Bahía negra es una de
las colaboraciones, fuera del género western, que hicieron Anthony Mann y James
Stewart. Contó con la guapa Joanne Dru como protagonista femenina, así como
destacados papeles secundarios para Dan Duryea y Gilbert Roland.
Dos licenciados de la II Guerra
Mundial (Stewart y Duryea) llegan a un pueblo costero de Luisiana sin un duro,
pero con la intención de encontrar petróleo en la zona marítima. Logran
convencer a una empresa petrolera que empieza a adelantar dinero para construir
una plataforma, aunque empiezan a haber problemas con los pescadores de la zona, entre los
que se cuenta Roland, ya que creen que la explotación petrolífera perjudica la
pesca del langostino. Joanne Dru es la hija de un pescador y, mientras su
hermana se enamora de Duryea, ella lo hará de Stewart.
Con este argumento, Mann
construye una película que es muy amena si bien se queda lejos de las mejores
colaboraciones que hizo con Stewart. Uno de los aspectos más atractivos de los
westerns que hicieron juntos era la personalidad de los héroes que interpretaba
Stewart, en realidad más bien unos antihéroes en los que podíamos ver tipos
torturados interiormente, deseosos de venganza, desequilibrados emocionalmente,
antisociales o materialistas. Cada uno de los papeles de Stewart tenía alguna o más de una de estas
características que le hacían componer personajes muy interesantes y moralmente
ambiguos al margen de la resolución final de las tramas. En cambio, aquí
Stewart interpreta a un tipo muy decidido en cuando a su obstinación por
encontrar petróleo en el mar, pero sin la complejidad interior de aquellos
personajes de los westerns.
Además, pese a que aquí Duryea
está simpático, al igual que Roland, no hay personajes secundarios tan potentes
como los de los westerns. No hay personajes con la entidad de un Robert Ryan en
Colorado Jim, Stephen Mac Nelly en Winchester 73, Arthur Kennedy
en Horizontes lejanos o John MacIntyre en Tierras lejanas.
Incluso, en cuanto a personajes femeninos, están construidos de manera mucho
más atractiva la Janet Leigh de Colorado Jim o la Ruth Roman de Tierras
lejanas en relación con el personaje que interpreta aquí Joanne Dru.
A diferencia de aquellos
westerns, aquí la resolución no es ambigua, un happy end en toda regla cuando,
después de diversas idas y venidas entre los personajes, Stewart y Duryea
acaban felices con Dru y su hermana.
Agradable película pero que,
inevitablemente, comparamos con los westerns de la dupla Mann-Stewart y tiene
menos nivel.
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