viernes, 30 de junio de 2023

NO ES BUENO QUE EL HOMBRE ESTÉ SOLO

 


José Luis López  Vázquez es uno de los más grandes actores que ha dado el cine español y No es bueno que el hombre esté solo es una de las mejores actuaciones que le he visto.

López Vázquez es un empleado cualificado en una empresa naviera y, habiendo quedado viudo, convive con una muñeca como si fuera su mujer, duerme junto a ella, la saca de paseo, le habla e incluso ha incorporado un reproductor de cassette con una voz femenina para simular dialogar con ella. Tiene una vecina interpretada por la recientemente desaparecida Carmen Sevilla cuya hija descubre la existencia de la muñeca y su extraña convivencia. Avisada por su hija, Carmen Sevilla, que trabaja como chica de alterne y tiene un chulo interpretado por Máximo Valverde que la pega frecuentemente aunque está colgada de él, ideará un chantaje que pasa por algo más que el dinero, se convertirá de cara a los demás en su mujer para obtener beneficios para ella, su hija y su chulo.

Pedro Olea lleva muy bien la película, vamos descubriendo poco a poco y de manera minuciosa el tipo de vida que lleva el protagonista. López Vázquez no es retratado como un loco sino como alguien que pretende llevar un tipo de vida nada convencional huyendo de la sociedad y lo único que pide es que le dejen en paz. Así, en el trabajo hay continuas presiones para conocer a su mujer y, en un momento en que para en el arcén de la carretera con la muñeca como copiloto, unos policías de tráfico le abordan y piden la documentación por estacionar en sitio prohibido y, milagrosamente, salva la situación sin que los policías se percaten que no hay una mujer de carne y hueso en el asiento. Al regresar a casa le dirá al maniquí que no podrán seguir saliendo de casa.

Dentro de la rutina que llevan en casa, la mejor escena es cuando López Vázquez, disfrazado un poco al estilo de Joel Gray en Cabaret, interpreta un número de varietés para la muñeca que pasa por ser su mujer  y otra muñeca a la que da trato de hermana de la primera.

Curiosamente, empezará a causar mejor impresión en la empresa cuando Carmen Sevilla, con su atractiva presencia, se haga pasar por su mujer. Esa mayor aceptación tiene como origen una extorsión y, por tanto, supone una gran mentira que se tragan sus compañeros de trabajo.

El chantaje al que el protagonista es sometido por parte de Sevilla y Valverde, y a pesar de que va cediendo a todas sus demandas, tensionará finalmente a López Vázquez que estallará de forma violenta contra los extorsionadores. Y acudirá a una fiesta en la que él es el homenajeado, y a la que en principio hubiera ido con Sevilla, con la acompañante con la que de verdad quiere estar y que es la muñeca.

No es bueno que el hombre esté solo es una ácida reflexión sobre la libertad individual,  los convencionalismos sociales y  el dolor de la pérdida de un ser u objeto querido.  José Luis López Vázquez está soberbio en la película y Carmen Sevilla está correcta en un papel muy alejado de aquellos por los que se la empezó a conocer en los años 50.

 


jueves, 29 de junio de 2023

EL OJO DE CRISTAL


El ojo de cristal, de Antonio Santillán, es una de las películas de cine negro barcelonés que tienen puntos de interés y, sin ser películas sobresalientes, sí son productos dignos merecedores de atención. 

Un aliciente de estas películas es observar los escenarios naturales donde se rodaron para ver cómo estaban en los años 50. Aquí distingo claramente localizaciones en la estación de Francia, los aledaños de la Catedral y la Vía Layetana. 

La película tiene un inicio muy bueno de cine negro en el que un hombre acude a una tintorería para que le laven un traje después de haber cometido un crimen. Más tarde preparará con ingenio una coartada, utilizando a diversos personajes, para matar a su novia y luego quedar libre de culpa.  La trama de cine negro queda en parte obstruida por el hecho de ser una película "de niños". Hay una subtrama en que el hijo del tintorero y el de un policía adquieren protagonismo y el segundo ayudará a su padre (un policía que necesita resolver el caso para hacer méritos ante su jefe ya que no ha solucionado ningún caso importante) hasta verse apurado siendo capturado por el asesino. Como era previsible, el padre llegará en el último momento, el villano caerá abatido y el final será feliz. 

La película está bien filmada, consigue crear buenos momentos pero queda lastrada por un guion que dedica demasiada parte de la película a la subtrama infantil que se convierte en un coñazo. 

A destacar un papel secundario, como propietario de la tintorería, del gran Saza. 
 

lunes, 26 de junio de 2023

EL MÁS ALLÁ


 El más allá de Lucio Fulci se abre con un inicio que me ha gustado mucho. Hay un prólogo rodado en  blanco y negro en que un  grupo de personas  se aproximan a una casa de un pueblo de Louisiana, unos en barcas y otros en automóvil, para asesinar salvajemente a un artista al cual acusan de brujo y crucifican desfigurándole con ácido el rostro; al mismo tiempo, con esa accion violenta y de intensa crueldad, así como la presencia de un libro parecido a un Necromicón que poseía el artista,  abren una de las siete puertas del infierno con lo que el lugar queda  maldito. 

La acción se traslada cincuenta años más tarde y, ya rodada en color, empieza contando tras los títulos de crédito como una chica de Nueva York recibe la envenenada herencia de la casa  y proyecta acondicionar el inmueble para poner un hotel. Enseguida empezarán a sufrir ataques los operarios rematados con un gore sin complejos y , junto con la aparición de personajes misteriosos como una ciega y una niña, se irá estrechando el cerco sobre la protagonista y un médico con el que afrontará la espinosa situación. 


Fulci enseña sus cartas desde el principio y no hace avanzar la progresión dramática en base al suspense sino que muestra una exhibición de genuino gore buscando crear inquietud a base de poner a los protagonistas en situaciones extremas. Así pues, el guion está poco elaborado, podríamos decir que es flojo pero es que Fulci está más interesado en mostrar de manera explícita el horror y crear a partir de ahí una tensión e intranquilidad en el espectador que no en explicar con coherencia una historia.  Por ejemplo, se recrea con cuatro arañas que desfiguran el rostro de una de las víctimas introduciéndose por ojos, fosas nasales y boca.  Su objetivo es buscar la zozobra en el espectador tiñendo de rojo la pantalla. 


Fulci combina la aparición de vengadores que provienen del infierno y van ajusticiando a los operarios y todo el que pase por allí con exhibición de ojos y vísceras salpicando sangre,  junto con la activación en el hospital donde trabaja el doctor de un ejército de zombis marca de la casa que asedia a los protagonistas. Finalmente escaparán y pasarán del subterráneo del hospital al de la casa y, de allí, al mismísimo infierno, con los ojos en blanco como tenían la ciega y la niña, deambulando por un decorado que es igual al que pintaba el artista en el inicio de la película. El final me parece logrado, en esta desigual película de Fulci, enlazando principio y final a través de esa pintura y marchando hacia el averno.  



domingo, 25 de junio de 2023

RUSIA 1917-1921, REVOLUCION Y GUERRA


 Rusia 1917-1921 es un documentadísimo libro de Anthony Beevor sobre los últimos meses de la I Guerra Mundial en Rusia, los procesos revolucionarios de 1917 y la posterior guerra civil. Como siempre me pasa en este tipo de libros, la avalancha de datos es abrumadora y cuesta a veces situar a los contendientes de una y otra parte en una lucha que se dio a lo largo de miles de kilómetros de frente, con participación de nacionales de muchos países y con continuos avances y retrocesos de cada bando.  

Una primera conclusión que saco es el error que comete Kerenski y los suyos cuando, destronado el zar, no renuncian a seguir participando en la guerra mundial junto a Francia, Inglaterra e Italia. Está bastante claro que  la mentalidad de los vencedores en la Revolución de febrero, en lo que se refiere a política exterior, era la misma que la del zar y sus consejeros.


La ayuda de las potencias aliadas a la causa de la Rusia blanca fue generosa y hay que destacar sobre todo el interés de Churchill, como ministro del gobierno británico en aquellos días, en destruir la revolución bolchevique. No obstante, menos contundente era el entusiasmo del premier británico Lloyd George que, en un momento dado, viene a decir que lo mejor es que se apañe cada bando y que gane el mejor. A pesar que la ayuda fue generosa, el hecho que el conflicto se alargara provocó ese pragmatismo de Lloyd George pues el riesgo de meterse en aquel avispero podía provocar unos sacrificios y recursos parecidos a los empleados en la I Guerra Mundial. 


Los bolcheviques tenían muchas limitaciones, derivadas de la falta de recursos y de su incompetencia,  pero estaban situados en la posición central del país mientras las fuerzas que pugnaban por restaurar el orden anterior estaban en zonas periféricas, con poca conexión entre ellas. Además estas fuerzas contrarias a los bolcheviques querían mantener las antiguas fronteras de la Rusia zarista, cosa complicada ya que el nuevo orden que se impone en Versalles da la bendición a la formación de estados como el polaco, finés o las repúblicas bálticas. Para colmo, estas fuerzas antibolcheviques estaban divididas y, mientras unos querían la restauración de la familia Romanov o algún sucedáneo, otros eran social revolucionarios y querían crear una república más homologable a la de otros estados europeos y que supusiera implantar una democracia. La Rusia blanca tenía demasiadas contradicciones y divisiones internas como para poder sostener a largo plazo una guerra contra los bolcheviques. 


La guerra civil rusa arrastró a participar a alemanes, polacos, letones, estadounidenses, japoneses, chinos, checos, … Fue un auténtico galimatías y unos años en los que la población civil sufrió las tropelías tanto de un bando como de otro, sobre todo la gente del campo. Beevor explica auténticas atrocidades, la menor de ellas que se ejecutara a gente sin juicio previo pues, además, hubo incontables muestras de ensañamiento contra el enemigo.


Acabo el libro y veo por TV ayer las noticias de la rebelión del grupo paramilitar Wagner y su marcha hacia Moscú. Por un momento, me parece que Wagner va a ser como la Legión Checa del libro, un ejército desplazándose por el inmenso país en medio del caos. Parece al final del día que se da marcha atrás a la asonada y que el jefe del grupo, el siniestro Prigozhin , se exiliará en Bielorrusia. 


Enlazando el episodio de ayer y lo que cuenta el libro resulta que, después de más de un siglo desde la desaparición del imperio zarista, quedan muchas carpetas abiertas todavía y Rusia sigue siendo un foco de inestabilidad que, por la importancia del país como potencia militar nuclear y sus recursos energéticos, provoca mucha incertidumbre para el orden mundial, ya de por sí sometido a muchas tensiones.  

viernes, 23 de junio de 2023

EL DIPUTADO

 



Si hay una película que es hija de su tiempo, podríamos decir que es El diputado. Rodada en 1978, explica hechos de la transición muy recientes en el momento de la filmación, algunos del mismo 1978 e incluso se dice que el protagonista participa en la preparación de las primeras elecciones municipales que tuvieron lugar en la primavera de 1979, una vez estrenada la película.  

José Sacristán es Roberto Orbea, un político del PCE, electo en las primeras elecciones de 1977 y bien situado para hacerse con la secretaría general del partido. Mantiene su orientación sexual oculta y eso no es desconocido para su mujer que conoce de su homosexualidad y la tolera. Cuando aún está en la cárcel en los últimos tiempos del franquismo, conoce a un chapero con el que mantendrá relaciones al salir de la prisión y éste le presentará a otros chaperos, chicos muy jóvenes , algunos menores de edad ( creo que la mayoría de edad eran 21 años en aquella época) y todo eso forma una parte oculta de su vida. Un grupo de la ultraderecha, capitaneado por Agustín González, utilizará a uno de estos menores para tenderle una trampa grabando sus relaciones y así acabar con su carrera política. Mientras prepara la trampa, resulta que el joven ha tomado aprecio, no solo a Sacristán sino también a su mujer con la que llegan a formar un trío estable. Los ultras modificarán los planes y la trampa será asesinar al joven y dejar su cadáver en el apartamento de Sacristán para comprometerlo. 

Por un lado, creo que hay que resaltar la valentía que siempre tuvo Eloy de la Iglesia planteando temas conflictivos. Me imagino que la homosexualidad del diputado de la película horrorizaba a la ultraderecha, pero también incomodaba a la propia izquierda y no creo que la película gustara mucho en el PCE, partido en el que había militado, no sé si ese momento preciso, Eloy de la Iglesia. Además se muestra una ultraderecha muy salvaje, personificada en el papel de Agustín González que se apellida Carrés. No creo que se hubiera podido descartar una acción violenta en aquel momento contra De la Iglesia o Sacristán. 

La película, vista en la actualidad, resulta un crónica interesante de aquellos agitados años de la transición y tiene una parte de valor como documento histórico. Afortunadamente, la denuncia de De la Iglesia en el sentido que, para estar en política, una persona tenía que esconder su orientación sexual ya ha pasado a la historia. Gustarán más o menos como políticos, pero la gente no toma en consideración la orientación  sexual de Iceta, Collboni o Javier Maroto para votarles o no.  

Se trata de un filme muy entretenido, aunque el guion me parece demasiado simple, tal vez con demasiados clichés. A lo mejor hubiera sido más interesante prescindir un poco de la crónica política y ahondar más en el personaje de Sacristán,  el cual por cierto está como siempre, es decir, muy bien junto a su esposa en la película María Luisa San José

Como curiosidad, hay un cameo de Bardem interpretándose a sí mismo y una línea de diálogo para el entrañable Fernando Chinarro.


miércoles, 21 de junio de 2023

EL FINGIDOR


 

Voy con Jordi a ver El fingidor. De manera mezquina, apuramos a comprar las entradas hasta dos o tres días antes esperando que hagan una promoción que finalmente no llega. Llegamos a la conclusión que, dado que por mucha oferta que hagan solo la gente a quien le interese la obra irá al teatro, la empresa decide hacer solo alguna promoción los fines de semana, a ver si alguien se despista y compra la entrada. Así que compradas las entradas dos días antes para acudir en día laborable,  tenemos fila 3 en una platea semidesierta, calculo que menos de media entrada.

El fingidor no es exactamente una obra de teatro, aunque haya algún momento de la obra teatralizado. Es una función que mezcla teatro, música, documental y circo para hacer una aproximación a la figura y obra de Fernando Pessoa. Me temo que si no has leído a Pessoa, ni sabes nada de él, tiene que costar mucho entrar en la obra. Sobre una pantalla, en plan documental, se van sucediendo opiniones de estudiosos de la obra de Pessoa, como los traductores del Libro del desasosiego al catalán y castellano, así como una sobrina nieta de Pessoa, también escritora.  También se van mezclando imágenes de Lisboa, entre ellas los famosos y expresamente decadentes tranvías de color amarillo.       

El espectáculo se apoya en Pep Tosar, su creador, una vocalista que también toca un sintetizador, una pianista y dos acróbatas que también actúan. Consiguen momentos muy brillantes en el escenario cuando los cinco acaban algún número musical, como un But not for me que me lleva a recordar a Baker. Por un lado, los especialistas de la parte documental te sitúan bien en la figura de Pessoa explicando su forma de ser, su familia, sus amigos, su educación, etc. Todo ello con las dificultades propias que tiene “apresar” a Pessoa, un escapista a través de sus heterónimos. Por otro lado, Tosar a veces es narrador, a veces es Pessoa mientras los equilibristas parecen evocar todos los Pessoas que existen y que conviven en su particular mundo, aparentemente en armonía y equilibrio, apoyando a su vez a Tosar.

La gente aplaude al final de la obra y me preguntó qué piensan los actores al ver la platea con menos de media entrada. Desde el escenario tienen que tener una perfecta visión del teatro. No creo que esperarán llenar cada día el teatro pero supongo agradecerían una mayor afluencia de un público que, el otro día y siempre que voy al teatro, mayoritariamente está por encima de los 50 años.   

Además de pasar un buen rato, lo importante es que te vienen ganas de releer a Pessoa.  

EL MAESTRO JARDINERO


 

Antes de ver El maestro jardinero ya sabía que, contrariamente a otras películas de Schrader, el film acababa con un final feliz y esperanzador para el protagonista. Por eso, al ver los pétalos de flores abriéndose en las imágenes que acompañan los títulos de crédito ya vi que era un Schrader, a sus 76 años, más relajado que el de hace cuarenta años. 

La primera parte de la película es la que más me gustó. Vemos al meticuloso jardinero trabajando con gran dedicación y experiencia en un ambiente tranquilo y relajante pero, a través de sus pesadillas, empezamos a ver a un hombre con un pasado innoble:  haber sido miembro de grupos supremacistas blancos. Todo ello le ha dejado un pasado marcado en aparatosos tatuajes de calaveras y esvásticas y, lo que es peor, con heridas en lo más íntimo de su ser.  Como contraste a la apacibilidad del jardín, ese pasado aparece en pequeños pero intensos y violentos fogonazos. 

Logrará expiar sus culpas gracias a que su adinerada jefa y amante ocasional le dice que ha de cuidar e integrar en el equipo de jardineros a su sobrina nieta. La chica es problemática, proviene de una familia desestructurada y tiene problemas de adicciones pero surgirá el amor y el jardinero empezará a tener una ilusión. Si la tranquilidad de la actividad de jardinería había apaciguado su carácter salvaje, la relación con la joven le dará un subidón y la expiación de sus culpas será más satisfactoria si cabe ya que la chica tiene ascendencia afroamericana. 

Rodada con su famoso estilo trascendental en la línea de sus maestros, Schrader sí se permite algún volantazo un tanto sorprendente en una escena en la que, de forma mágica y surrealista, los protagonistas van en automóvil y se empiezan a abrir los pétalos de las flores que están masivamente en los arcenes de la carretera e incluso parece que el auto va a empezar a volar. 

Consolidada la relación entre el jardinero y la chica, la película acabara con esa misma calma y tranquilidad con la que había empezado el film, siguiendo lo que podría ser el estilo de su admirado Ozu.  

Por su forma habitual de rodar, por esa escena tan distinta introducida un poco abruptamente en el conjunto de la película o por lo que sea; mucha gente puede rechazar esta película. Pero El maestro jardinero explica los conflictos interiores de un hombre, con las temáticas que al director le han preocupado siempre y es 100% Schrader.

lunes, 19 de junio de 2023

ATLANTIC CITY


 

Después de más de treinta años, vuelvo a ver Atlantic City de Louis Malle y sigo pensando que es una buena película. Me gustan más algunas películas que Malle rodó en su país natal aunque sí hay presencia francesa en la película. El compositor era Michel Legrand, los productores eran franco-canadienses, figura en el casting Michel Piccoli aunque su presencia la veo desdibujada por como absorben Lancaster y Sarandon la película y, justamente Sarandon, su personaje aprende francés y su ilusión es trabajar como croupier en Montecarlo. 

El argumento gira en torno a las relaciones entre Burt Lancaster, un hombre ya viejo que estuvo vinculado a la mafia y ahora trapichea como corredor de apuestas y gigolo de la exmujer de su jefe mafioso; y Susan Sarandon, una chica que , huyendo de un ambiente rural opresivo, trabaja como dependienta en una tienda de marisco mientras estudia para croupier. Son vecinos, pero nunca han hablado si bien Lancaster la espía y se siente atraído mientras ella se saca el olor a marisco rociando zumo de limón por su cuerpo. La llegada del exmarido de Sarandon, junto con su hermana embarazada y un alijo de cocaína que han interceptado en Filadelfia y que él intenta vender mientras es acosado por los mafiosos propietarios de la droga, precipitará los acontencimientos de la película y acercará a los protagonistas. Lancaster protegerá a Sarandon adoptando un papel activo y viril cuando se insinúa que, como hampón, había sido pusilánime y huidizo. Se ilusionará con la posibilidad de entablar una relación más profunda con Sarandon, durante un tiempo vivirá fuera de la realidad en ese sentido pero pondrá los pies en el suelo al descubrir que ella se queda con la mayor parte del dinero de la mercancía que había robado el exmarido y que él ha ido vendiendo. Retornará con la exmujer de su jefe y hará una última entrega de droga con lo que parece solventar durante un tiempo sus problemas económicos.      

Lancaster, con sus excelentes aptitudes que fue perfeccionando con los años interpretando papeles más complejos que en sus inicios, compone un personaje decadente, derrotado, aburrido y que se activará y rejuvenecerá con la energía que le da la relación con la joven y atractiva Sarandon. Mostrará una virilidad que se insinúa nunca tuvo y hará lo que nunca hizo antes: matar a los dos mafiosos que persiguen a Sarandon creyendo que ella tiene la mercancía que robó su exmarido. También Sarandon está bien en su papel, mostrándose atractiva como exige el personaje y luchadora ante lo cutre que es su vida.

Malle filma con mucha solvencia y retrata una Atlantic City muy decadente, con un montón de edificios en derribo y muchas obras. No sé cómo estará ahora esa ciudad cercada a Nueva York y si habrá remontado, pero la película es de 1980 y parecía muy venida a menos sobre todo comparada con la pujanza de Las Vegas.

A mi tal vez me hubiera gustado un final más trágico, no tan feliz. La historia es triste y sombría pero acaba relativamente bien. Tal vez si Malle la hubiera hecho en Europa el final hubiera sido otro. En cualquier caso, Atlantic City es una buena película

domingo, 18 de junio de 2023

SIMÓN DEL DESIERTO

 

Simón del desierto es una película en la que Buñuel muestra sus preocupaciones o reflexiones sobre la religión de manera desacomplejada y socarrona, incluso más que en otras de sus películas.

No está claro por qué es un mediometraje de 45 minutos. Una versión es que se agotó el dinero que ponía el productor pero otras versiones dicen que se concibió desde el primer momento como mediometraje dentro de una película que tenía que contener otras historias cortas dirigidas por Fellini y Jules Dassin. 

Creo que Simón entronca directamente con Nazarín y Viridiana. Son tres personajes que buscan a Dios pero no lo acaban de encontrar, cada uno a su manera diría que fracasan. En cambio, Simón sí encuentra al diablo que se le presenta, a través de la actriz Silvia Pinal, tentándolo  en varias ocasiones  con sus encantos, exhibiendo su erotismo y arrastrándolo finalmente al siglo XX en la última escena en el music hall donde parece que Simón capitula definitivamente. O se resigna como lo hacía  Viridiana en la última escena jugando al tute una vez fracasado su intento de promover la caridad cristiana.

Si en vez de encontrar el camino para llegar a Dios acaba junto al diablo, no parece que le vaya mejor con la gente que se le acerca mientras él hace penitencia en lo alto de la columna. Obra el milagro de devolver las manos a un hombre que las tenía amputadas pero el favorecido  lo aprovecha para dar una colleja a su hijo. Sus relaciones con una especie de jerarquía eclesiástica son ambiguas y un monje le acusa de fraude respecto a la frugalidad en su penitencia mientras otro le enseña los rudimentos de la propiedad privada ante su ingenuidad. Tampoco  hay comunicación con un joven monje imberbe e infantilizado y otro personaje muy buñueliano es un enano pastor de cabras y con tendencias zoofílicas.  

Buñuel explica el fracaso del penitente Simón con ironía, incluso con mofa, con su estilo irreverente, con su magia surrealista y consigue 45 minutos de brutal potencia cinematográfica.

 

 

 


sábado, 17 de junio de 2023

EL MALVADO CARABEL

 



El malvado Carabel me ha recordado a Buñuel. Si, en Nazarín, Paco Rabal causaba varias desgracias con sus acciones virtuosas y bienintencionadas, o en Ensayo de un crimen el protagonista intentaba sin éxito asesinar a varias personas aunque luego estas perecieran; en El malvado Carabel el protagonista, después de ser despedido injustamente de su trabajo, se propone cometer toda clase de fechorías sin que pueda conseguirlo.

Fernando Fernán Gómez se pone en esta película tanto delante como detrás de la cámara, y yo creo que se le tiene que dar nota alta en las dos facetas. Consigue una comedia ágil y con situaciones divertidas.

Carabel se propone ser muy malo y empieza utilizando un niño al que adiestra como mendigo, pero lo poco que recauda se lo quedará el propio menor. Luego querrá cometer un atraco en un hotel  y acabará en la sala de baile al ser confundido con un participante en una fiesta de disfraces por la pinta que lleva, fracasando también al intentar robar el collar de una mujer con la que baila de forma grotesca. Atracará por la calle a un hombre, que no dará crédito a sus intenciones y Fernán Gómez acabará pagándole la propina al sereno mientras el señor sube a su casa. Y robará una caja fuerte que después no podrá abrir durante días, necesitando para hacerlo nitroglicerina y dará pie a un gran estropicio cuando, finalmente, la caja no contiene nada de valor.

Fernán Gómez, en ésta y otras películas, tenía querencia por la astracanada, un humor absurdo, con tintes surrealistas y que me ha recordado a Monthy Pyton o aquel ladrón tan cutre de Toma el dinero y corre de Woody Allen que atraca una joyería y se lleva el cristal del escaparate en vez de la joya.

Creo que F.F.G. es un grande del cine español e hizo mejores películas pero El malvado Carabel no está nada mal.

 


miércoles, 14 de junio de 2023

V13

 


V13, último libro de Emmanuel Carrére, va más allá de ser una crónica judicial sobre el proceso abierto a raíz de los atentados terroristas cometidos en París en noviembre de 2015.

Carrère explora la dimensión humana de víctimas, terroristas, colaboradores e incluso periodistas, jueces y fiscales.  Y creo que se acaban planteando más preguntas que respuestas. Seguramente porque es muy difícil obtener respuestas.

En el juicio se procesaba a uno de los miembros del comando que debía explotar el cinturón que llevaba y, sin que queden claros los motivos, se arrepintió en el último momento y no lo hizo; así como miembros operativos del comando que no debían participar directamente en los atentados y luego los colaboradores, gente que ayudó en la labor por ejemplo de alquilar pisos francos y falsificar documentos y que, según las defensas, no sabían que ayudaban a una célula terrorista.

A través de los testigos, Carrère no ahorra detalles espeluznantes de la matanza así como nos muestra el testimonio de las víctimas, entre las que no solo están los heridos o familiares sino que también podríamos considerar a los padres o familiares de los terroristas. Con el estilo de Carrére, nos zambullimos en el dolor de las víctimas y empatizamos con su sufrimiento.

El autor intenta comprender de dónde sale el mal, el odio, qué impulsa a unos jóvenes a cometer las atrocidades que perpetraron. Queda claro que los jóvenes terroristas ven el conflicto como una guerra. Sí, ellos mataron gente inocente en la sala Bataclan y las terrazas donde se inmolaron con cartuchos explosivos que llevaban adosados a su cuerpo, pero el único superviviente que no explosionó su cinturón menciona los raids aéreos que la aviación francesa realizó en Siria y en las que murió gente inocente, entre ellos seguramente muchos niños. Al menos esto nos ha de llevar, no a cuestionar las responsabilidades que se dirimieron en ese proceso penal, pero sí a intentar adoptar un análisis más riguroso de la globalidad del conflicto que creo ejemplifica Carrére en este párrafo:

“… ¿Y los acusados, después de esto? Pensábamos que sus interrogatorios serían apasionantes y en realidad no lo son porque no tienen nada que decir. Bueno, nada… Es una tontería decir que nada, lo que quiere decir sobre todo es que no hemos sabido escuchar. No hemos intentado comprender. Hemos olvidado que el gran precepto de Spinoza: no juzgar, no deplorar, no indignarse, únicamente comprender (La posición opuesta la ha defendido nuestro primer ministro de la época, Manuel Valls, en estos términos virtuosamente indignados: “Comprender ya es disculpar”. No estoy de acuerdo con Manuel Valls ). 

Enlazo esto con el tema de Ripoll, ciudad en la que se criaron varios de los implicados en los atentados de agosto de 2017 en Barcelona. Podemos optar por no comprender pero, de cara al futuro, tampoco nos hemos de extrañar que pasen otra vez sucesos como aquellos si nos quedamos en esa opción de Valls. ¿Por qué la ultraderechista de signo independentista Sílvia Orriols ha sacado más de 1.400 votos en Ripoll el pasado mes y tiene 6 regidores en el consistorio?. ¿Qué quieren esos 1.400 votantes en relación a los inmigrantes islámicos,? ¿excluirlos y separarlos?. ¿se debe hacer un cordón sanitario para que no gobierne Orriols? Respecto a esto último, no tiene sentido hacer por hacer un cordón sanitario, porque toque hacerlo para quedar bien (además que alguna fuerza del cordón también roza la xenofobia y duda en sumarse o no). Si no se aborda que puede haber un problema de convivencia en Ripoll (como en las banlieus francesas) y se afronta dialogando con todos, no sirve de nada hacer ningún cordón. Hay que trabajar para que Orriols saque menos de 1400 votos en las próximas elecciones y no más. Los pactos de todos contra uno sin hacer ninguna propuesta ni trabajar sobre qué preocupa a los vecinos solo sirven, como ha pasado en Badalona, para reforzar a quien no se mueve de sus posiciones y, de manera acertada o no, las trabaja ante los electores.

Y comprender pasa por ver todo un proceso histórico. Así lo explica Carrère a propósito de una frase que dijo uno de los acusados, aquél al que no le explotó el cinturón:

“Lo que me interesa es el largo proceso histórico que ha producido esta mutación patológica en el Islam. Doy vueltas, sigo dando vueltas a esta frase tan asombrosa, tan profunda que, contra todo pronóstico , pronunció Salah Abdeslam: lo que no funciona en este juicio es que no hemos hecho nada por comprender a los yihadistas. Es como si solo leyéramos el último capítulo de un libro: habría que haber leído el libro desde el principio. Bien visto, bien dicho, aunque, si reflexionamos sobre ello, vale para todo: respecto a lo que sucede actualmente en Ucrania, sin duda también sería más provechoso leer la historia desde el principio”

Carrére realiza algunas críticas al resultado final del proceso. En la sentencia se condenó a Abdeslam a cadena perpetua. El autor se cuestiona si hubiera corrido la misma suerte si se hubiera apresado con vida a alguno de los terroristas que sí participaron activamente o, dado que por lo que fuera no accionó el cinturón, se le hubiera recluido con un número de años determinado. Sugiere Carrère si no hay un punto de venganza en hacer pagar a Abdeslam con la máxima dureza, cosa que no se pudo  hacer con los otros al morir en los atentados.

También se plantea la situación de los colaboradores que fueron condenados a penas leves y que, al haber estado un tiempo en prisión provisional, no llegaron a entrar en prisión tras el juicio. Podría parecer que las sentencias fueron para esta gente benévolas pero no les quitó el hecho de considerar, en contra de los que pedían las defensas, que eran cómplices de terrorismo aunque nunca quedó totalmente probado que ellos supieran los planes de sus amigos o conocidos.

Con estas críticas, está claro que la justicia no puede resolver un problema de convivencia social en la que hay gente, en principio normal y que no vienen de un entorno de exclusión social, dispuestos a odiar y  matar por ver humillada o menospreciada la religión que, por tradición familiar y/o convicción practican. Se pueden exigir y dirimir, con más o menos acierto, unas responsabilidades penales  y determinar unas indemnizaciones por responsabilidad civil que no servirán de mucho a todas las víctimas de los atentados.


lunes, 12 de junio de 2023

ESA PAREJA FELIZ


 

Esa pareja feliz también se podía haber titulado Esa pareja no tan feliz. Aunque la película no abandona en ningún momento el tono de comedia, sí se muestra lo que era la realidad española de 1951 y tiene algo, aunque sea poco, del neorrealismo italiano.  Vemos la España de los realquilados porque la pareja protagonista no tiene casa propia y viven en una habitación alquilada mientras sueñan con un futuro mejor y con más bienestar. Además, su precariedad económica es patente, provoca algunas discusiones entre ellos y actúa como motor de la película. Por un lado, Fernando Fernán Gómez, estudiante de cursos de radio por correspondencia, será despedido de su trabajo y fracasará en un negocio siendo estafado. Por otro lado, el personaje de Elvira Quintillá tiene un punto de ludopatía jugando a múltiples loterías (llega a apostar dinero con un señor que lleva una ruleta portátil) y participando en concursos. Justamente ganará un premio enviando una carta a una marca de jabones que consistirá en  ser pareja feliz por un día, con invitaciones para consumir en tiendas e ir a un restaurante y a una sala de fiestas. En esa sala de fiestas vendrá uno de los momentos más cómicos de la película cuando dos artistas cantan de manera grotesca una canción invitando a los protagonistas a compartir el número musical, cosa que provocará un tumulto por la resistencia de Fernán Gómez.

Al final, los protagonistas repartirán los obsequios que han ido adquiriendo durante el día por ganar el premio entre los vagabundos que duermen en un parque. Tal vez han aprendido que estaban demasiado obsesionados por el bienestar material y que conseguir la felicidad va por otro camino. Si es así, podemos decir que es un bonito final y que los personajes han madurado a lo largo de la película.

Opera prima de Berlanga y Bardem, por supuesto hicieron mejores películas, cada uno con su estilo, pero Esa pareja feliz en un feliz inicio en su carrera como directores y siempre es un placer ver actuar a Fernando Fernán Gómez.

sábado, 10 de junio de 2023

EL DESCONOCIDO DEL TERCER PISO

 

El desconocido del tercer piso era un film desconocido para mi, así como su director (Boris Ingster). Es un film noir de escasísimo metraje, unos 64 minutos, pero en el que se hace un esfuerzo para, como en muchas películas de serie B de la época, sintetizar una historia y explicarla con pocos medios y días de rodaje. 

John Mcguire es un periodista que, con su testimonio, contribuye a que se dicte una sentencia condenatoria con pena de muerte para un taxista interpretado por Elisha Cook Jr. Aunque no vio el momento preciso del asesinato, su testimonio junto con otras pruebas indiciarias dan lugar a la sentencia a pesar que Cook dice ser inocente. Cuando el periodista regresa a su casa, ve a un hombre de aspecto inquietante y empieza a dudar de la culpabilidad del taxista. Se duerme y tiene un sueño en el que él mismo es acusado injustamente de haber matado a un vecino con el que no tenía buena relación y lo había exteriorizado en una bronca. La pesadilla es premonitoria porque, tras despertar, efectivamente alguien ha matado a su vecino y él es acusado. Tiene la corazonada que el personaje extraño que ha visto es el asesino de los dos crímenes pues se han hecho seccionando la garganta del mismo modo pero, estando detenido, no puede probar su inocencia y será su prometida quien salga al encuentro del asesino, al cual logrará localizar y, en un desenlace precipitado y que es lo peor de la película, quedará malherido tras ser atropellado mientras la persigue y morirá confirmándose que Mcguire y Cook son inocentes.

La película sube de interés con la pesadilla del protagonista pero, sobre todo, con la primera aparición del asesino que es, nada más y nada menos, que Peter Lorre. El gran actor austrohúngaro era capaz de, en pocas escenas, adueñarse de la película con  la inquietud y el horror que transmite. Lorre podía mostrarse aterrador y monstruoso pero también desvalido en M, el vampiro de Düsserdolf; o amenazante y diabólico pero moviendo al espectador a compasión y ternura en Las manos de Orlac. Solo un talento como Lorre puede transmitir tantas emociones contradictorias y con tantos matices. En El desconocido del tercer piso Lorre está más cerca del personaje de M, un depredador psicópata de aspecto frágil y enfermizo. 

A pesar de ser una película de cine negro, la parte de pesadilla que sufre el protagonista me recordó a episodios de The twilight zone, tiene un toque de cine fantástico que habla bien del trabajo del director ayudado por la fotografía de Nicolás Musuraka que contribuye a darle un aspecto turbador.

El desconocido del tercer piso es una buena película de cine negro y que eleva su interés por la mera presencia de un mito como Peter Lorre. 

martes, 6 de junio de 2023

LA, LA, LAND


 

La, la, land parece un intento de resucitar el cine musical de corte más clásico que, por los premios recibidos y críticas por lo que veo casi unánimes, tuvo bastante éxito. 


Sin embargo, a mí me ha parecido un fiasco de película, de una absoluta vulgaridad y me sorprende su éxito y que, en cambio, el remake de West Side Story de Spielberg, que incluso supera el original de Wise, pasará con más pena que gloria, tanto en taquilla como en la crítica.


Para empezar, una película musical ha de tener números musicales que valga la pena recordar y es que en La, la, land no hay ningún número musical mínimamente aprovechable. Por ejemplo, en un musical clásico como Bodas reales, la película en conjunto podía ser un coñazo pero solo con ver dos números, el de Fred Astaire bailando con un perchero y luego otro haciéndolo sobre las paredes y techo de una habitación, ya servían por sí solos para ver la película.  En La, la , land el argumento es un coñazo, tópico y previsible, el de toda la vida de chico conoce chica salpicado con un desarrollo insulso en el que ambos quieren conseguir cumplir sus sueños (la chica triunfando como actriz y él como pianista de jazz con el estilo del be bop de los años cincuenta) y salpicado por algún detalle como una localización de Rebelde sin causa para remarcar el carácter nostálgico de la cinta.  


Otro problema de la película son los protagonistas, especialmente Ryan Gosling , el intérprete masculino. No sé si en otros registros pueden dar más como actores pero en esta película, ni en la parte vocal ni en la de danza, consiguen un resultado remarcable.


El inicio en la autopista en un número coral podrá reflejar muy bien la vida en Los Ángeles y los atascos en sus autopistas, pero la puesta en escena es una imitación no demasiado inspirada de alguna película de Jacques Demy. 


La crisis de pareja está tratada de un modo tan pobre que se sitúa a años luz de la relación mostrada entre Robert De Niro y Liza Minnelli en New York, New York, también un musical de dos personas que buscan el éxito,  luego se separan  y alcanzan por separado los objetivos profesionales que perseguían. 


Tampoco el final, en el que se ve otra posible película en cuanto a cómo les hubiera ido a los personajes de haber cambiado la manera de conocerse ( en plan universo paralelo), resulta original. Como mínimo una idea así ya aparece en una película de Edgar Neville, La vida en un hilo, de los años 40.


Todo lo visto en La, la , land ya se ha hecho antes  y tampoco he observado ningún elemento destacable ni que sobresalga en un tono plano y, a ratos, tedioso.   

domingo, 4 de junio de 2023

CABALLERO SIN ESPADA


 

No hay duda que Caballero sin espada es una de las mejores películas de Frank Capra y hecha en el que podríamos decir era su momento más dulce, antes de la II Guerra Mundial. 

James Stewart es Jefferson Smith ( nombre que combina el apellido de uno de los primeros presidentes americanos y un apellido de los más comunes en el mundo anglosajón) , y es un joven idealista convencido de las bondades de los principios políticos y morales  que los padres de la patria americana expresaron en su declaración de derechos y Constitución de la nación a finales del siglo XVIII, Sin ninguna experiencia política, es designado senador de un estado por su gobernador que busca a alguien manejable, una marioneta que no se entere de los entresijos de la política en Washington. 

Es encomiable como, nada más llegar a Washington, pasea por el Capitolio viendo con adoración las estatuas de los padres de la patria y queda embelesado ante la figura de Lincoln en su Memorial y sus palabras esculpidas en piedra. Me viene una imagen por contraste y es la de los partidarios de Trump el día de Reyes de 2020 entrando en ese mismo recinto en una acción de fuerza y causando algunos muertes en un intento sui generis de golpe de estado. De idealizar la democracia a destruir la democracia. 

Smith presenta un proyecto para construir un campo de trabajo juvenil, en el que confraternicen jóvenes de diferentes estado. Es un proyecto de ley inocuo que los manipuladores del joven senador acogen en principio con indiferencia pero que, más tarde, al conocer el emplazamiento querrán evitar a toda costa ya que en esos terrenos quieren construir una presa. Y hay fuertes intereses especulativos en juego ya que algunos piensan obtener grandes ganancias con esa construcción. 

A partir de ese momento, el establishment político irá a por él, con las peores intenciones que uno pueda imaginar  y sin ninguna piedad. Y será el senador Josep ( interpretado por el enorme Claude Rains ) quien pondrá más ahínco en su destrucción, cosa particularmente desconcertante para el joven ya que Josep había sido el mejor amigo de su padre, y era un joven idealista y de buenos principios al que luego sabemos que se le puso en la tesitura de dejar la política o doblegarse ante los poderosos y escogió la segunda opción. 

Acorralado por las mentiras que se han dicho sobre que él tenía intereses en los terrenos en los que se preveía construir el campamento, así como que iba a quedarse con donaciones que los chicos habían empezado a aportar, será prácticamente destituido por el Comité de incompatibilidades del Senado. Pero mientras sea senador,  aún puede hacer una cosa y es utilizar la palabra y aprovechar que ningún senador puede ser privado de la palabra mientras está en uso de ella y no ha acabado su intervención. Con los ánimos que le da Clarissa,  una asistente  que le habían adjudicado a su llegada a Washington y que le tenía por bobalicón pero se convierte en admiradora de la voluntad, nobleza  y tesón de Smith; el joven senador protagonizará una maratoniana intervención desenmascarando a Josep y su camarilla que se extenderá horas y horas hasta caer desfallecido. Mientras tanto, en el exterior la prensa manipulada se encarga de destrozar su imagen mientras movimientos de base popular, y parte de prensa libre como la que lleva a cabo un amigo de Clarissa interpretado por Thomas Mitchell,  logran defender a Smith y polarizar la nación en torno a su figura. 

 A pesar de sus esfuerzos, Smith es un hombre derrotado cuando desfallece y pierde su turno de palabra. Entonces, el senador Josep expía sus culpas y reconoce que todo lo que ha dicho el senador Smith es verdad. Parece como si el personaje de Claude Rains saliera en ese momento del lado oscuro de la fuerza y, a lo Darth Vader, reconociera su villanía cuando una figura casi filial para él está a punto de quedar destruida. Un cambio de actitud tan radical en Josep podría parecer inexplicable pero Capra va dando pistas, a lo largo de la película, de la mala conciencia que tiene el personaje y el talento de Rains es perfecto para reflejar la lucha interior del personaje,

Solo con el talento de Capra se puede contar todo esto en dos horas de vertiginosa acción y dirigir la interpretación de James Stewart que contagia emoción a lo largo de todo el film pero, especialmente, en ese maratoniano discurso en el que además no puede estar sentado mientras tenga el uso de la palabra. Su rostro desencajado representa la resistencia de la decencia frente a los senadores corruptos. 

A pesar del happy end milagroso de la película, como ocurre en otras de Capra, no creo que fuera ningún ingenuo. La película es dura en el sentido de demostrar el funcionamiento de la democracia y el peligro de estar sometida a intereses económicos que también controlan la prensa. En todo caso, sí me parece que Capra era, al menos en los años treinta, una persona conocedora de esa realidad pero optimista. No creo que pueda hacerse la película así sin ser optimista. Tampoco podemos saber qué evolución hubiera tenido el cine de Capra ya que prácticamente no hizo películas de contenido político tras la II Guerra Mundial. El fracaso en taquilla de Qué bello es vivir supuso que ya hiciera pocas películas y me temo tampoco las que quería hacer.

Otra cosa que me ha recordado viendo la película es al mismo actor, Stewart, hablando también de los principios democráticos del país pero unos 25 años más tarde, cuando interpreta al senador Ransom Stoddard en El hombre que mató a Liberty Valance.  También Stoddard es un animoso e idealista joven al principio de la película pero, cuando explica a sus alumnos esos principios sobre la igualdad de los hombres en que se basa la nación americana, no podrá sino decir con amargura que no solo su alumno Woody Strode lo ha olvidado en su voluntarioso estudio sino que mucha gente lo olvida. 

sábado, 3 de junio de 2023

EL LADRÓN DE BICICLETAS

 



No me extraña que El ladrón de bicicletas fuera la película votada como la mejor de la historia en la primera votación que hizo Sight&Sound en el año 1952. Y creo que setenta años después, y con la cantidad de películas que se han hecho en este período, podríamos considerar que es injusto el puesto cuadragésimo primero que ocupa en la última votación de 2022 y esta película de Vittorio De Sica podría estar en un top-20.

Es una película tan bien explicada que permite hacerse una idea muy precisa de cómo era aquella Roma de la posguerra y de la angustia que causa en el protagonista que le roben su vehículo de transporte para trabajar, cuya necesidad es tan grande que su mujer ha empeñado la ropa de cama para poder desempeñar la bicicleta. Antonio Ricci necesita la bicicleta para trasladarse con rapidez de una calle a otra e ir pegando carteles promocionales de Gilda.  Una vez le han robado la bicicleta, primero la intentará identificar con unos amigos y familiares en un mercado en que se trafica con objetos robados. Luego iniciará un búsqueda marcada por la desesperación, como cuando una repentina lluvia le deja solo en medio de la calle con una gran sensación de desamparo. Logrará localizar al ladrón y le hostigará hasta llegar a su casa, pero la escasa predisposición de las autoridades para ayudarlo, y la cerrada defensa que los vecinos hacen del chaval que ha robado la bicicleta, frustran cualquier intento de localizarla. En su desesperación, llegará a ir a una tarotista cuando al principio de la película ha criticado a su mujer por acudir a esos servicios. Y, finalmente, intentará robar una bicicleta con un resultado desastroso siendo detenido, y casi linchado, por un montón de gente que responden a la llamada de auxilio del propietario del vehículo. 

Obra cumbre del neorrealismo italiano, vemos una descripción de la miseria de la época tanto en la casa de los protagonistas o del ladrón, las primeras escenas en las que un funcionario reparte el poco trabajo disponible a parados apuntados en una lista, la existencia de los comedores sociales o mercados en los que se despiezan los objetos como las bicicletas robadas para sacar provecho económico. 

No obstante, también hay una escena en un restaurante donde acude gente de clase media, y en la que Ricci y su hijo Bruno apuran las últimas liras que les quedan. En ese local no hay hambre, los clientes tienen un nivel adquisitivo decente y Bruno intercambiará unas miradas con un niño repipi que maneja bien los cubiertos cuando  él no sabe hacerlo. 

Durante casi toda la película Bruno acompañará a su padre en la búsqueda de la bicicleta y su relación tendrá altibajos aunque al final, con todo lo vivido, se reforzará el vínculo entre padre e hijo. En un momento de desesperación de Antonio, hará pagar los platos rotos a Bruno con una bofetada que marcará un distanciamiento entre ambos. Pero luego Antonio rectificará, llevará a Bruno al restaurante y el niño se irá identificando con su padre en la adversidad. 

En una película tan dura, la presencia del niño dará lugar a un momento de compasión cuando el propietario de la bicicleta que Antonio intenta robar, al ver al niño y enternecerse por la situación de padre e hijo, no denunciará el robo y permitirá que, cogidos de la mano, Antonio y Bruno retornen a la incierta lucha diaria por sobrevivir. 

Rodada de manera austera, con gran naturalidad, sin artificios ni adornos, El ladrón de bicicletas te conmueve en los más profundo del alma. 




MÁS RÁPIDO QUE EL VIENTO

  Más rápido que el viento (1958) es un western que tiene muchos puntos atractivos. Dirigido por un competente Robert Parrish, vi que en el...