La doctora de Berga, cuya identidad no ha trascendido por ahora, me recuerda a Jean-Claude Romand. Ambos simulaban ser médicos pero, mientras Romand fingía ser investigador en la OMS de Ginebra y solo puteó (desde el punto de vista asistencial) a gente de su familia vendiendo placebos por muchos miles de francos, nuestra falsa doctora ha ido más allá, ha trabajado en varias instituciones sanitarias y ha tenido contracto con usuarios del sistema púbico de salud que se supone pagan sus impuestos para que les atienda una facultativa de verdad y no impostada. La doctora ha bajado a la arena y se ha fajado en un servicio de urgencias del hospital de referencia del Berguedà.
Su mérito es enorme. Al margen de trabajar en varios centros sanitarios, como mínimo sabemos que aguantó más de medio año en el hospital de Berga. Y resulta que la voz de alarma respecto a que no era doctora viene desde fuera del hospital. ¿Puede alguien que no es doctor disimular 7 meses en un servicio de urgencias sin que nadie sospechara nada? Está claro que no solo debería purgar el jefe de recursos humanos del hospital (por cierto, ¿dónde lo habrán recolocado?), sino también algún responsable del área asistencial.
Por lo que se refiere a la gente de Recursos Humanos, dijeron a los Mossos que la doctora exhibió una captura de pantalla con un número de colegiada y dos fotografías vestida de doctora (tal vez se había disfrazado de doctora en Carnaval); y que ya aportaría documentación en papel más tarde. Después de este riguroso control por parte del área de Recursos Humanos, han dicho que revisarán los protocolos. Tal vez hubiera sido necesaria una mayor dosis de sinceridad y decir que elaborarán protocolos para que no vuelva a pasar.
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