lunes, 3 de febrero de 2025

PODER ABSOLUTO

 

Después de muchas décadas, vuelvo a ver Poder absoluto (1997). Realizada en una década en la que Eastwood solía compaginar todavía las labores de dirección con la de actor, se trata de un sólido thriller que mantiene la intriga en todo momento.

Luther, un experto ladrón, asalta la residencia de un magnate, aparentemente vacía. Mientras desvalija la caja fuerte, una pareja entra en el dormitorio dispuesta a protagonizar una sesión de sexo duro. La cosa se va poniendo demasiado caliente, empiezan las agresiones y ella está a punto de clavarle al hombre un abrecartas. En ese momento, unos tipos entran en la habitación y disparan contra la mujer. Luther lo ha visto todo y ve con estupefacción que el hombre es el presidente de los Estados Unidos. Logra huir mientras los agentes del servicio secreto se han dado cuenta de que había alguien en la casa.

Investigado tanto por la policía como por los servicios secretos, enseguida se darán cuenta que hay pocos hombres que puedan hacer un trabajo así y uno de ellos es Luther. Todo encaja para que sea él y lo intentarán atrapar usando a su hija, una chica con la que Luther casi no tiene relación por sus estancias en la cárcel y vida delictiva que llevó, pero a la que sigue en la distancia y está pendiente de ella.

Eastwood mantenía en aquella época una media de una película al año más o menos. Respetado definitivamente por la crítica después de filmar Sin perdón en 1992, sus películas eran ya acogidas con interés y de manera favorable.  Encontró grandes guiones que dieron lugar a grandes películas como Los puentes de Madison o Mystic River. Aquí no se trata de una gran película, pero sí queda acreditada la capacidad de Eastwood para hacer una película que te deja enganchando a la pantalla sin que quede espacio para el aburrimiento.

Algunas situaciones del guion son forzadas o inverosímiles, los personajes no tienen la profundidad de las grandes películas de Eastwood, pero es una película muy amena que, además, cuenta con el atractivo de tres personajes secundarios interpretados por Gene Hackman, Ed Harris y E.G.Marshall.

Muy bien rodada, la película demuestra que el oficio de Eastwood no decae incluso en sus obras menos consagradas. 

sábado, 1 de febrero de 2025

BANDIDO

 

Bandido (1956) es una mezcla de western, cine bélico y de aventuras que dirigió Richard Fleischer e interpretaron Robert Mitchum, Gilbert Roland y una actriz alemana llamada Ursula Thiess.

Durante la segunda década del siglo XX, en el marco de la Revolución mexicana, un aventurero gringo llamado Wilson se interpone entre los dos bandos en liza, los regulares y unos revolucionarios a los que dirige el coronel Escobar, para ofrecer al mejor postor un cargamento de armas que trae a México el traficante Kennedy, que va acompañado de Lisa, su joven mujer con la que no tiene buena relación. Siendo una película de metraje corto, inferior a la hora y media, pasan muchas cosas, Wilson se cambia de bando más de una vez, tiene tiempo de enamorarse de Lisa, está a punto de ser fusilado por los hombres de Escobar pero, finalmente, acaba junto a ellos en la lucha que estos sostienen contra los regules.

La película, sin grandes pretensiones, es muy entretenida. Pero lo que le da un carácter especial es contar con la exuberante presencia de Mitchum en la pantalla llenándola por completo. En las primeras escenas, Mitchum llega a una ciudad en la que hay una batalla en pleno casco urbano y él, con su pachorra habitual y vestido con un traje y sombrero blanco, se pasea con calma por el hotel provisto de granadas con las que ataca a los regulares en lo que es su primera alianza con el coronel Escobar. Cuando más tarde es sentenciado a muerte por el propio coronel, y se encuentra en la cárcel con Kennedy, que también va a ser fusilado, se mostrará con una gran flema al venir el pelotón de fusilamiento a buscarlos y, con dos granadas que aún le quedaban, forzará su huida y la de Kennedy. Con esa misma actitud, sobrado de seguridad en sí mismo y chulería, enamorará a Lisa protegiéndola del peligro y concertará su encuentro con ella cuando todo haya terminado.

No obstante, el guion es bastante endeble y se podía extraer más, los personajes secundarios resultan bastante planos. Hay algunos buenos diálogos confrontando a Mitchum con el coronel mexicano que interpreta Roland, pero se echa en falta una mayor carga de sensualidad en la relación de Wilson con Lisa, interpretada con poco carácter por una actriz germana que tuvo poco recorrido en Hollywood. Thiess, muy blanda, no puede hacer frente al huracán Mitchum y la película se resiente.

La presencia de Mitchum ya justifica la visión de la película. 

PODER ABSOLUTO

  Después de muchas décadas, vuelvo a ver Poder absoluto ( 1997). Realizada en una década en la que Eastwood solía compaginar todavía las la...