José Luis López Vázquez es uno de los más grandes actores que
ha dado el cine español y No es bueno que el hombre esté solo es
una de las mejores actuaciones que le he visto.
López Vázquez es un empleado cualificado
en una empresa naviera y, habiendo quedado viudo, convive con una muñeca como
si fuera su mujer, duerme junto a ella, la saca de paseo, le habla e incluso ha
incorporado un reproductor de cassette con una voz femenina para simular dialogar
con ella. Tiene una vecina interpretada por la recientemente desaparecida
Carmen Sevilla cuya hija descubre la existencia de la muñeca y su extraña
convivencia. Avisada por su hija, Carmen Sevilla, que trabaja como chica de
alterne y tiene un chulo interpretado por Máximo Valverde que la pega
frecuentemente aunque está colgada de él, ideará un chantaje que pasa por algo
más que el dinero, se convertirá de cara a los demás en su mujer para obtener
beneficios para ella, su hija y su chulo.
Pedro Olea lleva muy bien la
película, vamos descubriendo poco a poco y de manera minuciosa el tipo de vida
que lleva el protagonista. López Vázquez no es retratado como un loco sino como
alguien que pretende llevar un tipo de vida nada convencional huyendo de la sociedad
y lo único que pide es que le dejen en paz. Así, en el trabajo hay continuas
presiones para conocer a su mujer y, en un momento en que para en el arcén de
la carretera con la muñeca como copiloto, unos policías de tráfico le abordan y
piden la documentación por estacionar en sitio prohibido y, milagrosamente, salva
la situación sin que los policías se percaten que no hay una mujer de carne y
hueso en el asiento. Al regresar a casa le dirá al maniquí que no podrán seguir
saliendo de casa.
Dentro de la rutina que llevan en
casa, la mejor escena es cuando López Vázquez, disfrazado un poco al estilo de
Joel Gray en Cabaret, interpreta un número de varietés para la muñeca
que pasa por ser su mujer y otra muñeca a
la que da trato de hermana de la primera.
Curiosamente, empezará a causar mejor impresión en la empresa cuando Carmen Sevilla, con su atractiva presencia, se haga pasar por su mujer. Esa mayor aceptación tiene como origen una extorsión y, por tanto, supone una gran mentira que se tragan sus compañeros de trabajo.
El chantaje al que el
protagonista es sometido por parte de Sevilla y Valverde, y a pesar de que va cediendo
a todas sus demandas, tensionará finalmente a López Vázquez que estallará de
forma violenta contra los extorsionadores. Y acudirá a una fiesta en la que él
es el homenajeado, y a la que en principio hubiera ido con Sevilla, con la
acompañante con la que de verdad quiere estar y que es la muñeca.
No es bueno que el hombre esté
solo es una ácida reflexión sobre la libertad individual, los convencionalismos sociales y el dolor de la pérdida de un ser u objeto querido.
José Luis López Vázquez está soberbio en
la película y Carmen Sevilla está correcta en un papel muy alejado de aquellos
por los que se la empezó a conocer en los años 50.
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