sábado, 10 de junio de 2023

EL DESCONOCIDO DEL TERCER PISO

 

El desconocido del tercer piso era un film desconocido para mi, así como su director (Boris Ingster). Es un film noir de escasísimo metraje, unos 64 minutos, pero en el que se hace un esfuerzo para, como en muchas películas de serie B de la época, sintetizar una historia y explicarla con pocos medios y días de rodaje. 

John Mcguire es un periodista que, con su testimonio, contribuye a que se dicte una sentencia condenatoria con pena de muerte para un taxista interpretado por Elisha Cook Jr. Aunque no vio el momento preciso del asesinato, su testimonio junto con otras pruebas indiciarias dan lugar a la sentencia a pesar que Cook dice ser inocente. Cuando el periodista regresa a su casa, ve a un hombre de aspecto inquietante y empieza a dudar de la culpabilidad del taxista. Se duerme y tiene un sueño en el que él mismo es acusado injustamente de haber matado a un vecino con el que no tenía buena relación y lo había exteriorizado en una bronca. La pesadilla es premonitoria porque, tras despertar, efectivamente alguien ha matado a su vecino y él es acusado. Tiene la corazonada que el personaje extraño que ha visto es el asesino de los dos crímenes pues se han hecho seccionando la garganta del mismo modo pero, estando detenido, no puede probar su inocencia y será su prometida quien salga al encuentro del asesino, al cual logrará localizar y, en un desenlace precipitado y que es lo peor de la película, quedará malherido tras ser atropellado mientras la persigue y morirá confirmándose que Mcguire y Cook son inocentes.

La película sube de interés con la pesadilla del protagonista pero, sobre todo, con la primera aparición del asesino que es, nada más y nada menos, que Peter Lorre. El gran actor austrohúngaro era capaz de, en pocas escenas, adueñarse de la película con  la inquietud y el horror que transmite. Lorre podía mostrarse aterrador y monstruoso pero también desvalido en M, el vampiro de Düsserdolf; o amenazante y diabólico pero moviendo al espectador a compasión y ternura en Las manos de Orlac. Solo un talento como Lorre puede transmitir tantas emociones contradictorias y con tantos matices. En El desconocido del tercer piso Lorre está más cerca del personaje de M, un depredador psicópata de aspecto frágil y enfermizo. 

A pesar de ser una película de cine negro, la parte de pesadilla que sufre el protagonista me recordó a episodios de The twilight zone, tiene un toque de cine fantástico que habla bien del trabajo del director ayudado por la fotografía de Nicolás Musuraka que contribuye a darle un aspecto turbador.

El desconocido del tercer piso es una buena película de cine negro y que eleva su interés por la mera presencia de un mito como Peter Lorre. 

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