Después de muchísimos años, veo
Lenny (1974) de Bob Fosse, un biopic sobre Lenny Bruce, el famoso cómico
que, en sus monólogos, introducía un lenguaje obsceno y procaz para hablar de
sexo, religión o política. Hombre de actitud irreverente, proclive a no guardar
las formas de lo políticamente correcto y acusado de violar las leyes de
obscenidad, sufrió varias detenciones, fue condenado a presidio y, tras morir a
los 40 años por sobredosis, luego se convirtió en un símbolo de la libertad de expresión
en Estados Unidos.
Fosse opta por no contar la
historia de forma lineal, sino que la acción se articula en diferentes
flashbacks que van explicando los allegados al cómico: su exmujer, su tía y su
representante. Esos testimonios, junto a una de sus últimas actuaciones, narran
la vida de Lenny, desde sus inicios en los clubes hasta su muerte.
Fosse se apoya en dos elementos
clave para el éxito de la película. Por un lado, las grandes interpretaciones
de Dustin Hoffman y Valerie Perrine, en las que los dos están muy bien pasados
de vuelta, sobre todo Hoffman, pero es lo que exigían sus personajes. Y, por
otro lado, destaca la fotografía en blanco y negro de Bruce Surtees, espléndida
dando fuerza y personalidad a la película siendo una de las cosas que más
recordaba de la película. También destaca la banda sonora en la que, situándose
la acción en clubes nocturnos de finales de los 40 a principios de los 60, se
oye mucho be bop y se relacionan en los escasos créditos finales las canciones
que se han utilizado de Miles Davis.
Fosse dirige muy bien la
película, filma muy bien los clubs nocturnos y su ambiente, se recrea en
detalles que permiten ver la autodestrucción de los personajes con dinamismo
pero, en un momento ya muy bajo de ánimo del protagonista, dedica un plano fijo
de varios minutos, desde una posición elevada sobre un escenario, a una de sus
últimas actuaciones en las que está derrotado y ya no hay comicidad en el
personaje. De hecho, en muchos momentos lo que Lenny explica con comicidad y
provocando risas son situaciones amargas de su propia vida.
Por tanto, una película de
buena factura y muy bien interpretada. Sin embargo, es un biopic y su interés
también viene dado por el del personaje que explica. Lenny Bruce no es un
personaje que me interese demasiado, creo que su importancia en el show business
es limitada porque su fama viene más de una absurda represión, en nombre de la
mojigatería y el uso de un lenguaje sin exabruptos, que por el ingenio del
personaje que, si el biopic le es fiel, tampoco parecía muy elevado.
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