Siguiendo con Zurlini,
encuentro en youtube una copia excelente de otra película suya, Le
soldatesse, que no creo se estrenara en su momento en España.
Es una película original en su
argumento, poco tratado en las películas bélicas. Un teniente del ejército
italiano llamado Gaetano Martino (Tomas Milian) recibe el encargo de llevar un
grupo de prostitutas griegas por el territorio ocupado por las tropas italianas
y dejarlas en distintas unidades para que la tropa pueda solazarse y relajar la
tensión de la ocupación. Le acompañan en la misión un sargento llamado
Castagnoli (Mario Adorf) que es quien conduce el camión en que transportan a
las 12 prostitutas helenas y el comandante Alessi (Aleksander Gavric) un Camisa
Negra que, aunque tiene más rango, acude para desplazarse por el país con lo
que quien está al frente de la misión es el teniente. Mientras Martino está
hastiado de la guerra y acoge con resignación y escepticismo la misión,
adoptando una postura respetuosa respecto a las chicas, el comandante Alessi es
el típico fascista orgulloso de imponer su poder sobre las desdichadas
prostitutas. También Castagnoli muestra una actitud machista y prepotente que
luego va modulando al contrario que Alessi. Las principales protagonistas entre
el grupo femenino son para tres importantes actrices del momento: Elenitza (Ana
Karina), Toula (Les Massari) y Eftichia (Marie Laforet).
A lo largo del viaje surgen
bastantes complicaciones. El país está ocupado pero la actividad de los
partisanos es intensa. Así, el grupo de Martino encuentra los restos de unos Camisas
Negras, que se habían llevado previamente a una de las chicas, asesinados en
una emboscada. Los tres militares empiezan a tener relación con alguna de las
chicas, con la prepotencia y machismo del comandante y sargento, contrastando
con el buen trato del teniente. Posteriormente, el camión sufre una emboscada y
arde en llamas, refugiándose en una cabaña los supervivientes. Como algunos
están heridos, no puede desplazarse todo el grupo con ligereza y, por eso, Alessi
intentará escapar con el pretexto de pedir ayuda pero, dándose cuenta de su
cobardía, Castagnoli lo detiene a punta de pistola. Como una de las heridas,
Elenitza, está bastante mal y dificulta la marcha del grupo, Alessi la asesina
a sangre fría en una escena que me recuerda la de Martin Sheen en Apocalipse
Now, pegando un tiro a una vietnamita que ha quedado herida tras una
refriega entre el grupo de Sheeen y lugareños que iban en un sampán por el río.
El grupo sale finalmente de la
cabaña, cargando a Castagnoli que está herido, llegando a un pueblo que está
siendo atacado por los Camisas Negras, a quienes se une Alessi. Tras capturar
unos partisanos, son fusilados por los fascistas.
Finalmente, Martino logra dejar
a Castagnoli a un hospital militar y entrega a las pocas prostitutas que
quedan. Pasa una noche con Eftichia y, luego, la acompaña a un punto de las
montañas en que se separan, ella para unirse a los partisanos y él para
retornar, roto física y moralmente, a un ejército del cual ha empeorado una
opinión que ya no era buena en el inicio de la película.
Zurlini compone una película bélica
con buenas escenas de acción en las que vemos, por un lado, el peligro que
corre el grupo que dirige el teniente y, además, la extrema crueldad de los
combatientes de uno y otro lado, si bien la culpa tenía que ser mayor en los
invasores italianos que fueron para colmar las ansias expansionistas de su
fascista dictador. En ese sentido, la visión con el comportamiento del ejército
italiano no es nada complaciente y Zurlini no elude la brutalidad de la ocupación,
tanto en la represión salvaje contra los partisanos como en el hecho de tratar
como mercancía a las prostitutas griegas que, por eludir el hambre, están
dispuestas a aceptar ejercer la prostitución.
Si, como película bélica, funciona muy bien,
también tenemos la parte dramática muy bien dibujada por Zurlini a través de
sus personajes y sale un lado pesimista como en otras películas suyas ya que,
al igual que en La chica de la maleta, los protagonistas no pueden acabar
juntos y aquí los personajes de Marie Laforet y Tomas Milian se separan en
medio del drama de la guerra. Si, en aquella película, la diferencia de edad y
origen social imposibilitaba el amor entre Claudia Cardinale y Jacques Perrin,
aquí las diferencias irreconciliables entre Italia y Grecia hacen imposible que
se desarrolle una incipiente atracción amorosa entre los protagonistas.
Me cuesta ver a Tomas Milian fuera
del spaguetti western que es el género con el que lo asocio. Pero la verdad es que,
antes de empezar a hacer spaguettis, había trabajado con Visconti en Bocaccio
70 o Reed en El tormento y el éxtasis. Aquí, teniendo en cuenta que no era un gran
actor, hace una interpretación correcta para mostrar esa desesperanza, escepticismo
y hastío que sufre el teniente Martino.
Otra gran película de Zurlini,
explorando un tema frecuente en los conflictos bélicos pero poco tratado en el
cine.
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