miércoles, 21 de junio de 2023

EL FINGIDOR


 

Voy con Jordi a ver El fingidor. De manera mezquina, apuramos a comprar las entradas hasta dos o tres días antes esperando que hagan una promoción que finalmente no llega. Llegamos a la conclusión que, dado que por mucha oferta que hagan solo la gente a quien le interese la obra irá al teatro, la empresa decide hacer solo alguna promoción los fines de semana, a ver si alguien se despista y compra la entrada. Así que compradas las entradas dos días antes para acudir en día laborable,  tenemos fila 3 en una platea semidesierta, calculo que menos de media entrada.

El fingidor no es exactamente una obra de teatro, aunque haya algún momento de la obra teatralizado. Es una función que mezcla teatro, música, documental y circo para hacer una aproximación a la figura y obra de Fernando Pessoa. Me temo que si no has leído a Pessoa, ni sabes nada de él, tiene que costar mucho entrar en la obra. Sobre una pantalla, en plan documental, se van sucediendo opiniones de estudiosos de la obra de Pessoa, como los traductores del Libro del desasosiego al catalán y castellano, así como una sobrina nieta de Pessoa, también escritora.  También se van mezclando imágenes de Lisboa, entre ellas los famosos y expresamente decadentes tranvías de color amarillo.       

El espectáculo se apoya en Pep Tosar, su creador, una vocalista que también toca un sintetizador, una pianista y dos acróbatas que también actúan. Consiguen momentos muy brillantes en el escenario cuando los cinco acaban algún número musical, como un But not for me que me lleva a recordar a Baker. Por un lado, los especialistas de la parte documental te sitúan bien en la figura de Pessoa explicando su forma de ser, su familia, sus amigos, su educación, etc. Todo ello con las dificultades propias que tiene “apresar” a Pessoa, un escapista a través de sus heterónimos. Por otro lado, Tosar a veces es narrador, a veces es Pessoa mientras los equilibristas parecen evocar todos los Pessoas que existen y que conviven en su particular mundo, aparentemente en armonía y equilibrio, apoyando a su vez a Tosar.

La gente aplaude al final de la obra y me preguntó qué piensan los actores al ver la platea con menos de media entrada. Desde el escenario tienen que tener una perfecta visión del teatro. No creo que esperarán llenar cada día el teatro pero supongo agradecerían una mayor afluencia de un público que, el otro día y siempre que voy al teatro, mayoritariamente está por encima de los 50 años.   

Además de pasar un buen rato, lo importante es que te vienen ganas de releer a Pessoa.  

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