Leo El capitalismo de la
fragmentación, del profesor de Historia Quinn Slobodian y cuyo subtítulo es
El radicalismo de mercado y el sueño de un mundo sin democracia. Efectivamente,
para mucha gente sería un sueño liquidar los Estados o que estos quedaran
reducidos a la mínima expresión y no hubiera restricciones a la libertad de
comercio y libre circulación de personas y capitales. Son los sueños de economistas
que marcaron la teoría a lo largo del siglo XX como Milton Friedman y su escuela
de Chicago o Friedrich Hayek, siendo ahora sustituidos por hombres que han
pasado de esa teoría a la práctica como Elon Musk o Peter Thiel.
Slobodian dedica el primer capítulo
a Hong Kong, un residuo del imperialismo británico que ha funcionado durante
décadas como zona de libre comercio, gobernada de forma autoritaria y sin
derechos sociales, habiendo cosechado espectaculares crecimientos del PIB. Pero
las autoridades gubernamentales sí han controlado aspectos de la vida
hongkonesa como el mercado de la vivienda así que los anarcocapitalistas han
buscado nuevas experiencias, más radicales que el modelo hongkonés, dedicando Slobodian
varios capítulos desgranándolos uno a uno. Así, su viaje nos lleva desde la creación de
zonas especiales tanto en países ricos como en los Docklands de Londres, o en
un país del Tercer Mundo como Somalia. También aborda los mini-estados como Liechtenstein,
cuya razón de ser es la de constituirse en paraísos fiscales, o burbujas
jurídico-legales como las que se han creado en Dubai, así como el desarrollo de
un no lugar en el que el gran capital lo tiene mejor para campar a sus anchas con
total libertad y es el metaverso como nueva realidad digital.
El libro explora distintas
maneras de aproximarse a la idea que Thiel expuso en 2009 y que cita Slobodian
al inicio del libro: He dejado de creer que libertad y democracia sean
compatibles. La gran misión para nosotros, los libertarios, es hallar una vía
de escape que nos permita eludir la política en todas sus formas. Tal vez
esto sea una utopía al igual que, desde un anarquismo situado al otro lado de
Thiel, lo eran las propuestas de Bakunin y sus seguidores en el siglo XIX. Pero
que los Estados van perdiendo su capacidad de desarrollar libremente políticas
en beneficio de su población y quedan subordinadas a gente como Musk es una
evidencia. Estamos viviendo ahora la segunda presidencia de Trump, hiperactivo
en sus primeros días, que sí necesita estructuras estatales para imponer aranceles
o reprimir la inmigración ilegal pero, por otro lado, despide a miles de
funcionarios que se dedican a políticas sociales de forma fulminante y siendo
parado, por el momento, gracias a alguna resolución judicial. De hecho, Trump
ofrece tantas contradicciones que es posible que acabe mal con Musk u otros libertarios
porque hay un anarcocapitalismo, tal como describe el libro, que va mucho más
allá de lo que es una figura como Trump.
Bien sean los libertarios, o
bien el cesarismo de Trump que puede ser libertario un día y al siguiente defensor
de una parcela del Estado, lo que está en crisis es la democracia. Hoy mismo en
Madrid se han reunido Abascal, Salvini, Urban y Le Pen, saludando la llegada de
Trump a la presidencia y pidiendo que en Europa se haga la misma política; en
concreto, Abascal ha pedido que España sea el muro de contención del islamismo.
Pero ¿quién defenderá la
democracia? ¿Pedro Sánchez? No creo que sea así. Sánchez es un tipo que, por
permanecer en el poder es capaz de todo y, además de condicionar al poder
judicial, ignora al poder legislativo incumpliendo mandatos constitucionales
como presentar al Parlamento la Ley de Presupuestos. Está gobernando de forma
totalmente anómala y en contra del funcionamiento que, según la Constitución,
han de tener las instituciones del Estado. Sin nada que se parezca a una estabilidad
parlamentaria, va dando bandazos y degradando con sus trapisondas la calidad democrática
de España.
Los anarcocapitalistas del
libro pueden intentar desprestigiar la democracia para hundirla, pero un tipo
como Sánchez ya les hace parte del trabajo.
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