miércoles, 2 de agosto de 2023

LA JUNGLA


 

La jungla, de Upton Sinclair, es un libro duro de leer ya que cuenta la extrema miseria en la que vivían las clases obreras en la ciudad de Chicago a finales del siglo XIX y principios del XX.

El protagonista es un joven lituano, Jurgis Rudkus, que llega a América con unas expectativas mucho más altas de las que la realidad le depara cuando se emplea en un matadero perteneciente a la poderosa industria cárnica en Chicago. Empieza la novela casándose con su mujer Ona y, desde ese mismo momento, la novela será una serie de desgracias, a cuál mayor. Sin llegar a fin de mes, temiendo ser deshauciados y  viviendo en extrema pobreza,  Ona será asediada sexualmente por un capataz irlandés y Jurgis le agredirá por lo que será encarcelado. Cuando salga de la cárcel, habrá perdido su trabajo, morirá también su esposa que está embarazada por segunda vez e incluso se ahogará en el lodazal de una calle de Chicago su hijo de un año de edad. Ante tanta fatalidad, Jurgis se convertirá en un vagabundo y durante varios capítulos errará por diversos estados americanos. Luego retornará a Chicago, y su suerte tendrá altibajos, combinando momentos de relativa fortuna como cuando se asocia con un irlandés que ha conocido en la cárcel a otros en que lo vuelve a perder todo; como cuando por casualidad vuelve a ver a quien deshonró a su mujer, le vuelve a agredir brutalmente y es encarcelado de nuevo. Tras ser de nuevo excarcelado, tendrá la fortuna de trabajar en un hotel y, a través del propietario, tomar contacto con el Partido socialista, ir a mitines y tomar conciencia de pertenencia a la clase obrera y de lo que es la lucha de clases.  

La descripción de la vida en los mataderos da mucho asco y parece que escandalizó en el momento de la publicación (1906) por la ausencia de medidas higiénicas. Explica como se trabajaba con ganado en mal estado y los veterinarios y químicos lo mantenían en la cadena productiva. O como las mismas ratas, mezcladas con la carne de los cerdos, eran aplastadas dentro de la cadena y se acababan produciendo salchichas. Sinclair llega a decir en la novela que las latas de carne en mal estado mataron a más soldados americanos en la guerra de Cuba que las balas españolas. Además de esta laxa política sanitaria, se describen unas condiciones laborales de explotación y en una sociedad corrupta en la que, además de mafia y sindicatos, los mayores problemas eran los propios jueces y policías.  Se describe una alta competitividad por encontrar trabajo aun en condiciones miserables, con millones de desempleados y eso que la novela retrata un momento histórico anterior en unos 30 años a la Gran Depresión. Y también se explican las luchas sindicales y las huelgas que propiciaban que hubiera muchos esquiroles que los poderosos califican como héroes (Jurgis llega a ser esquirol) y la sustitución por trabajadores todavía menos cualificados como los negros.

El valor de la novela es describir de manera minuciosa una realidad descarnada y que hizo reaccionar a una parte de la sociedad. Sinclair describe con fuerza y garra esa realidad. Creo que presta menos atención a meterse en la piel de los personajes, ya sea el protagonista Jurgis o los numerosos secundarios, porque lo que le interesa es hacer una denuncia política y social. Por eso, los personajes le sirven como instrumento accesorio a lo que quiere contar y el paso de una buena novela a una gran novela hubiera consistido en dotar de mayor profundidad a los personajes, no hacerlos tan tópicos y superficiales, haber entrado en su alma. Y espacio para hacer eso Sinclair lo tuvo porque leo una edición de 540 páginas.  Pero, por ejemplo, en la última parte, unos personajes del partido socialista, en los mitins a los que acude Jurgis, explican con detalles la lucha de clases como si fuera una exposición teórica dada por seguidores de Marx.

Si lo que escandalizó más en su momento fue mostrar las deplorables condiciones de los mataderos, podríamos pensar que el control sanitario ha mejorado mucho desde los tiempos de Sinclair y podemos estar tranquilos. Pero recuerdo haber leído hace poco unas noticias sobre las granjas de pollos, de la cadena LIDL, en que hay operarios que incluso mean junto al pienso:

https://www.consumidorglobal.com/noticias/analisis/lidl-maltrato-animal-granja-pollos-descomposicion-canibalismo_4395_102.html

https://www.diariocolmenar.com/actualidad/5321-equalia-ong-alerta-del-escandalo-mundial-del-pollo-de-lidl-por-maltrato-animal

Tal vez lo que explica Sinclair sobre la falta de sanidad en los mataderos no es algo tan decimonónico y se sigue dando en la actualidad.

De todos modos, como dice el refranero ojos que no ven … así que todos a comer pollo.  

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