ORDEN: CAZA SIN CUARTEL

 

Orden: caza sin cuartel (1948) es una película de cine negro dirigida por Alfred Werker y, sin estar acreditado, Anthony Mann. Es una producción de serie B muy modesta, cuyo reparto encabezan dos actores con poco recorrido en aquel momento: Richard Basehart y Scott Brady. Tampoco luego alcanzaron el estatus de grandes estrellas, aunque sí participaron en películas muy importantes como, respectivamente, La strada o Johnny Guitar.  

La película trata sobre un peligroso criminal que comete diversos asesinatos en la ciudad de Los Ángeles, el primero de ellos un policía que había acabado su servicio, volvía a su casa y se interesa por un tipo que parece sospechoso de intentar entrar ilegalmente en un inmueble. Al pararlo y requerirle la documentación, es violentamente tiroteado.  

El asesino, ingeniero electrónico, licenciado del ejército tras la guerra y sumamente inteligente, tendrá en jaque a la policía. Al no estar fichado, es difícil dar con él, aunque, en una de las mejores escenas de la película, a partir de unos testigos de un atraco y por lo que indican varios de ellos, logran realizar un retrato robot a partir del cual tiran del hilo para llegar al criminal.  

Una vez acorralado, huirá por las cloacas de la ciudad, espacio que él ya ha utilizado y donde incluso guarda armas. Pertrechado con un rifle, opondrá dura resistencia antes de caer abatido. Lo destacable de esta última parte, además de que está bien rodada, es anticipar en un año la fuga por las cloacas de otro criminal, el Harry Lime de El tercer hombre.  

Basehart se luce interpretando a un criminal frío e impasible, en un registro opuesto al de La srada o Moby Dick. Brady interpreta a un policía de manera bastante sosa e insulsa, no da carácter a su personaje como sí lo hiciera al ponerse en la piel de Dancing Kid en Johny Guitar.  

Un buen entretenimiento como película de serie B de cine negro, con alguna parte notable y otra más convencional.