viernes, 23 de junio de 2023

EL DIPUTADO

 



Si hay una película que es hija de su tiempo, podríamos decir que es El diputado. Rodada en 1978, explica hechos de la transición muy recientes en el momento de la filmación, algunos del mismo 1978 e incluso se dice que el protagonista participa en la preparación de las primeras elecciones municipales que tuvieron lugar en la primavera de 1979, una vez estrenada la película.  

José Sacristán es Roberto Orbea, un político del PCE, electo en las primeras elecciones de 1977 y bien situado para hacerse con la secretaría general del partido. Mantiene su orientación sexual oculta y eso no es desconocido para su mujer que conoce de su homosexualidad y la tolera. Cuando aún está en la cárcel en los últimos tiempos del franquismo, conoce a un chapero con el que mantendrá relaciones al salir de la prisión y éste le presentará a otros chaperos, chicos muy jóvenes , algunos menores de edad ( creo que la mayoría de edad eran 21 años en aquella época) y todo eso forma una parte oculta de su vida. Un grupo de la ultraderecha, capitaneado por Agustín González, utilizará a uno de estos menores para tenderle una trampa grabando sus relaciones y así acabar con su carrera política. Mientras prepara la trampa, resulta que el joven ha tomado aprecio, no solo a Sacristán sino también a su mujer con la que llegan a formar un trío estable. Los ultras modificarán los planes y la trampa será asesinar al joven y dejar su cadáver en el apartamento de Sacristán para comprometerlo. 

Por un lado, creo que hay que resaltar la valentía que siempre tuvo Eloy de la Iglesia planteando temas conflictivos. Me imagino que la homosexualidad del diputado de la película horrorizaba a la ultraderecha, pero también incomodaba a la propia izquierda y no creo que la película gustara mucho en el PCE, partido en el que había militado, no sé si ese momento preciso, Eloy de la Iglesia. Además se muestra una ultraderecha muy salvaje, personificada en el papel de Agustín González que se apellida Carrés. No creo que se hubiera podido descartar una acción violenta en aquel momento contra De la Iglesia o Sacristán. 

La película, vista en la actualidad, resulta un crónica interesante de aquellos agitados años de la transición y tiene una parte de valor como documento histórico. Afortunadamente, la denuncia de De la Iglesia en el sentido que, para estar en política, una persona tenía que esconder su orientación sexual ya ha pasado a la historia. Gustarán más o menos como políticos, pero la gente no toma en consideración la orientación  sexual de Iceta, Collboni o Javier Maroto para votarles o no.  

Se trata de un filme muy entretenido, aunque el guion me parece demasiado simple, tal vez con demasiados clichés. A lo mejor hubiera sido más interesante prescindir un poco de la crónica política y ahondar más en el personaje de Sacristán,  el cual por cierto está como siempre, es decir, muy bien junto a su esposa en la película María Luisa San José

Como curiosidad, hay un cameo de Bardem interpretándose a sí mismo y una línea de diálogo para el entrañable Fernando Chinarro.


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