Tres pisos (2021), de Nani
Moretti, es un melodrama que me ha parecido intenso y bien llevado. Son tres
historias que afectan a una comunidad de vecinos y que se entremezclan
abarcando diez años, pues la acción salta dos veces cinco años.
La historia arranca con el
atropellamiento de una mujer por un joven conductor que actúa con absoluta
imprudencia y temeridad bajo los efectos del alcohol. Es hijo de un matrimonio
de jueces y han llevado a cabo, sobre todo el padre, una educación muy inflexible provocando la rebelión del muchacho. Puesto en arresto domiciliario, quebrantará su
situación procesal lo que hará que se distancie definitivamente de sus padres,
pese a la madre que no quiere cortar del todo nunca los lazos, ingresando
además en prisión. Tras ser excarcelado al cabo de unos años, le dirá a su
madre que debe enfrentarse solo a la vida para poder rehacerla. Y,
efectivamente, al final encontrará su sitio en la vida siendo apicultor en un
entorno rural y se producirá una reconciliación con su madre mientras su padre,
interpretado por el propio Moretti, ya ha fallecido.
Otra historia es la de un
matrimonio con una hija de corta edad que la dejan, de vez en cuando, a los
vecinos cuando tienen que salir. Los vecinos son unos señores ya de edad
avanzada y el marido empieza a dar signos de demencia. Un día que la niña se queda
con los vecinos, la pequeña y el vecino se perderán en el parque, quedando unas
horas ilocalizables, hasta que el padre de la niña los encuentra. De manera
irracional, el padre se empezará a obsesionar con que el viejo ha abusado
sexualmente de la pequeña y se producirán una serie de despropósitos como tener
relaciones con una menor, nieta del viejo, para sonsacarle información que
confirme sus sospechas, cosa que después le llevará a juicio por supuesta
violación, del que quedará absuelto, pero sí le costara su relación
matrimonial.
La tercera historia es una
chica que, precisamente en la primera escena del atropellamiento, espera un
taxi para ir a un hospital porque ha roto aguas. Da a luz sola porque el padre
de la criatura, por motivos laborales, está ausente durante largas temporadas,
cosa que se prolongará durante los años posteriores y, cuando la familia ha
tenido un nuevo hijo, será la madre la que desaparecerá voluntariamente.
También en esta historia aparece un hermano del marido, estafador inmobiliario,
que quiere aproximarse a su cuñada y sobrina, pero cuenta con la oposición
absoluta de su hermano.
La última historia es la que
menos me ha gustado, pero las otras dos están mucho mejor, mantienen una
tensión e intriga sobre su desenlace en una buena progresión dramática. Si la
vida es, en gran parte, conflicto, la película refleja bien una serie de
problemas de un bloque de vecinos de clase acomodada. La manera de educar a los
hijos, en este caso por ser rígida e inflexible; la dedicación al trabajo
pasando por la dedicación a la familia; las obsesiones enfermizas que llevan a
hacer actos irreflexivos. Todo esto muestra la película y, aun con un toque
melodramático, son situaciones cotidianas que Moretti explica con soltura y de
forma amena.
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