sábado, 8 de junio de 2024

BRUTOS, SUCIOS Y MALOS

 

Brutos, sucios y malos (1976) es una comedia negra de Ettore Scola. Pero además de negra, se podría añadir que es salvaje y ácida en extremo.

Localizada en unas miserables chabolas del extrarradio de Roma, la película empieza mostrando la realidad de Jacinto (Nino Manfredi) un hombre próximo a los 60 años que vive en una chabola con su numerosa familia, un espacio en que donde todos duermen sin separación entre habitaciones, sin privacidad y como animales. Es una familia de gente absolutamente marginal, un hijo se dedica a travestirse y prostituirse, otros hijos a robos mediante el método del tirón y luego huida en una vespa y, en definitiva, ninguno tiene una ocupación normal viviendo en un estado de salvajismo.

La acción de la película viene dada, primero, por el celo con el que Jacinto guarda el dinero de una indemnización que ha recibido por perder un ojo.  Y luego por su empeño, tras conocer a una prostituta también de aspecto marginal y parecida a la estanquera de Amarcord por la dimensión de sus pechos, en llevarla a casa y hacerla cohabitar en el mismo lecho en el que yace normalmente con su mujer. Todo ello hace que la familia idee un plan para deshacerse del cabeza de familia que pasa por envenenarlo metiendo la ponzoña en un plato de macarrones. Al encontrarse mal, salvará la vida haciéndose él mismo un lavado de estómago con la mancha de una bicicleta para provocarse el vómito; y su venganza será incendiar la chabola en la que vive toda su familia mientras es de noche y todos duermen. Sofocado el fuego, entonces Jacinto venderá la casa a otra familia estableciéndose una batalla campal entre ambas familias. Al final, se recupera el viejo orden en que ha comenzado la película.

El poblado de chabolas está situado en una colina cercana a Roma y se divisa en varias ocasiones, incluso desde dentro de una de las barracas, la cúpula del Vaticano. A pesar de esa relativa cercanía, el abandono de cualquier norma moral o religiosa es absoluto en esa familia, proclive a utilizar la violencia y también cometer actos procaces de manera apresurada e impúdica.

Scola realiza una crítica social a través de esta comedia tan negra pero, además, la película resulta sumamente pesimista, ni hay ningún personaje a destacar por caracteres positivos ni se produce ninguna acción digna de una mínima normalidad moral. Al contrario, se muestra una realidad descarnada y las situaciones cómicas vienen dadas por retorcer esa desagradable realidad, como todas las bromas relativas a la abuela, maltratada cuando todos intentan aprovecharse de su pensión; o uno de los hijos que aprovecha que sus padres duermen para tener un rápido contacto sexual con la prostituta que ocupa la misma cama que ellos.

Deprimente e impactante, pero también divertida, es una interesante comedia de Scola

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