domingo, 30 de junio de 2024

JUHA

 

Si Kaurismaki ya había hecho películas con escasos diálogos y en que la historia se explicaba perfectamente a través de las imágenes, radicalizó su propuesta en Juha (1999), una película muda, en blanco y negro, que parece rodada en el Hollywood de los años 20.

Se trata de una historia melodramática. En una granja viven el protagonista, Juha, un hombre tullido, apacible y bonachón junto a una mujer más joven que él, Marja. Ambos viven una vida feliz en un medio rural, trabajando en la granja y vendiendo sus productos en el mercado de un pequeño pueblo. Entonces aparece en un descapotable un tipo de aspecto siniestro, próximo a los sesenta años y con el poco pelo que le queda engominado y peinado hacia detrás estilo Rafa Yuste. Se llama Shemekka y aparece en la granja porque su vehículo está averiado, ofreciéndose Juha amablemente para ayudar en la reparación. Shemekka empieza a tirarle los trastos a Marja, diciéndole que aquello no es vida para ella y que está encerrada como si estuviera en una jaula. En principio no tiene éxito y abandona el lugar, pero luego vuelve y, esta vez sí, Marja huye con él.

Marja pronto de desengaña sobre qué clase de tipo es Shemekka. Resulta que es un hampón, metido en negocios turbios, con amigos poco recomendables y que, además, se dedica al proxenetismo. Mientras Juha se consume en la granja desconsolado en su soledad, Marja no lo pasa nada bien secuestrada por esa banda peligrosa capitaneada por Shemekka. Marja logra escapar, pero se desmaya en el andén de una estación y resulta que está embarazada. Vuelve con la banda de delincuentes, pasa un tiempo, tiene la criatura y, al final, Juha se presenta en la ciudad con un hacha para ajustar cuentas con Shemekka.

La película está bien, avanza a buen ritmo y Kaurismaki domina los resortes de la narrativa no necesitando de diálogos para dar intensidad a la historia. Pero me ha gustado menos que otras obras del director finés. Un aspecto que me gusta mucho de otras películas es el sentido del humor, aquí casi totalmente ausente. También me gusta la banda sonora de sus otras películas, abarcando muchos estilos musicales y mezclando bien con la historia mientras que aquí es un tipo más clásico tipo años 20. Otra cosa que me gusta de Kaurismaki en sus otras películas es mostrar gente proletaria, a veces casi marginal, en esos espacios urbanos desangelados de Helsinki mientras aquí no hay ese interés en los lugares en que tiene lugar la película: la granja y el piso donde está la banda de hampones. Tampoco me parece muy interesante la historia ni demasiado original; Kaurismaki tiene películas en que las historias son mucho más interesantes, más ricas en personajes, con más matices y con una clara conciencia social aquí mucho más débil. 

Siempre suele haber un guiño cinéfilo en sus películas. Aquí, cuando Juha denuncia la desaparición de Marja y el policía le dice que no puede hacer nada si se ha ido, como así ha sido, por voluntad propia; en la pizarra del despacho de una comisaría está escrito: Arrest this man, Samuel Fuller.

Película agradable de ver, pero inferior a otras del director finés

miércoles, 26 de junio de 2024

MIL OJOS ESCONDE LA NOCHE (I)

 

Ha tardado casi treinta años Juan Manuel De Prada en retomar las aventuras de Fernando Navales, el antihéroe protagonista de Las máscaras del héroe, pero la espera ha valido la pena y Mil ojos esconde la noche es una obra sobresaliente que me provoca las ganas de volver a leer la primera parte pues casi tres décadas es mucho tiempo y mis recuerdos se difuminan. Mil ojos esconde la noche se divide en dos novelas, la recientemente publicada La ciudad sin luz, que ahora he terminado, y Cárcel de tinieblas, que parece estará en las librerías a finales de este año. Así que esperamos aparezca pronto.

Si en Las máscaras del héroe se contaban las aventuras de Navales, junto a la bohemia madrileña de las primeras décadas del siglo XX, hasta el estallido de la Guerra Civil, en esta nueva novela se explica su estancia en París desde el año 1940 a 1944. Por tanto, quedaría por escribir la historia del personaje durante la guerra civil. De Prada no descarta escribir una novela que completaría todos los años de las aventuras del personaje, pero también cree que, tal como está el panorama en España, podría acabar en la cárcel.

La acción empieza con Navales en París unas semanas antes de la entrada de los alemanes en París. El prólogo es una carta, fechada el 5 de junio de 1940, de Pedro Urraca, agregado policial de la Embajada española en París, al Conde de Mayalde, Director General de Seguridad. En esa misiva, Urraca da cuenta de la necesidad de atraer a un grupo de exiliados españoles en París, mayormente artistas, a la causa nacional por razones propagandísticas y como, al pensar en una persona zalamera y sin escrúpulos, ha dado con Navales, hasta entonces un oscuro periodista adscrito a la Delegación de Falange en París y dedicado a labores subalternas.

Así, un Navales que sigue teniendo presente a Pedro Luis de Gálvez en sus pesadillas, encuentra su gran oportunidad al aceptar el encargo de atraer y buscar colaboración para las actividades de Falange de un grupo de exiliados españoles que pasan penurias en la ciudad ocupada por los alemanes. Al menos durante estos dos años que abarca esta primera parte de la novela, coincidentes con el auge del poderío militar germano, Navales se convierte en un hombre poderoso, capaz de conseguir visados o salvoconductos, lo que le permite mediar, chantajear y manipular a parte de la colonia española en la capital parisina. Escribe regularmente en Arriba, con todo lo que ello implicaba al hablar bien o mal de alguien, y también como crítico de arte, pero aquí utilizando a un negro, Sebastián Gasch, un miembro de la colonia catalana en París a los que Navales dedica especial atención. Y tiene buenas relaciones con los alemanes de los que también obtiene marcos a cambio de hacer labores de espionaje.

De Prada ha manifestado haber realizado una brutal labor de documentación en muchísimos archivos y, por tanto, su novela, aun siendo ficción, contiene mucha verdad cuando habla de personajes históricos como Gregorio Marañón, Cesar González Ruano, Serrano Suñer o Pablo Picasso. Por ejemplo, es verdad que un Marañón que buscaba a toda costa reconciliarse con el régimen franquista vio aparecer en 1942 un escrito atribuido falsamente a él y que le perjudicaba. El hecho es cierto y, en la novela, es el desalmado Navales quien efectúa la infame tarea.

Por otro lado, la percepción de Navales es que Francia se rinde sin oponer una seria oposición militar, sobre todo dada la importancia de su ejército, convive relativamente cómoda con los alemanes (el primer atentado contra un soldado alemán en la zona ocupada es posterior a la declaración de guerra de Hitler a la URSS) y el antisemitismo también existía en la sociedad francesa y Vichy legisló en ese sentido.

De Navales se podrían decir toda una serie epítetos desfavorables: malvado, vil, indeseable, cretino, miserable, … pero es, sobre todo y porque él mismo lo dice con frecuencia a lo largo de la novela, un resentido. No deja de ser, a pesar de su aguda lucidez, un personaje de baja categoría en el entramado de los círculos de poder franquistas, necesitando siempre a un padrino al que servir. Y muestra su desprecio por casi todos los personajes que aparecen en la novela, como por ejemplo respecto de Picasso al que llama pintamonas. Solamente con Ana María Martínez Sagi, personaje tan importante en la literatura de De Prada, tiene un comportamiento distinto, de empatía y avergonzamiento de sus actividades.

De Prada escribe con su acostumbrada prosa exuberante, sin dejar que una página carezca de interés y arrastrando al lector al ansía de saber qué pasará en la segunda parte de la novela.

 

lunes, 24 de junio de 2024

EL LARGO ADIÓS

 

El largo adiós (1973) es una película de la que guardaba un buen recuerdo y, al verla en Amazon Prime, me decido a revisarla. Dirigida por Robert Altman, adapta la novela homónima de Chandler y traslada la acción de los años 40 a la década de los 70 con Elliout Gould, muy de moda en aquellos años y hoy creo que muy olvidado, dando vida a Philip Marlowe.

Un Marlowe que vive en un apartamento bastante descuidado, con unas vecinas hippies que se pasan el día y la noche haciendo yoga medio desnudas, recibe la visita, tras comprar comida para el gato a las tres de la madrugada, de un amigo suyo, Terry Lennox. El tal Lennox le dice haber tenido una fuerte pelea con su mujer, cosa al parecer tampoco infrecuente, pidiéndole que le lleve a Tijuana. Marlowe le deja en la frontera entre México y Estados Unidos volviendo a Los Ángeles. De nuevo en su casa, recibe la visita de la policía que viene a preguntarle por el paradero de Lennox ya que su mujer ha aparecido muerta. Marlowe no suelta prenda y se pasa tres días en la cárcel, acusado de complicidad en el asesinato, hasta que la policía le libera porque resulta que Lennox se ha suicidado en México. Caso cerrado.  Pero los casos no se cierran fácilmente en las historias de Chandler y Marlowe es acosado por un mafioso y sus secuaces que le reclaman más de 300.000 dólares que Lennox se llevó en su huida a México. El mafioso es violento al punto que, como advertencia a Marlowe de lo que le espera si no encuentra el dinero, hace estallar una botella de Coca-Cola en el rostro de su novia en una escena impactante.

Paralelamente, a Marlowe le sale un caso que, aparentemente, no tiene nada que ver con el otro, pero luego convergerán como en ésta y otras adaptaciones de novelas de Chandler. Una mujer quiere que Marlowe rescate a su marido, un escritor que tiene problemas con la bebida llamado Roger Wade y está interno en una clínica con un siniestro director. La conexión se produce al saber que Wade era el amante de la mujer de Lennox y que estuvo con ella la noche que la asesinaron.

En un giro final, Marlowe hace lo que, en una novela escrita por Chandler, sería impropio y es volver a México para ajusticiar al malo después que éste le diga que es un perdedor. Marlowe asiente y le dice que incluso ha perdido el gato antes de disparar

Recuerdo vagamente la novela, leída hace décadas, y la volveré a leer para ver las diferencias con la película, desde luego seguro que una es el final. Y entiendo que a quienes quieran una recreación fiel de cómo es el personaje de Marlowe en la novela criticaran el filme. Pero a mí me gusta la interpretación de Gould en esta película, un tipo que no deja en toda la película de dar réplicas cínicas e impertinentes, propias del detective de las novelas. No da el tipo de hombre duro como lo daba Mitchum en Adios muñeca, pero Gould sí tenía una edad más acorde con el personaje de las novelas habiendo nacido en 1938. Este Marlowe no es reflexivo y escéptico como el Mitchum de Adiós muñeca, pero sí es un hombres solitario y perdedor como el personaje literario en un Los Ángeles igual de devastado moralmente en los años 40 o aquí en los 70.

Otros atractivos de la película son contar con un secundario de lujo como es Sterling Hayden interpretando al escritor Wade que se suicida en el Océano Pacífico, la música compuesta por John Williams y el guion escrito por Leigh Brackett.

Si bien Altman no me ha gustado nunca mucho, especialmente sus relecturas del western en Los vividores y la de Buffalo Bill, aquí hace un noir personal, interesante y entretenido que no me ha defraudado.

domingo, 23 de junio de 2024

LA MUJER MARCADA

 

La mujer marcada (1926) pertenece a la etapa americana de Victor Sjostrom y se rodó solo dos años antes que El viento, ambas con Lilian Gish de protagonista. Es una adaptación de la novela La letra escarlata, escrita por Nathaniel Hawthorne.

Se trata de un potente melodrama que denuncia la intransigencia y el fanatismo religioso que coartan la libertad de los miembros de una comunidad, aquí la ultrapuritana Boston del siglo XVII. Gish es Hester Prynne, una chica llena de vitalidad que es castigada por no guardar el debido respeto por el descanso semanal que imponen las obligaciones religiosas. El reverendo Arthur Dimmesdale (Lars Hanson) le levanta el castigo y se enamora de ella. Es un amor que será imposible desde el momento en que se descubre que Prynne está casada, si bien su marido desapareció en un naufragio, además que se casó obligada y el matrimonio no se llegó a consumar. Pero Dimmesdale no puede lidiar con la situación y se ausenta durante un tiempo viajando a Inglaterra. Cuando regresa, resulta que Prynne ha tenido una criatura, vive con la pequeña aislada de una sociedad hipócrita e intolerable que las maltratan y le han bordado en la ropa una A para distinguirla como mujer adúltera. Dimmesdale adopta la postura miserable de ocultar que él es el padre de la criatura callando su relación con Prynne, mientras ésta tampoco cede a las presiones del pueblo para revelarlo. Para complicar aun más las cosas, reaparece el marido que había estado secuestrado por los indios y enferma la criatura hija de Hester y el referendo. Si la historia ya es recargada como melodrama, aumenta al final su desmesura cuando, por fin, el reverendo explica la verdad y debajo de la camisa muestra como ser ha desgarrado la piel para marcarse a fuego una A. Si Hester lleva la marca en la ropa porque se la han impuesto otros, Dimmesdale la lleva dentro de sí como muestra de su culpa y cobardía moral. Su condena será la de morir en los brazos de su amada en un final extático.

Tanto en El viento como en La mujer marcada, Sjostrom se beneficia de tener a la considerada mejor actriz de la época, una Lilian Gish que da un recital de expresividad a lo largo de toda la película y luce con gran esplendor, aunando en su interpretación sensualidad, belleza, dulzura y determinación. Gish fue  muy valiente al aceptar un papel de este tipo, cosa que podía hacer por su estatus de megaestrella. Además, Sjostrom ya tenía un bagaje como realizador en su Suecia natal que hizo acometer con solvencia estas obras en una etapa americana que abarcó la segunda mitad de la década de los veinte, para luego desaparecer de Hollywood, volver a Europa y reaparecer de forma estelar en 1958 interpretando al anciano profesor de Fresas salvajes de Bergman. Esa solvencia se materializa en explicar muy bien la historia, utilizar las escenas rodadas en el bosque para mostrar la atracción sexual de los personajes y la puesta en escena en los interiores, iglesias y casas, como espacios de reclusión en los que existe represión.

Tercera película que veo de Victor Sjostrom, intentaré seguir explorando su obra

sábado, 22 de junio de 2024

MARÍA ROSA

 

Maria Rosa (1965) es una película española que adapta la obra homónima de Àngel Guimerà, dirigida por Armando Moreno e interpretada por Francisco Rabal y Núria Espert en los dos papeles principales. Se trata de la mejor película dirigida por Moreno, si bien es cierto que es la única que firmó como director. Moreno, marido de Núria Espert, fue periodista, actor, guionista, director de teatro … y director de esta película.

En un buen inicio, los títulos de crédito aparecen mientras vemos dos hombres luchando en una colina, como caen y uno mata de una cuchillada a otro. Desde el inicio, sabemos que el asesino es Marsal (F.Rabal), un hombre que tiene una barca dedicándose a la pesca, pero los indicios por un pañuelo y un cuchillo apuntan a otro sospechoso llamado Andrés, que no puede probar su inocencia y solo tiene la coartada que no salió de casa según da testimonio su mujer María Rosa (N.Espert). Enseguida sabemos por un flashback sobre el rostro de Rabal que es un hombre perdidamente enamorado de María Rosa y que haría cualquier cosa por conseguir su amor, por lo que calla y deja que encarcelen a Andrés.

Aparece luego un personaje llamado Salvador, que ha sido compañero de celda de Andrés y ha tejido una relación fraternal con él por lo que quiere averiguar quién ha sido realmente el asesino. Encuentra empleo en la barca de Marsal si bien hay una antipatía entre ellos pues, además de querer saber quién es el asesino, Salvador hace que el recuerdo de Andrés siga presente para María Rosa.

Llega al pueblo la noticia que Andrés ha muerto en prisión. María Rosa le sigue profesando un amor que le hace incapaz de mirar a otro hombre, pese a los requerimientos cada vez más insistentes de Marsal. En un momento dado, ante el acoso de Marsal, se va a dar un enfrentamiento entre éste y Salvador pero, en ese momento, la reacción de María Rosa es aceptar la proposición de matrimonio de Marsal y dejar atrás la relación con Andrés.

En la última parte de la película, tiene lugar la boda. Y allí, un personaje que es el borrachín del pueblo, llamado El Chepa y que ha sospechado siempre de Marsal, empieza a animarlo para que beba vino y luego va soltando situaciones para provocarlo citando a Andrés, cosa que provoca la pérdida de nervios de Marsal, su falta de autocontrol y acaba confesando el crimen a su mujer. Después de la confesión y sintiéndose presionada por el irascible y descontrolado Marsal, la mujer utilizará un útil de la cocina en defensa propia.

Las interpretaciones son soberbias, especialmente la pareja protagonista está inmensa como no puede ser de otra manera con un gran actor y una gran actriz que no se prodigó mucho en el cine. La base argumental del texto de Guimerà es muy potente, con una creciente progresión dramática, pero se ve acompañada por una meritoria realización, escogiendo los exteriores de un pueblo para rodarla, así como escenas en la barca de Marsal rodadas en mar abierto, lo que da una proximidad física que acentúa el dramatismo de la historia. A eso también ayuda una fotografía en blanco y negro con espléndidos contrastes que dirige Cecilio Panigua.

La dirección de Moreno es muy buena. Destacaría el inicio, cuando la guardia civil interroga a Andrés y vemos el rostro de Rabal del que ya sabemos su participación en el crimen, mientras el resto de habitantes del pueblo son como estatuas, columnas negras en las laderas de las colinas presenciado la tragedia de inculpar a un hombre que, como espectadores, sabemos que es inocente. O el enfrentamiento entre Andrés y Marsal, utilizando la calle de manera que parece un duelo en un western. La película está llena de momentos que acreditan la buena dirección de Moreno, que no tuvo continuidad y se dedicó a otras cosas.

Hablada, como no podía ser de otra manera, en castellano, sí se oye el catalán en un par de canciones, una cuando están pisando la uva en un lagar al principio de la película; y la otra, Baixant de la Font del gat, en el convite nupcial.

Muy buena película.

 

jueves, 20 de junio de 2024

TRES PISOS

 

Tres pisos (2021), de Nani Moretti, es un melodrama que me ha parecido intenso y bien llevado. Son tres historias que afectan a una comunidad de vecinos y que se entremezclan abarcando diez años, pues la acción salta dos veces cinco años.

La historia arranca con el atropellamiento de una mujer por un joven conductor que actúa con absoluta imprudencia y temeridad bajo los efectos del alcohol. Es hijo de un matrimonio de jueces y han llevado a cabo, sobre todo el padre, una educación muy inflexible provocando la rebelión del muchacho. Puesto en arresto domiciliario, quebrantará su situación procesal lo que hará que se distancie definitivamente de sus padres, pese a la madre que no quiere cortar del todo nunca los lazos, ingresando además en prisión. Tras ser excarcelado al cabo de unos años, le dirá a su madre que debe enfrentarse solo a la vida para poder rehacerla. Y, efectivamente, al final encontrará su sitio en la vida siendo apicultor en un entorno rural y se producirá una reconciliación con su madre mientras su padre, interpretado por el propio Moretti, ya ha fallecido. 

Otra historia es la de un matrimonio con una hija de corta edad que la dejan, de vez en cuando, a los vecinos cuando tienen que salir. Los vecinos son unos señores ya de edad avanzada y el marido empieza a dar signos de demencia. Un día que la niña se queda con los vecinos, la pequeña y el vecino se perderán en el parque, quedando unas horas ilocalizables, hasta que el padre de la niña los encuentra. De manera irracional, el padre se empezará a obsesionar con que el viejo ha abusado sexualmente de la pequeña y se producirán una serie de despropósitos como tener relaciones con una menor, nieta del viejo, para sonsacarle información que confirme sus sospechas, cosa que después le llevará a juicio por supuesta violación, del que quedará absuelto, pero sí le costara su relación matrimonial.

La tercera historia es una chica que, precisamente en la primera escena del atropellamiento, espera un taxi para ir a un hospital porque ha roto aguas. Da a luz sola porque el padre de la criatura, por motivos laborales, está ausente durante largas temporadas, cosa que se prolongará durante los años posteriores y, cuando la familia ha tenido un nuevo hijo, será la madre la que desaparecerá voluntariamente. También en esta historia aparece un hermano del marido, estafador inmobiliario, que quiere aproximarse a su cuñada y sobrina, pero cuenta con la oposición absoluta de su hermano.

La última historia es la que menos me ha gustado, pero las otras dos están mucho mejor, mantienen una tensión e intriga sobre su desenlace en una buena progresión dramática. Si la vida es, en gran parte, conflicto, la película refleja bien una serie de problemas de un bloque de vecinos de clase acomodada. La manera de educar a los hijos, en este caso por ser rígida e inflexible; la dedicación al trabajo pasando por la dedicación a la familia; las obsesiones enfermizas que llevan a hacer actos irreflexivos. Todo esto muestra la película y, aun con un toque melodramático, son situaciones cotidianas que Moretti explica con soltura y de forma amena.

 

martes, 18 de junio de 2024

RÍO SIN RETORNO

 

Río sin retorna (1954) es un western que dirigió Otto Preminger con una pareja auténticamente explosiva: Robert Mitchum y Marilyn Monroe. Con munición de ese calibre, se podía esperar una película memorable y, aunque la película está bien, no se llega ni mucho menos a la excelencia.

Mitchum es Matt Calder, un expresidiario que mató a un hombre por la espalda para salvar a un amigo y, debido a su estancia en prisión, perdió el contacto con su hijo de nueve años que ahora espera retomar, retirándose con el niño a una granja. Monroe es Kay, cantante de saloon, amiga del niño en el poblado minero donde empieza la acción y enamorada de un jugador de póker llamado Weston, un perdedor que ha conseguido una mina de oro de manera turbia y quiere ir a la ciudad apresuradamente para registrarla. Kay y Weston van en una balsa y Calder les salva de morir en el río cuando la embarcación pasa junto a su granja. Pero Weston roba el fúsil y caballo de Calder, dice que volverá para buscar a Kay y parte hacia la ciudad. Acosados por los indios en la granja y estando desarmados, Calder, Kay y el chico tienen que llegar a la ciudad de manera muy arriesgada utilizando la balsa, sorteando los rápidos del río, los ataques indios, las fieras del bosque y el acoso de un par de tipos que son los verdaderos dueños de la mina. Llegados a la ciudad, Kay comprueba que Weston es irredimible y se dispone a matar a Calder, que está desarmado, apareciendo entonces su hijo para hacer lo mismo que hiciera su padre años atrás.

Monroe está muy bien en la película con una desbordante sensualidad en sus números musicales, interpretando alguna de sus mejores en canciones en pantalla, y convincente como actriz dramática.  Y Mitchum está, como siempre, solvente. En cambio, el guion es demasiado simple, ofrece pocos alicientes y lastra un tanto la película. El personaje del malo tiene poca entidad y, a pesar de tener a Mitchum y Monroe, la película se queda corta para explicar su enamoramiento que da pie al final a la entrada de Mitchum en el saloon para, en una escena que ahora sería juzgada políticamente incorrecta, sacar a Monroe del establecimiento sobre sus espaldas para subirla al carro donde espera el chico. La mejor escena entre ellos es cuando Monroe ha quedado empapada con riesgo de congelación y Mitchum le aplica un masaje por la espalda y las piernas. Pero la sensación es que a la película le falta algo, tanto en las escenas entre los protagonistas como a la historia, para poder hablar de una gran película.

En cualquier caso, un buen entretenimiento. 

lunes, 17 de junio de 2024

LOS GIRASOLES

 

Los girasoles (1970) es una película de Vittorio de Sica que cuenta nuevamente con la espectacular pareja artística que componían Sophia Loren y Marcello Mastroianni. Además, tiene la peculiaridad que se rodó en parte en la URSS, en régimen de coproducción, apareciendo en el casting algunos actores rusos. El guion fue de Cesase Zavattini y Tonino Guerra, con música compuesta por Henry Mancini.

Antonio y Giovanna se casan, a pesar de las reticencias que tiene el primero hacia la institución del matrimonio, mientras se desarrolla la II Guerra Mundial. Antonio intenta fingir que está loco para ser eximido del servicio militar pero la mentira no surte efecto y es destinado al frente ruso. Allí, es dado por desaparecido y, años más tarde, una vez muerto Stalin, Giovanna marcha hacia la URSS convencida que su marido no ha muerto y lo encontrará vivo en algún lugar. Aquí viene una parte inverosímil de la historia y es que, a pesar de que el frente de la II Guerra Mundial en que participaron los italianos era de muchísimos kilómetros cuadrados, encuentra a Antonio que se ha casado con una rusa (la que lo salvó de morir cuando quedó exhausto sobre la nieve en una retirada) y tiene una hija de seis o siete años. Primero conoce a la mujer e hija y, con Antonio, no llega ni a hablar porque, cuando ella lo ve en el andén de una estación, inmediatamente se sube a un tren llorando y vuelve a Italia.

Giovanna rehace su vida y pasan algunos pocos años más. Antonio quiere volver a Italia y logra permiso para salir él solo con lo que deja a su mujer e hija en Rusia. Una vez llegado a Italia, localiza a Giovanna en Milán (cuando al inicio de la película vivían en la Campania) y la telefonea. Al principio, ella no quiere verle, pero, finalmente, accede y Antonio tiene conciencia que ella ha rehecho su vida y que hay un obstáculo insalvable ya que Giovanna tiene un niño de corta edad. Comprendiendo que no hay solución posible, Antonio vuelve a Rusia y los personajes de despiden en la estación de Milán.

Si, en Ayer, hoy y mañana, Sophia Loren brillaba mucho más que Mastroianni aquí el duelo interpretativo está más igualado, como también lo está en Una jornada particular. Me parece que la interpretación de Mastroianni es maravillosa en el sentido que, a través de las miradas extraviadas y de incredulidad, puede transmitir la tristeza de ser un pobre hombre, mecánico electricista de profesión, que se ve arrastrado sin ningunas ganas por su parte a la locura de la guerra. Es escalofriante pensar en muchísimos miles de italianos que, sin ninguna moral de combate, dejaron la vida o sufrieron graves calamidades físicas o psíquicas en los Balcanes y el frente oriental. También Sophia Loren está muy bien en una película de gran intensidad dramática.

De Sica parecía inclinado en estas últimas películas de su trayectoria a explicar historias sobre la reciente historia italiana. Si en El jardín de los Finzi Contini abordaba la tragedia de las familias de origen judío en los años treinta y cuarenta, aquí trata sobre como la tragedia de la guerra afectó a gente sencilla, trabajadores sin militancia o adscripción política, cercenando sus ilusiones y frustrando relaciones que hubieran podido ser viables y no quedar brutalmente interrumpidas. Así pues, acaba siendo una historia sobre lo insignificantes que son los individuos ante las grandes convulsiones de la historia, en este caso la II Guerra Mundial en la que tanto sufrió Italia.

Buen guion, buena dirección de De Sica, aquí explotando las posibilidades de la historia como melodrama, así como grandes interpretaciones. Película notable

viernes, 14 de junio de 2024

MIEDO EN LA CIUDAD DE LOS MUERTOS VIVIENTES

 

Miedo en la ciudad de los muertos vivientes (1980) es un filme de zombis de Lucio Fulci que me ha parecido poco inspirado.

La película tiene un buen inicio. Un sacerdote se suicida en el pueblo de Dunwich, lo que abre las puertas del infierno para que un ejército zombi invada la zona mientras, simultáneamente, en Nueva York una chica que está en una ouija con una médium tiene una visión del suicidio y, aparentemente, muere. En realidad, no ha muerto y es enterrada viva, pero un periodista que está investigando por su cuenta la muerte descubre accidentalmente en el cementerio tal hecho al oír gritos que provienen de la tumba y logra rescatarla.

A partir de aquí la película tiene un problema y es que se dispersa, el periodista y la chica van por su cuenta, otros protagonistas son las gentes del pueblo que van por otro pero, en definitiva, la historia está mal explicada y, en vez de lograr tensión, acaba provocando indiferencia. Por supuesto, está toda la truculencia del gore, zombis que aplastan los cráneos de las víctimas y salen los sesos llenos de gusanos, vómitos de los que salen las más nauseabundas vísceras y un tipo al que le agujerean la cabeza con un taladro perforándole todo el cráneo. Al estar tan mal narrada, todos esos efectos no funcionan porque parecen ir al margen de la historia, aparecen porque es lo que se espera en una película de ese tipo y la película no coge vuelo.

Como curiosidad, el papel de periodista es interpretado por Christopher George, el Nelse McLead de El dorado, que tiene un papel menos agradecido que en el western de Hawks, ya que no es lo mismo morir tiroteado por una leyenda como John Wayne que despedazado por un zombi de mala muerte.

 

jueves, 13 de junio de 2024

¡QUÉ ASCO DE VIDA!

 

¡Qué asco de vida! (1991) es una comedia de Mel Brooks, aquí en sus facetas de actor, director, productor y guionista; que se inclina aquí por dar un toque de crítica social y un enfoque menos enloquecedor que en sus otras películas.

La idea del filme no está, en principio, mal. Un magnate, absolutamente despiadado e inhumano al hacer negocios, cruza una apuesta con otro ricachón, jugándose la mitad de un gran terreno inmobiliario, consistente en demostrar que puede pasar 30 días sobreviviendo sin dinero ni sus pertenencias habituales y, por tanto, como un mendigo en una zona degradada de Los Ángeles.

Enseguida empezará a tener problemas para subsistir y conocerá a otros mendigos, entre ellos una chica (Lesley Ann Warren) con la que tendrá la historia de amor del filme. A duras penas logra aguantar los 30 días pero, una vez vuelve a su casa, descubre que los tres abogados a los que dejó poderes para administrar sus propiedades en su ausencia le han traicionado con el tipo con el que cruzó la apuesta y se han conchabado para desposeerle de toda su riqueza. Devuelto a los barrios deprimidos, la presentación de un proyecto inmobiliario por parte de los malos de la película dará lugar, en un final muy flojo, a una batalla con unas excavadoras hasta que el cabecilla de los malos confiese sus fechorías y se restituya el patrimonio del personaje de Brooks que, a lo largo de la película, ha aprendido lo que es el valor de la amistad y la solidaridad en su trato con los vagabundos.

Hay algunos gags que funcionan bien, como cuando van a tirar las cenizas de un mendigo que ha muerto y que quería esparcirlas en el mar. Brooks las va a tirar a una cloaca para que lleguen al océano, pero su torpeza y una ráfaga de viento hace que las cenizas vayan a parar sobre su ropa y la de sus compañeros mendigos. Algún gag más funciona bien, pero de manera esporádica. El guion es flojo y las prestaciones de Brooks como actor son tan limitadas como siempre.

Además, aquí opta por un humor muy contenido. El mejor Mel Brooks es cuando su humor es estridente, desmesurado, así como con un punto obsceno y de mal gusto.

Película bastante floja

martes, 11 de junio de 2024

BREU HISTÒRIA DEL WESTERN

 

Vamos a ver Breu introducción al western, un texto de Joan Yago que han estrenado en la minúscula sala Flyhard, en la calle Alpens. Antes de empezar la obra, los actores ya nos han emocionado y robado el corazón cuando cantan el My rifle, my pony and me de Río Bravo, tal como también hace Manolo Solo en Cerrar los ojos de Erice. Tras la canción, se suplica al público que apague los móviles y esta vez no hay ninguna incidencia a remarcar en ese aspecto.

El western está presente en la obra desde que, en una pared del escenario, hay posters de películas de Ford, Walsh, Hawks y Peckinpah. Y también en la narración de uno de los protagonistas de hechos del Oeste explicados como paréntesis de la historia y, finalmente, confluyendo con la propia obra en un emotivo final.

Es una obra masculina, los cuatro protagonistas son hombres y representan tres generaciones, si bien la ausencia femenina de la madre es importante en la actitud sobre todo de dos de los personajes. Tenemos, por un lado, un hombre próximo a los 50 años, que es funcionario de una oficina de empleo y ha sido agredido por un demandante de empleo al que se le ha retirado el subsidio, causándole una herida en la cara. Al día siguiente, el agresor, desesperado por su situación personal, estrella su automóvil contra el comercio situado al lado de la oficina y queda en estado crítico. Su situación provocará una ola de solidaridad y de protestas contra el sistema y una acampada en las cercanías de las oficinas de empleo.

Por otro lado, está su hijo de 25 años, desempleado, que ha tenido problemas de depresión tras la muerte de su madre hace dos años, escribe con apatía una tesis doctoral y acompaña al abuelo una vez a la semana para ir a la Filmoteca a ver alguna película del Oeste, como La diligencia o Río Bravo. El abuelo, que fue policía durante su edad laboral, es una persona en un estado ya avanzado de demencia que vive en una residencia.

Por último, está el hermano del protagonista, un hombre un poco más joven que el funcionario y que, también con un carácter depresivo, se pasa la vida probando distintas terapias y sistemas de autoayuda para mantener un buen ánimo.

Los diálogos que establecen los personajes, sobre cuestiones personales y también de la realidad socioeconómica en la que viven, demuestran que no saben gestionar sus emociones ni comunicarse adecuadamente, mostrándose incomprensión unos con otros. Tampoco saben cómo comportarse ante la súbita oleada de solidaridad de la cual el funcionario se siente un tanto responsable al ser quién atendió a la persona que provocó el altercado y posteriores consecuencias.

Mientras se desarrolla la obra, hay pausas para que el abuelo, vestido estilo western, vaya relatando, con la ayuda de un montaje audiovisual proyectado sobre una de las  paredes del escenario, aspectos de la historia de los Estados Unidos que han servido de soporte al género western. Explica como se introdujo a los indios en reservas, como la fiebre del oro provocó que se invadieran sus territorios, las matanzas de indios; y como se construyen los mitos, la batalla de Little Big Horn y la figura de Buffalo Bill, con su espectáculo que incluso cruzó el Atlántico llegando a Europa y a la misma Barcelona.

Para los que somos devotos de Grupo Salvaje el final no puede ser más emotivo. Coinciden los cuatro personajes por primera vez y están en el sofá viendo la película de Peckinpah mientras oyen, a través de la radio, que el hombre ingresado en estado crítico ha muerto, cosa que ocasiona que se recrudezcan los movimientos de protesta. Por primera vez hay consenso para hacer algo juntos y es salir los cuatro a la calle con cacerolas para unirse a las protestas. Mientras tanto, en una de las paredes del escenario vemos el momento en que Pike Bishop, Dutch y los hermanos Gorch avanzan armados, en una imagen ya icónica, para enfrentarse al ejército de Mapache.

Se recrea un mundo en conflicto como era el del Oeste, se retrata un momento actual igualmente conflictivo y se aborda como pueden salir adelante los protagonistas de la obra, que comparten con los de Grupo Salvaje ser hombres con muchas dudas, pocas certezas y ningún futuro.

Un montaje para disfrutar.

domingo, 9 de junio de 2024

TODO LO QUE QUISO SABER...

 

Todo lo que quiso saber sobre el sexo y no se atrevió a preguntar (1972) es una película de Woody Allen, compuesta de siete episodios cortos, con guion del propio Allen reinterpretando un libro de divulgación sexual de un tal Dr. David Reuben del mismo título. Perteneciente a la primera etapa del director neoyorquino se apoya, para explicar diversas problemáticas de tema sexual, en parodias del cine de aventuras medievales, terror o ciencia ficción y deja una de las imágenes icónicas de su carrera cuando aparece caracterizado como un espermatozoide.

El mejor episodio es el que protagoniza Gene Wilder, un doctor de familia que ha de tratar a un pastor armenio que le explica que se ha enamorado de una oveja. También el doctor se enamorará del animal, lo que le costará su matrimonio ya que su mujer, con la que vivía felizmente hasta entonces, no entenderá esa relación zoofílica; y también el reproche de la autoridad judicial al ser la oveja menor de edad. Cuando vuelve a aparecer el pastor y se lleva la oveja de vuelta a Armenia, el personaje de Wilder acabará como un indigente en la calle en su descenso a los infiernos.

Allen explota su comicidad en un episodio en que aparece de bufón medieval, con problemas para desmontar el cinturón de castidad de la señora del castillo a la que previamente le ha dado un afrodisíaco; y en otro en que aparece como un imposible latin lover ( con gafas negras en plan Mastroianni y hablando íntegramente en italiano) que tiene el problema que su mujer necesita tener relaciones sexuales en sitios públicos, lo que les lleva a fornicar en medio de una tienda de muebles o debajo de la mesa de un restaurante molestando a los comensales que la tienen reservada.

En uno de los episodios, se homenajea a las películas de terror apareciendo el gran John Carradine como una especie de Dr. Frankenstein dedicado a demenciales experimentos relacionados con el sexo, como que veinte boy scouts adolescentes violen a una mujer para medir la frecuencia respiratoria. El doctor vive en una tétrica mansión con un criado llamado Igor como el de El jovencito Frankenstein y allí van a parar Allen y una periodista siguiendo el esquema de las películas de terror. El episodio acaba un poco a lo Monthy Python, con una gran teta que siembra el terror por la zona antes de ser neutralizada.

Y él último episodio parece una parodia de las películas de ciencia ficción tipo Viaje alucinante, con la recreación de un coito desde el punto de vista masculino, con operarios en la sala de máquinas mientras se desarrolla la erección y los espermatozoides dispuestos a salir en el momento de la eyaculación, preocupado el espermatozoide de Allen por si se encontrarán un obstáculo de goma, llegarán a un óvulo o se tratarà de un coito homosexual.

Los episodios son desiguales pero, en casi todos, hay algún gag brillante y la película alcanza algunos momentos muy divertidos. A pesar de que han pasado más de cincuenta años, el humor, a veces un poco de brocha gorda, aún funciona y algunos gags no pasarían el filtro de lo políticamente correcto hoy en día, cosa que en general me parece positiva. 

sábado, 8 de junio de 2024

BRUTOS, SUCIOS Y MALOS

 

Brutos, sucios y malos (1976) es una comedia negra de Ettore Scola. Pero además de negra, se podría añadir que es salvaje y ácida en extremo.

Localizada en unas miserables chabolas del extrarradio de Roma, la película empieza mostrando la realidad de Jacinto (Nino Manfredi) un hombre próximo a los 60 años que vive en una chabola con su numerosa familia, un espacio en que donde todos duermen sin separación entre habitaciones, sin privacidad y como animales. Es una familia de gente absolutamente marginal, un hijo se dedica a travestirse y prostituirse, otros hijos a robos mediante el método del tirón y luego huida en una vespa y, en definitiva, ninguno tiene una ocupación normal viviendo en un estado de salvajismo.

La acción de la película viene dada, primero, por el celo con el que Jacinto guarda el dinero de una indemnización que ha recibido por perder un ojo.  Y luego por su empeño, tras conocer a una prostituta también de aspecto marginal y parecida a la estanquera de Amarcord por la dimensión de sus pechos, en llevarla a casa y hacerla cohabitar en el mismo lecho en el que yace normalmente con su mujer. Todo ello hace que la familia idee un plan para deshacerse del cabeza de familia que pasa por envenenarlo metiendo la ponzoña en un plato de macarrones. Al encontrarse mal, salvará la vida haciéndose él mismo un lavado de estómago con la mancha de una bicicleta para provocarse el vómito; y su venganza será incendiar la chabola en la que vive toda su familia mientras es de noche y todos duermen. Sofocado el fuego, entonces Jacinto venderá la casa a otra familia estableciéndose una batalla campal entre ambas familias. Al final, se recupera el viejo orden en que ha comenzado la película.

El poblado de chabolas está situado en una colina cercana a Roma y se divisa en varias ocasiones, incluso desde dentro de una de las barracas, la cúpula del Vaticano. A pesar de esa relativa cercanía, el abandono de cualquier norma moral o religiosa es absoluto en esa familia, proclive a utilizar la violencia y también cometer actos procaces de manera apresurada e impúdica.

Scola realiza una crítica social a través de esta comedia tan negra pero, además, la película resulta sumamente pesimista, ni hay ningún personaje a destacar por caracteres positivos ni se produce ninguna acción digna de una mínima normalidad moral. Al contrario, se muestra una realidad descarnada y las situaciones cómicas vienen dadas por retorcer esa desagradable realidad, como todas las bromas relativas a la abuela, maltratada cuando todos intentan aprovecharse de su pensión; o uno de los hijos que aprovecha que sus padres duermen para tener un rápido contacto sexual con la prostituta que ocupa la misma cama que ellos.

Deprimente e impactante, pero también divertida, es una interesante comedia de Scola

jueves, 6 de junio de 2024

NOCHE EN LA TIERRA

 

Había visto en el momento de su estreno Noche en la tierra (1991), el filme de Jim Jarmusch compuesto de cinco episodios que se desarrollan en cinco ciudades, dos americanas y tres europeas, teniendo a un taxi y sus pasajeros como hilo conductor.

Tres décadas más tarde, la película confirma lo que me parece Jarmusch una vez he revisado algunas de sus películas últimamente: un cineasta pretencioso y de interés limitado.

El episodio de Los Angeles cuenta con una estupenda y elegante Gena Rowlands y una Winona Ryder en un papel de joven y peculiar taxista muy forzado. Me despierta poco interés ese choque entre una taxista de limitadas luces y horizontes frente a una mujer tan pija que, en 1991, ya dispone de teléfono móvil.

El episodio en Nueva York, con intérpretes menos conocidos, es tal vez el que me ha gustado más con ese contraste entre un negro que quiere ir a Brooklyn y un taxista, inmigrante alemán, que no sabe ni cómo funciona la palanca de cambio de marchas automático del vehículo. Me ha parecido divertido, más fresco y natural, con un personaje más interesante como el del alemán que se quiere integrar en la sociedad americana.

El tercer episodio tiene lugar en París, con un diálogo entre una mujer ciega y un taxista de raza negra. Aparece de manera demasiado subrayado el hecho que sabe sobre la vida la ciega, aun con la imposibilidad física que tiene, que no el taxista que acaba chocando, para extraer la moraleja del episodio, con otro coche una vez ha dejado a la chica.

El episodio en Roma está presidido por la histriónica interpretación de Benigni, demasiado pasado de rosca con su alocada carrera por toda Roma, circulando sin respetar ninguna norma de circulación, y su verborrea incontenida hasta que descubre que el sacerdote que ha recogido ha muerto dentro del taxi. Es el episodio más pretendidamente cómico, pero me parece excesivo Benigni, casi parodiándose a sí mismo como personaje.

El último episodio se desarrolla en Helsinki, con actores del círculo de intérpretes habituales de Kaurismaki. Un taxista recoge a tres individuos, de aspecto bastante marginal, rivalizando entre ellos en quién es más desgraciado, ganando la competición el taxista. Tampoco me ha despertado demasiado interés.

Una película de episodios necesariamente ha de ser algo irregular. Aquí, no hay gran diferencia entre todos los episodios que, aunque tengan algunos puntos de interés, me dejan una sensación de cierta indiferencia no habiéndome metido plenamente, por falta de afinidad o empatía, en ninguno de ellos. 

martes, 4 de junio de 2024

AYER. HOY Y MAÑANA

 

Ayer, hoy y mañana (1963) es una película de tres episodios dirigida por Vittorio De Sica, con Sophia Loren y Marcello Mastroianni en los personajes principales.

En el primer episodio, rodado en Nápoles, la comicidad se da por el hecho que la protagonista, Adelina, una mujer que vende tabaco de contrabando descubre, cuando le han impuesto una multa, que las autoridades no pueden pedir responsabilidades a una mujer si está embarazada. Eso hará que obligue a su marido a tener un montón de hijos, uno detrás de otro, hasta que hay una crisis pues su marido ya no puede más, ha dado todo de sí. Antes que serle infiel, cosa que llega a pensar en hacer, entra en prisión, pero hay una campaña de solidaridad en el barrio y, finalmente, llega un indulto del gobierno.

El guion de esta primera historia está firmado por Eduardo De Filipo y tiene lugar en la ciudad natal de este autor: Nápoles. La ciudad sale retratada de forma muy fiel en los exteriores rodados en calles bastante cutres. El episodio es una comedia y está rodada en color, pero algo queda del neorrealismo en De Sica por como se muestra la ciudad de Nápoles en esos exteriores.

El segundo episodio adapta un relato de Alberto Moravia, con guion de Cesare Zavattini, teniendo un carácter menos cómico que los otros dos. Se abre con un plano subjetivo de alguien que empieza a conducir un coche y vemos el Duomo de Milán. Sigue conduciendo por las calles de la capital lombarda y se detiene detrás de un Fiat 600, del cual desciende un hombre que se baja de ese vehículo y se sube en el otro.  Entonces se empieza a desarrollar la trama y, aquí, Sophia Loren es la mujer de un acaudalado industrial italiano que tiene una relación adúltera con Mastroianni, aquí interpretando a un periodista de una clase social mucho más baja. Es el episodio más corto, menos elaborado, mostrando una situación conflictiva entre dos personas que se atraen, pero con un abismo en cuanto a posición económica y en el que, finalmente, se hace patente el carácter frívolo, caprichoso y cruel de Ana, que es el nombre del personaje que da nombre al episodio.

En el último episodio, titulado Mara, con guion de Cesare Zavattini, Sophia Loren vuelve a un registro mucho más simpático ya que es una prostituta de buen corazón, que tiene un piso en Piazza Navona, y que encandila de buena fe a un seminarista al que conoce pues son vecinos. Lo que empieza siendo una relación de antipatía entre Mara y la abuela del chico, se convierte en una alianza cuando ambas suman esfuerzos para que el chico, con dudas al haber conocido a Mara y un carácter súbitamente un tanto rebelde, vuelva a sus estudios eclesiásticos. Aquí Mastroianni es un cliente de Mara, un descerebrado hijo de un abogado boloñés que, cuando viene a Roma a hacer gestiones en los ministerios, se ha convertido en uno de los mejores clientes de Mara y ayuda también a la buena obra de reconducir al chico.

A pesar de que los episodios cuentan con un protagonista masculino de la dimensión de Mastroianni, que compone buenas y solventes interpretaciones, la verdad es que la estrella absoluta de la película es Sophia Loren, con tres registros diferentes, brillando en todos y luciendo como una gran estrella. El papel de Mastroianni es incluso un poco de complemento para el lucimiento de la Loren que, en todos los episodios, está un peldaño por encima. No se da aquel equilibrio fifty fifty que podemos encontrar en Una jornada particular.  

El segundo episodio, más corto y finalizado de un modo abrupto, además de que tiene menos humor, es el que me ha gustado menos. Pero los otros dos son muy divertidos, con un grande como De Sica detrás de la cámara y una Loren absolutamente espectacular.

 

lunes, 3 de junio de 2024

EL SEÑOR DE LA GUERRA

 

El señor de la guerra (1966) de Franklin J. Shaffner es una película de aventuras medievales y, de entrada, en contra del resto de películas que retratan esa época, da una ambientación que cabe suponer bastante realista de cómo eran los edificios, las batallas y las gentes que existían en aquel siglo XI en que se desarrolla la película.

Un caballero normando llamado Chrysagon (Charlton Heston) ocupa una parte de un ducado por encargo del titular, un territorio expuesto a incursiones de los frisones. Chrysagon, después de conquistar el territorio, tendrá problemas en varios frentes. Por un lado, se enamora de una aldeana que está a punto de desposarse y exigirá el derecho de pernada para, luego, no entregar a la chica lo que conllevará una alianza de la gente del pueblo con los frisones y un asalto al castillo en que vive. Por otro lado, su intrigante hermano menor le salvará de ese ataque con tropas traídas de parte del duque, pero querrá hacerse dueño del lugar y se enfrentarán, como hará finalmente también enfrentándose al marido de la chica.

Las mejores escenas de acción son las del asalto al castillo, con las catapultas y una atalaya que desplazan los asaltantes hacia las murallas. Parecen muy realistas, las armas no lucen y resplandecen, sino que son más feas que en películas tipo Ivanhoe. El retrato de las gentes del lugar es menos simple que en esas otras películas, hay un cristianismo que convive con antiguos cultos de los druidas y mucha inseguridad en unas zonas conflictivas y expuestas a invasores del Norte.

Los personajes están bien construidos. Heston demuestra una vez más que era un gran actor, mejor de lo que muchos luego han caricaturizado, sobre todo sus detractores por haber sido presidente de la Asociación Nacional del Rifle. Aquí es un hombre de acción, pero también inseguro, taciturno y que, finalmente, no duda en apostar por el enamoramiento con la aldeana que desencadena las acciones de las películas cuando la retiene después de pasar la noche con ella. Y Heston compone una buena interpretación. Además, hay otras dos buenas interpretaciones: la de Richard Boone como su guardián servidor y la de Guy Stockwell como su incómodo hermano menor. Son dos interpretaciones secundarias que ayudan mucho al interés de la película

Buena recreación de la Edad Media en una película notable. 

MÁS RÁPIDO QUE EL VIENTO

  Más rápido que el viento (1958) es un western que tiene muchos puntos atractivos. Dirigido por un competente Robert Parrish, vi que en el...