa y moralmente corrompida. O el vacío que le hace la población a la familia del barón, una vez ha quedado como cornudo con la huida de su mujer con el pintor, que afecta incluso a su hermana que se ve obligada a romper su compromiso con su novio, un empleado de pompas fúnebres

Germi satiriza la institución del matrimonio, indisoluble en Italia hasta que se votó en el referéndum de 1974 su aprobación, pero también la Iglesia, la Justicia y la población siciliana, compuesta por hombres ociosos y decadentes con mujeres bigotudas, y todos ellos reprimidos sexualmente.  A la mujer del barón, interpretada por la actriz Daniela Rocca, le pintan un bigotillo para afearla pero, en realidad, era un mujer muy guapa que ganó el título de miss Catania en 1953

Mastroianni está genial desde el principio, con pequeños gestos y miradas da talla a su personaje, un cínico que pretende librarse de su mujer acogiéndose al honor cuando él mismo, en esas situaciones que dan lugar a la comedia, es quien favorece en la sombra la relación de ella con el pintor.

Germi da un toque maestro en el final de la película, con el pie de la joven Stefania Sandrelli rozando, mientras besa a Mastroianni, el pie del chico que lleva el timón de la pequeña embarcación de recreo con la que han salido al mar.

Gran comedia del irrepetible Mastroianni.

 

domingo, 15 de diciembre de 2024

OPERACIÓN MIEDO

 

Operación miedo (1966) es una película de Mario Bava que me ha recordado otras películas suyas como La máscara del demonio, una historia de terror gótico con una fotografía que procura unos tonos brumosos a paisajes sombríos, así como le da un tono lúgubre a un caserón donde viven los protagonistas de la maldición que desencadena la historia, así como a un tétrico cementerio en que pasa parte de la acción.

La película empieza con una mujer que está aterrorizada y se empotra contra una verja puntiaguda desangrándose. Llegan un policía y un médico para esclarecer los hechos. La primera sorpresa para el médico es encontrar, al hacer la autopsia, una moneda en el corazón de la víctima. Posteriormente, los recelos de los habitantes hacen que veamos que hay una maldición por culpa de la trágica muerte de una niña de corta edad, fallecida hace unos veinte años, pero que su espectro sigue perturbando la vida de los lugareños e impulsando al suicidio a alguno de sus habitantes. El médico, hombre de ciencia y que desecha las supersticiones, será el último en darse cuenta de que lo racional no puede explicar los macabros hechos que acontecen en aquel maldito lugar. Gracias a una médium, se romperá la cadena de crímenes con la muerte de la madre de la niña.

Lo más destacable es la escenografía, una recreación muy conseguida de un ambiente gótico parecido a los de las películas de la Hammer, pero con una luz aún más espectral. La historia es tópica en este tipo de películas pero, como la película dura solo ochenta minutos, tiene el ritmo adecuado a su densidad argumental. Junto a una realización contenida de Bava, bastante elegante, la película es resultona y un agradable entretenimiento para los seguidores de películas de terror. 

sábado, 14 de diciembre de 2024

Pim, pam, pum... ¡fuego!

 

 

Pedro Olea dirigió en 1975 Pim, pam, pum… ¡fuego!, con guion escrito por Rafael Azcona y el propio Olea. Contó con un reparto de lujo: Concha Velasco, Fernando Fernán Gómez y Josep Maria Flotats.

Es la historia de una corista que, en la década de los 40, conoce en un tren a un maquis que, huyendo de una zona interior, llega a Madrid para recibir una documentación falsa y huir del país con destino a Francia. Se establece una atracción entre ellos y tienen una relación. Pero la corista es asediada por un estraperlista, un hombre sin escrúpulos que la quiere convertir en su querida y le llega a poner un piso. Mientras la corista oculta en el piso al maquis, la llegada imprevista del estraperlista hará que sea agredido y urda una venganza a tono con su vileza.

Lo mejor de la película es la recreación de esa España de los 40. El trabajo escenográfico es muy bueno, muy convincentes esos trenes atestados en los que la policía pasa para requerir la documentación a los viajeros; los locales donde trabajaban las taxi girls; esos cabarés donde actuaban artistas tipo Celia Gámez o esos restaurantes lujosos donde se exhibían los nuevos ricos estraperlistas contrastando con la miseria del piso donde la corista vive con su padre. La banda sonora también nos traslada a esa época, el Tiro-lilo rescatado luego en los 80 por la Radio Topolino Orquesta o el Tatuaje de Concha Piquer.

Fernando Fernán Gómez compone una gran interpretación. Se trata de un villano que no tiene ningún resquicio en sus actuaciones para depositar algún sentimiento que sea bueno, un auténtico sinvergüenza sin ningún escrúpulo, y FFG borda el papel, transmite esa maldad. Buen trabajo también de Concha Velasco, desaparecida hace poco más de un año; y el papel de Flotats no es que esté mal, pero creo que está poco trabajado en el guion. Hubiera sido un papel en el que se hubiera podido profundizar más, queda un poco relegado y FFG se va haciendo el dueño de la película.

Interesante y entretenida.

 

viernes, 13 de diciembre de 2024

PUNTO LÍMITE

 

Punto límite es una película de 1964 que trata sobre los peligros de una guerra nuclear, una cuestión muy en boga en aquellos años de la guerra fría, que luego decayó a finales del siglo XX y principios del XXI pero que ahora, con el conflicto entre Rusia y Ucrania, vuelve a estar de actualidad.

En el marco de la Guerra Fría, un escuadrón de bombarderos es enviado por error a destruir Moscú. Las medidas de seguridad impuestas de antemano en ese tipo de operaciones, en las que se tiene en cuenta que se pueda imitar la voz del presidente, hace que no haya manera de subsanar el error ni siquiera cuando éste (Henry Fonda) llegue a establecer comunicación con uno de los bombarderos. Fonda llega a una solución trágica dado que es inevitable destruir Moscú y hace un trato, a través del famoso teléfono rojo entre los gobiernos ruso y americano, ofreciendo destruir Nueva York a cambio de frenar una escalada militar que desemboque en una mayor destrucción.

La película empieza con un hombre que sueña con un toro al que ya se le ha entrado a matar con la espada y no puede ver el rostro del matador. Ese hombre es un piloto del ejército y el sueño será premonitorio del final trágico de la película. Es un inicio extraño e inquietante, apropiado para entrar en un clima de la película muy tenso pues, desde el principio, la línea argumental queda clara con la escuadra que se ha descoordinado y va por libre rumbo a Moscú. La película consiste en una carrera contrarreloj para evitar el desastre, intentando que sean aviones americanos los que puedan destruir a los cazabombarderos aunque nada logra que éstos se desvíen de su objetivo.

Fonda, en una gran interpretación, afronta el dilema moral de sacrificar a una ciudad de varios millones de habitantes para no provocar una escalada de decenas de millones de muertos y estragos en todo el planeta. En sus tensas conversaciones con su homólogo ruso a través de un intérprete, Fonda entiende la postura de los rusos como sucedería en el caso contrario, ante un ataque así no cabe otra solución que una respuesta armada. El problema es pensar hasta dónde ha de llegar una represalia. Mientras Netanyahu ha matado a 40 o 50 personas por cada una de las víctimas de los ataques de Hamas en octubre de 2023, el personaje de Fonda estima “razonable” cambiar la capital rusa por la ciudad de los rascacielos.

Pero, en los cuadros de mando americanos, hay gente, como un hombre de ciencia que interpreta Walter Mathau que, aprovechando el error, creen que entonces hay que seguir adelante y atacar más, destruir totalmente al enemigo antes que pueda reaccionar. Así que el presidente es un moderado en comparación con otros americanos que no se amedrentan ante el choque nuclear. 

Dirigida con oficio por Sidney Lumet, la película transmite una gran tensión durante todo el rato y se convierte en un buen, aunque inquietante, entretenimiento. 

jueves, 12 de diciembre de 2024

EL TARTUFO

 

 Un letrero antes de la película informa que, de las copias puestas en su día en circulación, la alemana está perdida y se ha optado por editar la película siguiendo la copa americana, la que mejor se ha conservado hasta nuestros días. Una lástima porque parece que, en su montaje, la copia alemana era la que había controlado más Murnau.

El Tartufo (1925) de Murnau es un ejercicio de cine dentro del cine. La película empieza con una manipuladora criada que quiere influir en su adinerado amo para que, desheredando a su nieto que es el pariente consanguíneo más próximo, le deje a ella su fortuna. El nieto, para desenmascarar a esa criada, se disfraza y se hace pasar por un cineasta ambulante que se presenta en casa de su abuelo para exhibir una película. Se trata de una versión de El tartufo de Molière, abreviada respecto a la obra del dramaturgo francés al eliminar muchos personajes secundarios, pero no en cuanto a su esencia, mostrando al hipócrita y falso santurrón Tartufo que tiene dominado a Orgon, un hombre totalmente ciego al no percibir la verdadera naturaleza del impostor a pesar de los consejos de su mujer. Cuando el Tartufo es desenmascarado y acaba el filme que proyecta el nieto, también se resolverá de igual modo su contencioso con la hipócrita criada.

De narración muy ágil y buscando efectos con la cámara al modo expresionista con angulaciones y encuadres, la película me ha parecido un festival absoluto de Emil Jannings interpretando al hipócrita Tartufo, beato y puritano cuando está con Orgon, lascivo y rijoso cuando está con su mujer. Solo ver la actuación de Jannings ya justificaría la película con su interpretación bestial. Actor de brutal expresividad en el cine mudo, también demostró en El ángel azul su adaptación al sonoro. Jannings es uno de los mejores actores de la historia del cine.

Aunque con menos impacto en la historia del cine que Nosferatu o Amanecer, el Tartufo de Murnau es una gran película, innovadora en su momento y moderna incluso hoy en día adaptando el clásico de Molière. 

martes, 10 de diciembre de 2024

LA AMARGURA DEL GENERAL YEN

 

Frank Capra dirigió varias películas para Columbia Pictures antes de tener un gran éxito con Sucedió una noche (1934), que le situó como uno de los directores más afamados de Hollywood hasta la II Guerra Mundial. Un par de años antes de aquella oscarizada película, dirigió La amargura del general Yen, con una joven y guapa Barbara Stanwick y un actor danés de origen sueco, Nils Ashter, haciendo de general chino.

La trama se sitúa en Shangai durante la guerra civil china en la década de los años veinte. Megan Davis (Stanwick) se va a casar con su novio, el doctor Robert Strike, un misionero que cuando se entera que unos niños están en peligro interrumpe la ceremonia para ir a protegerlos. Megan insiste en acompañarle pero, en un momento de confusión por los turbulentos episodios que pasan en Shangai, se separan y ella va a parar al tren del general Yan, un señor de la guerra. Llegan al palacio del general, en el que hay también un americano compatriota de Megan que es su asesor financiero.

En el palacio, Megan ve la brutalidad de unas ejecuciones y el general cambia el lugar de éstas en deferencia a su joven rehén a la que promete liberar. A pesar de que Megan no quiere tener contacto con el brutal general, accede a cenar con él, con su concubina y con uno de sus capitanes. Justamente esa concubina y el capitán traicionan al general robándole la fortuna que había atesorado gracias al asesor americano y queda en una posición muy débil, abandonado por sus mercenarios soldados y sirvientes. El general se ha convertido en un perdedor, pero se ha humanizado a ojos de Megan e incluso se ha enamorado de él. Mientras el general se prepara una taza de té envenenada, aparece Megan vestida con ropas de cortesana china dispuesta a servirle como una concubina. Pero Yen, aunque se ha sentido atraído por la chica durante toda la película, ha decidido poner fin a su vida viendo que está acabado dentro de la turbulenta guerra civil.

Fue una de las películas preferidas de Capra, pero tuvo muchos problemas para su exhibición pues no estaba nada bien visto un amor interracial entre una joven americana y un chino. Además, la película es muy atrevida pues, a medio metraje, la joven se queda dormida y tiene un sueño erótico con el general, que la besa apasionadamente. Todo ello originó protestas, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido que perjudicaron la recepción comercial del filme.

La película funciona muy bien más de ochenta años después de su estreno. Capra ya estaba muy fogueado al haber hecho películas en el período del cine mudo y, con un inicio trepidante, la película va creciendo hasta un apoteósico final por lo que se refiere a la relación entre los dos protagonistas, con dramático suicido incluido. Stanwick, con unos 26 años en el momento de realización del filme y gracias a la dirección de Capra, está muy guapa, como nunca la había visto en una película exceptuando su papel cargado de erotismo y maldad de Perdición.

Probablemente esta película no se hubiera podido rodar con el Código Hays que se empezó a aplicar en 1934. No fue el caso y hoy tenemos una película que explica una historia de amor imperecedera, con algunos elementos en su narración avanzados para su época y que no han perdido fuelle viendo ahora la película. 

lunes, 9 de diciembre de 2024

LA VOZ. POR QUÉ IMPORTA SINATRA.

 

Pete Hamill no escribió con La voz. Por qué importa Sinatra una biografía al uso, que recorriera toda la vida del cantante a lo largo de sus 82 años de vida, sino que destacó los trazos más importantes para él a la hora de definir a un hombre como Sinatra, del cual fue amigo en la madurez del cantante pues se llevaban veinte años. En primer lugar, Hamill hace un retrato de Sinatra como un hombre que, al contrario que en sus primeros años, llega a tener buenas relaciones con periodistas como él, de la costa Este. Y ese retrato es el de un hombre al que califica de gran lector, aficionado a la pintura con algunas obras propias, seguidor de deportes como boxeo o beisbol, gran bebedor y, por supuesto, mujeriego. Un hombre con el que, sin llegar a tener una amistad íntima, sí llega a establecer una buena relación de amistad.

Para Hamill, Sinatra es uno de los italoamericanos más importantes del siglo XX porque, junto a Joe DiMaggio y Fiorello Laguardia, conforman los ejemplos de hijos de inmigrantes italianos que triunfan en América y dejan atrás la estigmatización en que una gran parte de la sociedad americana los tenía. Sinatra tenía presente esa estigmatización en episodios que quedaron en la memoria de los inmigrantes italianos, como un linchamiento que se produce en 1891 asaltando una prisión en Nueva Orleans al haber sido exonerados de culpa unos italoamericanos acusados de asesinar a un policía corrupto. Un linchamiento que, en la descripción que hace Hamill, recuerda el que ocurre en Furia, la película de Fritz Lang. Aunque eso sucediera mucho antes que Sinatra naciera, era algo que tenían presente los italoamericanos y también explica la sinceridad que tuvo al favorecer la lucha de los derechos civiles de la población negra. Él se había sentido de una minoría ninguneada, cuando no vejada, por los WASP.

Hamill nos habla de los padres y abuelos de Sinatra, provenientes de Sicilia por parte paterna y Génova por la materna. Luego recorre los inicios del cantante, su ascenso en los años de la II Guerra Mundial y su crisis a finales de los años 40. Desde que empieza a cantar, trabaja duro haciendo que el micrófono fuera el instrumento de su voz, se foguea en las orquestas de Harry James y Tom Dorsey y llega a Hollywood con un contrato en la MGM. Pero, llegado a esos últimos años de los 40, queda relegado en las listas de éxitos, sus fans se han hecho mayores, surgen nuevas modas, su vida personal es turbulenta tras separarse de su primera mujer y casarse con Ava Gardner, e incluso llega a perder durante un tiempo la voz por una afección. Y, contra pronóstico, remonta el vuelo. En una pequeña compañía de discos, Capitol, encuentra a Nelson Riddle, al que Hamill dedica unas páginas explicando su vida, porque es clave en el despegue de Sinatra. Sus arreglos de canciones, que en muchos casos ya había cantado Sinatra, hace que suenen nuevas y conecten con la figura del artista. Combinando de forma perfecta el ritmo adecuado, con partes suaves o altisonantes, alegres o tristes, la voz de Sinatra contagia emoción, nostalgia, soledad, vigor, ternura, felicidad, excitación, …

Con todo ello, Sinatra configura una nueva masculinidad que Hamill explica así: Sinatra encontró paulatinamente un camino para filtrar la ternura dentro de su actuación sin dejar de ser masculino. Cuando finalmente tomó las riendas de su propia carrera, perfeccionó el papel de Tierno Tipo Rudo legándolo a varias generaciones de estadounidenses. Ese arquetipo no existía antes de él en la cultura popular americana. Esa es una de las razones por las que sigue importando: Frank Sinatra creó un nuevo modelo para la masculinidad estadounidense. Como señala en otra parte del libro, Sinatra empieza teniendo más admiradoras que admiradores ( es, tal vez, el primer cantante que provoca y sufre el fenómeno de las fans, chicas que hacen colas kilométricas para asegurarse entrar en sus conciertos), pero acaba teniendo más admiradores que admiradoras. Se ganó a todos los públicos.

Hamill se para aquí, tras los éxitos con Capitol y la mejoría en su posición de actor en Hollywood tras De aquí a la eternidad. Como dice el autor: Todo lo que vino con el regreso – el Rat Pack, la fanfarronería, la arrogancia, la fortuna creciente, los cortesanos – es a fin de cuentas poco relevante.

Lo que importa es un italoamericano al que todos quieren parecerse en los EEUU y en medio mundo, que conecta con unas reivindicaciones decentes en la lucha por los derechos civiles, que estando en el pozo resurge hasta llegar a la cima y, como dice Hamill, al final, su expresión más perdurable está en esa música. 

sábado, 7 de diciembre de 2024

BAHÍA NEGRA

 

 

Bahía negra es una de las colaboraciones, fuera del género western, que hicieron Anthony Mann y James Stewart. Contó con la guapa Joanne Dru como protagonista femenina, así como destacados papeles secundarios para Dan Duryea y Gilbert Roland.

Dos licenciados de la II Guerra Mundial (Stewart y Duryea) llegan a un pueblo costero de Luisiana sin un duro, pero con la intención de encontrar petróleo en la zona marítima. Logran convencer a una empresa petrolera que empieza a adelantar dinero para construir una plataforma, aunque empiezan a haber problemas con los pescadores de la zona, entre los que se cuenta Roland, ya que creen que la explotación petrolífera perjudica la pesca del langostino. Joanne Dru es la hija de un pescador y, mientras su hermana se enamora de Duryea, ella lo hará de Stewart.

Con este argumento, Mann construye una película que es muy amena si bien se queda lejos de las mejores colaboraciones que hizo con Stewart. Uno de los aspectos más atractivos de los westerns que hicieron juntos era la personalidad de los héroes que interpretaba Stewart, en realidad más bien unos antihéroes en los que podíamos ver tipos torturados interiormente, deseosos de venganza, desequilibrados emocionalmente, antisociales o materialistas. Cada uno de los papeles de Stewart tenía alguna o más de una de estas características que le hacían componer personajes muy interesantes y moralmente ambiguos al margen de la resolución final de las tramas. En cambio, aquí Stewart interpreta a un tipo muy decidido en cuando a su obstinación por encontrar petróleo en el mar, pero sin la complejidad interior de aquellos personajes de los westerns.

Además, pese a que aquí Duryea está simpático, al igual que Roland, no hay personajes secundarios tan potentes como los de los westerns. No hay personajes con la entidad de un Robert Ryan en Colorado Jim, Stephen Mac Nelly en Winchester 73, Arthur Kennedy en Horizontes lejanos o John MacIntyre en Tierras lejanas. Incluso, en cuanto a personajes femeninos, están construidos de manera mucho más atractiva la Janet Leigh de Colorado Jim o la Ruth Roman de Tierras lejanas en relación con el personaje que interpreta aquí Joanne Dru.  

A diferencia de aquellos westerns, aquí la resolución no es ambigua, un happy end en toda regla cuando, después de diversas idas y venidas entre los personajes, Stewart y Duryea acaban felices con Dru y su hermana.

Agradable película pero que, inevitablemente, comparamos con los westerns de la dupla Mann-Stewart y tiene menos nivel.

viernes, 6 de diciembre de 2024

CAMBOYA 1978

 

No he visto ninguna película de Rithy Panh hasta el reciente estreno de Camboya 1978. Parece que este hombre, nacido en 1964, y que sufrió en carne propia el régimen de los jémeres rojos, ha dedicado casi toda su obra, en documentales y películas, a narrar uno de los regímenes genocidas más bestias del siglo XX. Aunque cuantitativamente liquidar un millón y medio de personas no era mucho en comparación con Stalin o Hitler, hacerlo en un país con una población de unos siete millones sí convierte a Pol Pot, el líder del régimen, en uno de los mayores genocidas de la Historia.

Tres periodistas franceses llegan a Camboya tras recibir una invitación del régimen de los jémeres rojos.  Se trata de dos hombres y una mujer. Uno de ellos ha tenido contacto previo con los jémeres e incluso tiene de ellos una opinión favorable.

Para los periodistas, su estancia se convertirá en una peligrosa aventura. A pesar de que la visita oficial los guía por donde sus anfitriones quieren ir mostrándoles una parte del país, la verdad del país les llegara igualmente a sus ojos. La reacción más visceral de uno de los periodistas provocará su desaparición. Posteriormente, al final de la película, tendrán los dos supervivientes una entrevista con el mismísimo Pol Pot. El periodista de ideología comunista que, cuando empieza la película, ve con buenos ojos el régimen acaba decepcionado ante lo que ve y lo que dice Pol Pot en la entrevista.

Pahn usa figuras de barro, del tamaño de un play mobil, para narrar el horror del régimen y sus excesos, así como documentales de la época que inserta en el filme. Por ello, la película tiene un tono semidocumental. Dentro de esa parte documental se ven las calles desiertas de Nom Pen, la capital del país, que el régimen, en su locura, evacuó para enviar a la gente a vivir en comunas situadas en el campo para conformar esa sociedad sin clases

La película me ha parecido interesante pero, uno de los hándicaps, es que los protagonistas no me han despertado mucho interés. Tampoco parece que se haya puesto esmero en su presentación y constituyen personajes poco atractivos, meros intermediarios para lo que Pahn quiere explicar sobre el régimen de los jémeres. La película es efectiva en ese sentido de tomar conciencia de los horribles crímenes de aquella utopía de comunismo agrario aunque, desde un punto de vista cinematográfico, su interés es limitado

jueves, 5 de diciembre de 2024

EL DÍA Y LA HORA

 

Siguiendo con películas sobre la Resistencia francesa tras ver El silencio del mar, veo El día y la hora (1963), dirigida por René Clement y con Simone Signoret y Stuart Whitman como protagonistas.

Tres aviadores aliados caen sobre la Francia ocupada y son buscados por los alemanes. Teresa (Simone Signoret) necesita volver a París y los trenes están bloqueados buscando a los aviadores. Entonces, un camionero (Michel Piccoli) le ofrece llevarla en un camión que transporta ganado pero, en realidad, es un miembro de la Resistencia que oculta a los aviadores. Sin pretenderlo, una vez llegados a París, Teresa ayudará a uno de los aviadores llamado Allan (Stuart Whitman), con el que cruzará media Francia en tren mientras son perseguidos por la Gestapo y ella es confundida con una persona importante de la Resistencia. A pesar del afecto y atracción que ha surgido entre ellos, las turbulencias de una época en que se desarrolla una guerra no permitirán que los personajes acaben juntos.

Clement tocó varias veces el tema de la Resistencia en sus películas. Es mucho más interesante una película anterior titulada Juegos prohibidos que vi hace unos meses, con buenas escenas bélicas al bombardear una columna de refugiados y una historia más trágica protagonizada por unos niños, inocentes espectadores de un conflicto tan horroroso, que me dejó un mejor recuerdo como espectador. En El día y la hora todo es bastante previsible, los personajes van sorteando dificultades, pero todo discurre sin que pasen cosas muy interesantes ni aparezcan personajes que dejen huella, salvo el papel de Piccoli que desaparece pronto y del que luego se da cuenta que ha sido atrapado por la Gestapo. La película es entretenida y tiene sus mejores escenas en las que se desarrollan en el expreso París-Toulusse cuando los protagonistas son acosados por la Gestapo. El mejor activo del filme es la presencia de una grande como Simone Signoret. Más justita es la interpretación de Stuart Whitman, un actor eficaz en westerns o cine bélico, pero más limitado en un papel dramático como el que le toca interpretar aquí.

Entretenida pero irregular.

miércoles, 4 de diciembre de 2024

SOBRE LA TIRANÍA

 

Leo Sobre la tiranía, veinte lecciones que aprender del siglo XX, de Timothy Snyder, catedrático de Historia de la Universidad de Yale. Sus veinte lecciones consisten en explicar episodios del siglo XX, sobre todo relacionados con el régimen estalinista y nazi, para alertar de que podemos volver a caer en errores de décadas pasadas en el siglo XXI. Si el período de entreguerras supuso el derrumbamiento material de las democracias liberales ( Italia o Alemania) o moral (Francia), además de la instauración de la dictadura comunista en 1917 en Rusia, bien pudiéramos estar en un proceso parecido.

El libro, muy ameno, está escrito en 2017. Si bien Snyder no llega a escribir su nombre, hace numerosas referencias a Trump teniendo muy fresca la campaña electoral de 2016 y su toma de posesión en enero de 2017, explicando sus numerosísimas mentiras, el veto de periodistas en sus mítines, los insultos hacia sus rivales, etc. El libro hace un certero análisis de los peligros a los que nos enfrentamos en los próximos años, pero se quiere agarrar a la esperanza que las democracias, al contrario de lo que pasó en el período de entreguerras, no se desmoronen y se conviertan en regímenes populistas, fascistas y autoritarios. El problema es que los escasos ocho años desde que el libro fue escrito no han hecho otra cosa que empeorar la situación. El innombrable Trump ha vuelto a ganar, parece que puede tener las manos libres para enfocar de una manera diferente y más nociva su presidencia; y tenemos una guerra en la misma Europa, que en febrero llegará a su tercer año con participación exótica, pero preocupante, de norcoreanos y hutíes del Yemen; además de otro conflicto en Oriente Medio que se ha recrudecido. Ayer mismo, en lo que parecía una democracia relativamente asentada como Corea del Sur, hubo un confuso intento de asonada. Sumémosle la inestabilidad actual en las dos principales economías de la Eurozona: Alemania y Francia, con partidos de extrema derecha potentes. Definitivamente, vamos a peor.

Me gustaría aplicar en la práctica algunas de las las lecciones, pero no puedo. En la tercera lección encabeza el capítulo diciendo: Cuidado con el Estado del partido único y luego recomienda: Así pues, apoya el sistema multipartidista y defiende las normas de las elecciones democráticas. Vota en las elecciones locales y estatales siempre que puedas.

Los partidos políticos, como leía este fin de semana en un artículo, son todos unas sectas, oficinas de colocación de palmeros reconvertidos a incompetentes diputados de un parlamento o concejales de algún ayuntamiento, cuando no comisionistas espabilados medrando por donde haya dinero público. Un ejemplo es el congreso de este fin de semana del PSOE en Sevilla. Salió aclamada la catedrática Begoña. Para estos casos, siempre hay que hacer uso de la frase del gran Bernd Schuster: no hase falta desir nada más

Me es ya imposible votar a ningún partido cuando se convoquen las próximas elecciones generales. Lo siento por Snyder, pero si viviera en España igual también se abstendría

lunes, 2 de diciembre de 2024

LA HORA DEL DESTINO

 

Leo la que creo es la cuarta entrega de la biografía novelada que Antonio Scurati ha escrito sobre la vida de Benito Mussolini, titulada La hora del destino. En esta ocasión, el período que abarca el libro va desde el verano de 1940, con la entrada de Italia en la guerra, hasta julio de 1943, siendo el último hecho referido la detención de Mussolini y su puesta bajo arresto el mismo día que el rey le destituye como jefe de gobierno y lo sustituye por el mariscal Badoglio.

Es evidente que Mussolini no tenía ni idea del potencial real del ejército italiano. El ridículo que hacen es espantoso. En el norte de Italia, un ejército como el inglés que no pasaba por su mejor momento les hace replegarse en 1940 hacia Túnez a través de la costa libia, librándose batallas en las que los soldados capturados se cuentan por millares. Peor va la cosa en Grecia, atacada en 1941 desde Albania en una campaña desastrosa, cuando el modesto ejército griego realiza un contraataque y devuelve a los italianos a sus dominios en Albania. Y la participación de Italia en el frente oriental ruso fue igualmente desastrosa, ni tenían el equipamiento adecuado, ni ninguna moral de combate en gente que luchaba a miles de kilómetros de sus casas por una causa en la que no creían. Por otra parte, los altos mandos eran negligentes, se habían bregado en guerras de bajo nivel ante las poblaciones autóctonas de Libia y Etiopía, ganando porque contaban con una superioridad absoluta militar y dedicándose a cometer algunas atrocidades que incluían el uso de armas químicas.

Mussolini está siempre impaciente y, ante los éxitos alemanes, no quiere quedarse atrás con lo que arrastra al país hacia el más completo desastre. Quiere estar junto a los alemanes en la derrota de Francia y luego, pensando que la campaña en Rusia será corta, en la derrota final de los comunistas contra los que llevaba más de veinte años luchando. Con un complejo de inferioridad ante Hitler, se embarca en la aventura de atacar en África y Grecia con un resultado desastroso y obligando a los alemanes a actuar militarmente para conquistar Grecia y llevar a las fuerzas británicas a tan solo 100 kilómetros de Alejandría. Todo ello no hace más que acentuar la dependencia de los alemanes y la pérdida de cualquier iniciativa estratégica mínimamente racional que llevara a minimizar los riesgos de meterse en semejantes empresas. Sus  encuentros con Hitler, el último el 19 de julio de 1943, son cada vez más el de alguien que despacha con su subalterno. 

El retrato personal que hace Scurati de esta época es el de un hombre que ha iniciado su declive, tanto físico como político. Próximo a los 60 años, la marcha de la guerra, muy adversa ya en 1943, y sus frecuentes problemas gástricos minan su salud, aunque siga teniendo como amante a la fiel Clara Petacci, treinta años más joven. A pesar de controlar los aparatos del Estado, no es capaz de prever el golpe de ser destituido por el Gran Consejo del Fascismo, órgano que no se convocaba desde 1939 y en el que uno de sus mayores aduladores en el pasado, Dino Grandi, introduce en el orden del día la votación para su destitución que se decide por 19 votos contra 7. Ni siquiera entonces es capaz de presagiar que, en su visita al rey al día siguiente, éste lo destituirá como jefe de gobierno.

Una parte que no conocía y que relata el libro es la actuación de los italianos en Eslovenia. Con casi todos los Balcanes controlados por los alemanes y estados satélites, a los italianos les corresponde administrar lo que ahora es Eslovenia. Las barbaridades que cometen allí, dando un trato de colonos a los eslovenos y tratando de reprimir a los partisanos, son de la misma naturaleza que las cometidas por otros ejércitos en la II Guerra Mundial.

Esperaremos a la última entrega en la que Mussolini acabó de forma más patética siendo un títere, y absoluto, de Hitler. 

CADENAS ROTAS

  Veo Cadenas rotas (1946) de David Lean, adaptación de Grandes esperanzas de Dickens. Como no he leído la novela, no puedo comparar, pero...