domingo, 25 de junio de 2023

RUSIA 1917-1921, REVOLUCION Y GUERRA


 Rusia 1917-1921 es un documentadísimo libro de Anthony Beevor sobre los últimos meses de la I Guerra Mundial en Rusia, los procesos revolucionarios de 1917 y la posterior guerra civil. Como siempre me pasa en este tipo de libros, la avalancha de datos es abrumadora y cuesta a veces situar a los contendientes de una y otra parte en una lucha que se dio a lo largo de miles de kilómetros de frente, con participación de nacionales de muchos países y con continuos avances y retrocesos de cada bando.  

Una primera conclusión que saco es el error que comete Kerenski y los suyos cuando, destronado el zar, no renuncian a seguir participando en la guerra mundial junto a Francia, Inglaterra e Italia. Está bastante claro que  la mentalidad de los vencedores en la Revolución de febrero, en lo que se refiere a política exterior, era la misma que la del zar y sus consejeros.


La ayuda de las potencias aliadas a la causa de la Rusia blanca fue generosa y hay que destacar sobre todo el interés de Churchill, como ministro del gobierno británico en aquellos días, en destruir la revolución bolchevique. No obstante, menos contundente era el entusiasmo del premier británico Lloyd George que, en un momento dado, viene a decir que lo mejor es que se apañe cada bando y que gane el mejor. A pesar que la ayuda fue generosa, el hecho que el conflicto se alargara provocó ese pragmatismo de Lloyd George pues el riesgo de meterse en aquel avispero podía provocar unos sacrificios y recursos parecidos a los empleados en la I Guerra Mundial. 


Los bolcheviques tenían muchas limitaciones, derivadas de la falta de recursos y de su incompetencia,  pero estaban situados en la posición central del país mientras las fuerzas que pugnaban por restaurar el orden anterior estaban en zonas periféricas, con poca conexión entre ellas. Además estas fuerzas contrarias a los bolcheviques querían mantener las antiguas fronteras de la Rusia zarista, cosa complicada ya que el nuevo orden que se impone en Versalles da la bendición a la formación de estados como el polaco, finés o las repúblicas bálticas. Para colmo, estas fuerzas antibolcheviques estaban divididas y, mientras unos querían la restauración de la familia Romanov o algún sucedáneo, otros eran social revolucionarios y querían crear una república más homologable a la de otros estados europeos y que supusiera implantar una democracia. La Rusia blanca tenía demasiadas contradicciones y divisiones internas como para poder sostener a largo plazo una guerra contra los bolcheviques. 


La guerra civil rusa arrastró a participar a alemanes, polacos, letones, estadounidenses, japoneses, chinos, checos, … Fue un auténtico galimatías y unos años en los que la población civil sufrió las tropelías tanto de un bando como de otro, sobre todo la gente del campo. Beevor explica auténticas atrocidades, la menor de ellas que se ejecutara a gente sin juicio previo pues, además, hubo incontables muestras de ensañamiento contra el enemigo.


Acabo el libro y veo por TV ayer las noticias de la rebelión del grupo paramilitar Wagner y su marcha hacia Moscú. Por un momento, me parece que Wagner va a ser como la Legión Checa del libro, un ejército desplazándose por el inmenso país en medio del caos. Parece al final del día que se da marcha atrás a la asonada y que el jefe del grupo, el siniestro Prigozhin , se exiliará en Bielorrusia. 


Enlazando el episodio de ayer y lo que cuenta el libro resulta que, después de más de un siglo desde la desaparición del imperio zarista, quedan muchas carpetas abiertas todavía y Rusia sigue siendo un foco de inestabilidad que, por la importancia del país como potencia militar nuclear y sus recursos energéticos, provoca mucha incertidumbre para el orden mundial, ya de por sí sometido a muchas tensiones.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

MÁS RÁPIDO QUE EL VIENTO

  Más rápido que el viento (1958) es un western que tiene muchos puntos atractivos. Dirigido por un competente Robert Parrish, vi que en el...