martes, 17 de diciembre de 2024

DIVORCIO A LA ITALIANA

 

Después de ver en los últimos meses Los girasoles y Los camaradas, compruebo la grandeza de Marcello Mastroianni en una película que hace con otro registro muy diferente al de aquellas: Divorcio a la italiana (1961). El filme de Pietro Germi es una comedia muy divertida y con un Mastroianni estelar en el papel de un decadente barón siciliano empobrecido que, enamorado de su adolescente prima, planea deshacerse de su mujer y, tras ver una noticia en la prensa, cree que puede provocar una situación en la que, con la excusa de salvar su honor por causa de un adulterio de su mujer, pueda asesinarla y obtener una condena benévola por la aplicación de un artículo del Código Penal que suaviza los crímenes si se efectúan por el honor mancillado. Le facilitará la tarea que su mujer, a su vez, tiene como amante a un pintor de un pueblo vecino y huye con él. El pintor está casado y tiene una mujer que también querrá, por la deshonra de que su marido está con otra, asesinarlo por los mismos motivos que el barón. El personaje de Mastroianni es condenado a tan solo tres años de prisión y su estancia en la cárcel se ve favorecida por una amnistía que, comenta el personaje ya que la historia la cuenta en off el propio protagonista, se daba periódicamente en Italia cada tres años. Así que puede volver en poco tiempo a su pueblo, casarse con su prima adolescente y ser feliz. O no.

Germi hace una sátira para retratar la pacata e hipócrita sociedad de un pueblo siciliano, con algunos elementos propios de aquella isla, pero también otros que serían extrapolables al resto de Italia.  Da la impresión de que el pueblo es poco productivo, hay escasa actividad económica, del propio barón no se sabe muy bien cuál es su ocupación laboral pero sí queda claro que la religiosidad está muy presente en aquellos parajes y hay muchas iglesias. En una de ellas, un sacerdote, desde el púlpito, orienta al electorado y aconseja votar a un partido que sea demócrata y cristiano. La política está representada con el local del pueblo del partido democratacristiano, aunque también hay una sección local del PCI, como pasaba en tota Italia.

Toda la película está llena de situaciones de comedia divertidas, destacando cuando el barón compra en Catania un aparato para realizar escuchas y grabaciones con el objeto de poder tener la prueba de la relación adúltera de su mujer, dando lugar a situaciones equívocas y frustrantes. También es muy divertido ver como todo el pueblo acude a una proyección de La dolce vita pese a que el párroco ha desaconsejado a sus feligreses que fueran a ver una película pecaminosa y moralmente corrompida. O el vacío que le hace la población a la familia del barón, una vez ha quedado como cornudo con la huida de su mujer con el pintor, que afecta incluso a su hermana que se ve obligada a romper su compromiso con su novio, un empleado de pompas fúnebres

Germi satiriza la institución del matrimonio, indisoluble en Italia hasta que se votó en el referéndum de 1974 su aprobación, pero también la Iglesia, la Justicia y la población siciliana, compuesta por hombres ociosos y decadentes con mujeres bigotudas, y todos ellos reprimidos sexualmente.  A la mujer del barón, interpretada por la actriz Daniela Rocca, le pintan un bigotillo para afearla pero, en realidad, era un mujer muy guapa que ganó el título de miss Catania en 1953

Mastroianni está genial desde el principio, con pequeños gestos y miradas da talla a su personaje, un cínico que pretende librarse de su mujer acogiéndose al honor cuando él mismo, en esas situaciones que dan lugar a la comedia, es quien favorece en la sombra la relación de ella con el pintor.

Germi da un toque maestro en el final de la película, con el pie de la joven Stefania Sandrelli rozando, mientras besa a Mastroianni, el pie del chico que lleva el timón de la pequeña embarcación de recreo con la que han salido al mar.

Gran comedia del irrepetible Mastroianni.

 

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