Animado al leer críticas muy positivas,
me acerco al cine para ver Háblame, película australiana de terror hecha
por dos hermanos, Danny y Michel Philipou, y que es su opera prima.
Unos jóvenes tiene una mano de un
extraño material que parece como embalsamada con la que se dedican a hacer una serie de
sesiones de espiritismo. Cuando alguno de los jóvenes coge esa mano y dice “háblame”
y, después, “Te dejo entrar”, empiezan a
aparecer espíritus, poseer cuerpos y demás cosas raras. Lo que empieza siendo una diversión, acaba
de manera angustiosa cuando una de las chicas encuentra a un espíritu que dice
ser su madre. Con uno de los chicos que está como poseído y se autolesiona, y
la chica que, a caballo entre los muertos y los vivos, intenta encontrar una solución a la situación
del chico, va transcurriendo la película hasta un último giro.
Acabada la película, y sabiendo
que van a hacer tanto precuelas como secuelas del film, me doy cuenta que los
gustos actuales por el cine de terror no son los míos. Ante tanta crítica
entusiasta, la película me deja bastante frío. No veo un nuevo referente ni una
cinta icónica en el género de terror tal como dice la crítica de manera casi unánime, sino una película que, como mucho, me
puede parecer de factura correcta pero sin que tenga elementos que me llamen especialmente la
atención.
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