Ayer, hoy y mañana (1963) es
una película de tres episodios dirigida por Vittorio De Sica, con Sophia Loren
y Marcello Mastroianni en los personajes principales.
En el primer episodio, rodado
en Nápoles, la comicidad se da por el hecho que la protagonista, Adelina, una
mujer que vende tabaco de contrabando descubre, cuando le han impuesto una
multa, que las autoridades no pueden pedir responsabilidades a una mujer si
está embarazada. Eso hará que obligue a su marido a tener un montón de hijos,
uno detrás de otro, hasta que hay una crisis pues su marido ya no puede más, ha
dado todo de sí. Antes que serle infiel, cosa que llega a pensar en hacer,
entra en prisión, pero hay una campaña de solidaridad en el barrio y,
finalmente, llega un indulto del gobierno.
El guion de esta primera
historia está firmado por Eduardo De Filipo y tiene lugar en la ciudad natal de
este autor: Nápoles. La ciudad sale retratada de forma muy fiel en los
exteriores rodados en calles bastante cutres. El episodio es una comedia y está
rodada en color, pero algo queda del neorrealismo en De Sica por como se
muestra la ciudad de Nápoles en esos exteriores.
El segundo episodio adapta un
relato de Alberto Moravia, con guion de Cesare Zavattini, teniendo un carácter menos
cómico que los otros dos. Se abre con un plano subjetivo de alguien que empieza
a conducir un coche y vemos el Duomo de Milán. Sigue conduciendo por las calles
de la capital lombarda y se detiene detrás de un Fiat 600, del cual desciende un
hombre que se baja de ese vehículo y se sube en el otro. Entonces se empieza a desarrollar la trama y,
aquí, Sophia Loren es la mujer de un acaudalado industrial italiano que tiene
una relación adúltera con Mastroianni, aquí interpretando a un periodista de
una clase social mucho más baja. Es el episodio más corto, menos elaborado,
mostrando una situación conflictiva entre dos personas que se atraen, pero con
un abismo en cuanto a posición económica y en el que, finalmente, se hace patente
el carácter frívolo, caprichoso y cruel de Ana, que es el nombre del personaje
que da nombre al episodio.
En el último episodio, titulado
Mara, con guion de Cesare Zavattini, Sophia Loren vuelve a un registro mucho
más simpático ya que es una prostituta de buen corazón, que tiene un piso en
Piazza Navona, y que encandila de buena fe a un seminarista al que conoce pues
son vecinos. Lo que empieza siendo una relación de antipatía entre Mara y la
abuela del chico, se convierte en una alianza cuando ambas suman esfuerzos para
que el chico, con dudas al haber conocido a Mara y un carácter súbitamente un
tanto rebelde, vuelva a sus estudios eclesiásticos. Aquí Mastroianni es un
cliente de Mara, un descerebrado hijo de un abogado boloñés que, cuando viene a
Roma a hacer gestiones en los ministerios, se ha convertido en uno de los
mejores clientes de Mara y ayuda también a la buena obra de reconducir al
chico.
A pesar de que los episodios
cuentan con un protagonista masculino de la dimensión de Mastroianni, que compone
buenas y solventes interpretaciones, la verdad es que la estrella absoluta de
la película es Sophia Loren, con tres registros diferentes, brillando en todos
y luciendo como una gran estrella. El papel de Mastroianni es incluso un poco
de complemento para el lucimiento de la Loren que, en todos los episodios, está
un peldaño por encima. No se da aquel equilibrio fifty fifty que podemos
encontrar en Una jornada particular.
El segundo episodio, más corto
y finalizado de un modo abrupto, además de que tiene menos humor, es el que me
ha gustado menos. Pero los otros dos son muy divertidos, con un grande como De
Sica detrás de la cámara y una Loren absolutamente espectacular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.