Después de varias décadas, veo
La escopeta nacional y me sigue pareciendo una película divertida
pero resulta difícil no compararla con otra película coral de Berlanga como es Plácido.
Y me gusta mucho más Plácido.
En Plácido , y teniendo
que lidiar con la censura cosa que ya no ocurre con La escopeta nacional,
se hace un retrato en mi opinión muy preciso de la miseria moral y económica de
la época franquista en el momento en que se inicia la década de los 60. En
cambio, me interesa menos el tema de las cacerías en el tardofranquismo y lo
que representaban en el régimen corrupto.
Además, me resultan más
entrañables y próximos muchos de los protagonistas de Plácido (aquellos
que pertenecen a las clases populares, que son la mayoría de los que componen
la trama) que el marqués, su hijo, el ministro, el industrial catalán y las
fulanas de los dos últimos de La escopeta nacional. Me ha parecido una película un poco envejecida porque el tipo de personajes que aparecen ha quedado superado por las décadas transcurridas. Por ejemplo, el personaje de Barbara Rey, en aquella época en la que empezaba el destape, podía tener una gracia o razón de ser que ahora ha desaparecido.
Irónicamente dado el contexto actual, un momento que me ha hecho gracia es cuando Mónica Randall le dice a Saza que tenga cuidado, que él tiene antecedentes que lo comprometen ante la gente de la cacería y los tiene por haber participado en donaciones para el català a l'escola.
Por otro lado, en algunos
momentos el humor de La escopeta nacional me parece un poco de brocha gorda.
En cualquier caso, es una
película divertida que merece la pena revisar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.