El señor de la guerra (1966)
de Franklin J. Shaffner es una película de aventuras medievales y, de entrada,
en contra del resto de películas que retratan esa época, da una ambientación
que cabe suponer bastante realista de cómo eran los edificios, las batallas y
las gentes que existían en aquel siglo XI en que se desarrolla la película.
Un caballero normando llamado
Chrysagon (Charlton Heston) ocupa una parte de un ducado por encargo del
titular, un territorio expuesto a incursiones de los frisones. Chrysagon,
después de conquistar el territorio, tendrá problemas en varios frentes. Por un
lado, se enamora de una aldeana que está a punto de desposarse y exigirá el
derecho de pernada para, luego, no entregar a la chica lo que conllevará una
alianza de la gente del pueblo con los frisones y un asalto al castillo en que
vive. Por otro lado, su intrigante hermano menor le salvará de ese ataque con
tropas traídas de parte del duque, pero querrá hacerse dueño del lugar y se
enfrentarán, como hará finalmente también enfrentándose al marido de la chica.
Las mejores escenas de acción
son las del asalto al castillo, con las catapultas y una atalaya que desplazan
los asaltantes hacia las murallas. Parecen muy realistas, las armas no lucen y
resplandecen, sino que son más feas que en películas tipo Ivanhoe. El
retrato de las gentes del lugar es menos simple que en esas otras películas,
hay un cristianismo que convive con antiguos cultos de los druidas y mucha
inseguridad en unas zonas conflictivas y expuestas a invasores del Norte.
Los personajes están bien
construidos. Heston demuestra una vez más que era un gran actor, mejor de lo
que muchos luego han caricaturizado, sobre todo sus detractores por haber sido
presidente de la Asociación Nacional del Rifle. Aquí es un hombre de acción,
pero también inseguro, taciturno y que, finalmente, no duda en apostar por el
enamoramiento con la aldeana que desencadena las acciones de las películas
cuando la retiene después de pasar la noche con ella. Y Heston compone una
buena interpretación. Además, hay otras dos buenas interpretaciones: la de
Richard Boone como su guardián servidor y la de Guy Stockwell como su incómodo
hermano menor. Son dos interpretaciones secundarias que ayudan mucho al interés
de la película
Buena recreación de la Edad
Media en una película notable.
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