Si Kaurismaki ya había hecho
películas con escasos diálogos y en que la historia se explicaba perfectamente
a través de las imágenes, radicalizó su propuesta en Juha (1999), una
película muda, en blanco y negro, que parece rodada en el Hollywood de los años
20.
Se trata de una historia
melodramática. En una granja viven el protagonista, Juha, un hombre tullido,
apacible y bonachón junto a una mujer más joven que él, Marja. Ambos viven una
vida feliz en un medio rural, trabajando en la granja y vendiendo sus productos
en el mercado de un pequeño pueblo. Entonces aparece en un descapotable un tipo
de aspecto siniestro, próximo a los sesenta años y con el poco pelo que le
queda engominado y peinado hacia detrás estilo Rafa Yuste. Se llama Shemekka y
aparece en la granja porque su vehículo está averiado, ofreciéndose Juha
amablemente para ayudar en la reparación. Shemekka empieza a tirarle los
trastos a Marja, diciéndole que aquello no es vida para ella y que está
encerrada como si estuviera en una jaula. En principio no tiene éxito y
abandona el lugar, pero luego vuelve y, esta vez sí, Marja huye con él.
Marja pronto de desengaña sobre
qué clase de tipo es Shemekka. Resulta que es un hampón, metido en negocios
turbios, con amigos poco recomendables y que, además, se dedica al
proxenetismo. Mientras Juha se consume en la granja desconsolado en su soledad,
Marja no lo pasa nada bien secuestrada por esa banda peligrosa capitaneada por
Shemekka. Marja logra escapar, pero se desmaya en el andén de una estación y
resulta que está embarazada. Vuelve con la banda de delincuentes, pasa un
tiempo, tiene la criatura y, al final, Juha se presenta en la ciudad con un
hacha para ajustar cuentas con Shemekka.
La película está bien, avanza a
buen ritmo y Kaurismaki domina los resortes de la narrativa no necesitando de
diálogos para dar intensidad a la historia. Pero me ha gustado menos que otras
obras del director finés. Un aspecto que me gusta mucho de otras películas es
el sentido del humor, aquí casi totalmente ausente. También me gusta la banda sonora
de sus otras películas, abarcando muchos estilos musicales y mezclando bien con
la historia mientras que aquí es un tipo más clásico tipo años 20. Otra cosa
que me gusta de Kaurismaki en sus otras películas es mostrar gente proletaria,
a veces casi marginal, en esos espacios urbanos desangelados de Helsinki
mientras aquí no hay ese interés en los lugares en que tiene lugar la película:
la granja y el piso donde está la banda de hampones. Tampoco me parece muy
interesante la historia ni demasiado original; Kaurismaki tiene películas en
que las historias son mucho más interesantes, más ricas en personajes, con más
matices y con una clara conciencia social aquí mucho más débil.
Siempre suele haber un guiño
cinéfilo en sus películas. Aquí, cuando Juha denuncia la desaparición de Marja
y el policía le dice que no puede hacer nada si se ha ido, como así ha sido,
por voluntad propia; en la pizarra del despacho de una comisaría está escrito: Arrest
this man, Samuel Fuller.
Película agradable de ver, pero inferior a otras del director finés
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