viernes, 28 de febrero de 2025

LA CONVERSACIÓN

 

Viendo La conversación, doy un merecidísimo homenaje a Gene Hackman, encontrado muerto junto a su esposa en su casa de Nuevo México el pasado miércoles. Se siguen investigando las causas, los cuerpos se encontraron en habitaciones separadas y no se sabe con certeza qué pasó.

El filme de Coppola es uno de los mejores homenajes que se le pueden hacer. Tras un intrigante inicio en el que una pareja que pasea en Union Square, una plaza de San Francisco, son grabados con sofisticados medios para la época, empezamos a ver la personalidad del protagonista. Harry Caul es el jefe del equipo que ha grabado a la pareja y es un tipo solitario, introvertido, aficionado a tocar el saxofon y solaparlo con grabaciones de jazz en discos de vinilo. Es un crack en el espionaje, pero muy celoso de su propia intimidad.

El hecho de que, quien le ha encargado el trabajo de vigilar a la pareja, no dé la cara y actúe con intermediarios le lleva a analizar cuál es el contenido de lo que ha estado grabando, quedándose el material y rechazando el pago. Y descubrirá que hay la posibilidad que se lleve a cabo un crimen en un hotel.

Tras una fiesta que hace en el local donde tiene sus sistemas con unos compañeros de profesión con los que coincide en un congreso de venta de aparatos de espionaje, le roban el material aprovechando una aventura sexual que tiene con una participante de la fiesta. A partir de ahí, pasa de ser cazador a ser cazado. Los que le han encargado el trabajo ya tienen el material sonoro, pero les falta el gráfico que Caul no tiene más remedio que entregar.

Caul acude al hotel en que se producirá el asesinado y pide una habitación contigua, pero hace aquello para lo que parece estar únicamente preparado, espiar y saber que se ha cometido un crimen, que luego aparece en la prensa como accidente, pero su actitud es totalmente pasiva.

De espiar a ser espiado, Caul definitivamente se derrumba psicológicamente y empieza a destrozar su apartamento buscando micrófonos ocultos. Una de las cosas más recordables de la película es ese final con Caul, que ha destrozado totalmente el apartamento, tocando el saxofón en estado de total abatimiento y ofuscación.

La conversación es otra de las películas que ha ganado actualidad. Si en 1974 los medios de espionaje eran poco avanzados en relación con los actuales, ahora nosotros mismos vendemos nuestra intimidad simplemente comprando unas entradas para el teatro a través de Google. No nos paramos a pensar en cuantos Harry Caul nos pueden controlar, ni de qué manera lo harán. Nos pueden espiar de manera pasiva, como hace Caul, y el problema del personaje es cuando de controlador pasa a controlado, cuestión que no asimila a pesar de que es un hombre encerrado en si mismo, que en un momento de la película dice que no tiene nada personal salvo la llave de su apartamento y que no parece tener más que relaciones superficiales, con una amante interpretada por Teri Garr, con su compañero de trabajo  interpretado por John Cazale y con los colegas con los que coincide en el congreso. Justamente, como broma, es grabado con la ayuda de un lápiz durante la fiesta por esos colegas en uno de los momentos en que, con la mujer que le roba el material, se ha separado un poco del resto y su reacción es de cólera, dando por acabada la fiesta.

Hackman da vida a Harry Caul en una de sus mejores interpretaciones. Actor versátil, capaz de interpretar personajes de acción con carácter como el Little Bill de Sin perdón o el Popeye de French Connection, aquí interpreta a un hombre de poca acción, que lleva sus demonios interiores en forma de aislamiento y soledad. Su gran interpretación se ve acompañada de un gran filme de un Coppola en su mejor momento, pudiendo realizar una película poco comercial gracias al éxito de El padrino. Si inicialmente la primera opción para el papel protagonistas era Marlon Brando, no creo que su interpretación hubiera mejorado la de Hackman.

Se nos ha ido uno de los grandes. D.E.P.

 

miércoles, 26 de febrero de 2025

REBELIÓN

 

Cinco años después de haber rodado Hara Kiri, Masaki Kobayashi nos transportó de nuevo al siglo XVIII con Rebelión (1967), contando aquí con el enorme Toshiro Mifune encabezando el reparto y consiguiendo otra vez un resultado espectacular.

 Isaburo Sasahara (Toshiro Mifune) es un diestro samurai vasallo del daimyo del clan Aizu. Lleva una vida tranquila con sus hijos y una mujer con demasiado carácter. Un día,  los consejeros del daimyo ordenan a su hijo mayor, Yogoro, que se case con una concubina del daimyo llamada Ichi, la cual ya es madre de un hijo. Reticentes a acatar la orden, finalmente la familia acepta disciplinadamente la imposición y el nuevo matrimonio tiene una hija llamada Tomi, consolidando un matrimonio feliz.

Entonces viene una nueva imposición que provocará una escalada de acontecimientos finalizando en una orgía de sangre.  El heredero principal del daimyo muere y este ordena a Ichi que retorne para cuidar a su hijo que ahora pasa a ser heredero. La familia se niega y hombres del clan Aizu logran mediante una trampa secuestrar a Ichi y llevarla al castillo del clan.

En una escalada de tensión, preparándose Isaburo y Yogoro para un combate, llegan un capataz del daimyo con un par de decenas de samuráis, llevando también a Ichi y con la oferta de, si la mujer renuncia voluntariamente al matrimonio, conmutarles la pena de muerte por una cadena perpetua. Ichi no da opción porque ella misma se precipita sobre la lanza de uno de los hombres que la custodian y, mientras agoniza, llega a su lado Yogoro que también es herido de muerte. Entonces se libra una lucha desigual en la que Isaburo, expertísimo samurai, acaba con todos sus enemigos. Tras enterrar a Yogoro e Ichi, Isaburo coge a Tomi con la idea de ir al shogun de Edo para exponer lo que le ha pasado con su clan. En el viaje a Edo debe pasar un puesto de control en el que está Tatewaki, otro experto samurai, amigo suyo pero fiel al clan Aizu. Tras una larga lucha, Isaburo mata a Tatewaki e intenta volver a coger a Tomi para seguir su camino pero, escondidos entre la maleza, hay un montón de hombres del clan Aizu. Isaburo consigue con la espada destrozar a quien se le ponga por delante, pero no puede evitar que los disparos de los mosquetes le alcancen varias veces y muere junto a su nieta que, en la última escena, es recogida por la nodriza.

Kobayashi plantea otra película que, como en Hara Kiri o La condición humana, reivindica la figura del hombre frente a la organización política despótica que, con sus crueles líderes y burocracia, lo ahogan y oprimen. Una historia que pasa en Japón en el siglo XVIII y podía haber pasado en muchos otros sitios y épocas pero, lo más grave, es que ahora mismo estamos viendo un auge del autoritarismo en todo el mundo y ataques a la dignidad de mucha gente. Frente a este autoritarismo, Isaburo solo puede oponer, a parte de su eficiente destreza como samurai que solo usa en la resolución violenta del filme al final, su moral y honor para resistirse a los atropellos y arbitrariedades del daimyo del clan Aizu. Solo puede, como indica el título del filme, rebelarse. Y no hay que olvidar el componente romántico de la película, ese amor entre Yogoro e Ichi que prefieren tener un final operístico muriendo uno en brazos del otro antes que plegarse a las órdenes de los hombres del clan Aizu.

Y Kobayashi nos cuenta todo con ese estilo solemne, con un adecuadísimo ritmo narrativo  y jugando con los encuadres, siempre perfectos, en formato de gran pantalla y con la banda sonora compuesta con instrumentos musicales japoneses tradicionales. Y, al igual que en Hará Kiri, la película va de menos a más. Toda la película está muy bien, pero es que la última media hora es espléndida, por ejemplo, con ese detalle de Isaburo y Tatewaki dando de comer a Tomi, resguardándola para luchar luego entre ellos noblemente con la espada en un duelo a muerte. Después de ese noble combate, Isaburo es abatido de forma indigna siendo cosido a tiros con las primitivas armas de fuego de los hombres del clan Aizu.

Merece una mención especial Toshiro Mifune. Me recuerda un poco al William Munny de Sin perdón. Cuando empieza la película parece un hombre apocado, envejecido e incluso víctima de una despótica esposa. Posteriormente, cuando tenga que defender su dignidad y la de su familia, sacará toda la fiereza al igual que, por razones distintas, lo hacía Munny. Mifune, con una presencia en pantalla comparable a la de un John Wayne, exhibe una enorme fortaleza física y moral en esa última parte de la película.

Oda cinematográfica a la dignidad. Obra maestra. 

lunes, 24 de febrero de 2025

LA CENA

 

Ettore Scola dirigió en 1998 La cena, una de sus últimas películas tras una carrera bastante prolífica. Es una película coral, no hay una trama definida sino un montón de pequeñas historias, tantas como mesas tiene una trattoria en la que transcurre la acción, además de la que tiene la familia propietaria del local.

Scola nos pasea por todas las mesas y nos cuenta las historias, menos una mesa ocupada por un matrimonio japonés joven con un niño de 5 o 6 años que tienen la nefasta idea de añadir kétchup a la carbonara. Vemos una madre que acoge negativamente que su hija quiere seguir como novicia en un convento, un profesor de filosofía que rompe el compromiso con una ilusionada exalumna a la que le lleva 30 años, una pareja en la que ella está esperando un positivo de embarazo y planifican el futuro mientras él se siete atraído por una mujer que cena en solitario, un hombre inseguro que acaba cenando con un vidente, un viejo maestro que cena solo pero con buen carácter se mete en varias conversaciones, la propietaria del restaurante que tiene una relación extramatrimonial … toda una serie de historias explicadas en un tono de comedia ligera con un punto agrio, de manera fluida y amena, conformando una película agradable en su visión. Scola, al contrario que en otras películas suyas, se centra aquí en relaciones humanas de gente corriente y, pese a ese tono de comedia, los personajes son mayoritariamente, menos los japoneses de los que nada se sabe, gente solitaria y/o insatisfecha. Por eso, sería más propio hablar de una tragicomedia explicada de forma amable.

Destaca en el reparto el gran Vittorio Gasmann, como el ya casi anciano maestro, viejo cliente de la trattoria al que se le siguen aplicando los precios de 15 años atrás, así como Giancarlo Gianninni como el profesor de filosofía y Stefania Sandrelli como la madre de la chica que quiere ser monja. Todos los actores son italianos menos la francesa Fanny Ardant en el papel de la propietaria del restaurante.

Agradable película de Scola. 

sábado, 22 de febrero de 2025

EL PRINCIPIO DE ARQUÍMEDES

 

 

Un gesto cariñoso e inocente desencadena una tormenta en una clase de natación infantil. Un alumno tiene miedo al agua y el monitor, un chico veinteañero, lo abraza y le da un beso. A partir de ahí, habiendo visto el gesto cariñoso unos padres, se desencadena una histeria en el grupo de watsup de los progenitores respecto a que el monitor pueda ser homosexual y pederasta.

Esa es la trama de El principio de Arquímedes, obra estrenada hace más de diez años por Josep Maria Miró, adaptada luego en muchos teatros de todo el mundo y que, no solo ha perdido vigencia, sino que la ha ganado en la era de los movimientos me too y la imparable presencia de las redes en la vida social. No hay término medio. O te montan un me too en toda regla sin que haya motivo como en esta obra de teatro o, como ahora vemos con el caso Monedero que ha estallado esta semana, según quien sea el verdugo sus protectores, en este caso un partido político que dice es un espacio seguro para las mujeres, mira hacia otro lado.

Jordi, el monitor que abrazó y besó al niño, sufre en sus carnes el pasar a ser sospechoso, debiendo justificar ante la encargada de los programas de natación infantiles y un compañero de trabajo aspectos de su personalidad, sufre intromisión en su privacidad y debe repasar su vida digital en las redes, a quien sigue o no sigue, qué comentarios ha dejado escritos, para no ver comprometida la acusación que pesa sobre él. La agitación de la sociedad por presuntas acciones, sin que haya pruebas de la comisión de ninguna actitud incorrecta, así como la toxicidad de las redes sociales son los ejes sobre los que nos interpela la obra.

Buena adaptación la que vemos en el Texas, buenas interpretaciones de Sandra Monclús, Marc Tarrida, Eric Balbás i Jordi Coll; y excelente la manera en que la carga emocional de los personajes, sobre todo Jordi y la encargada del club de natación, traspasan al espectador.

 

jueves, 20 de febrero de 2025

LENNY

 

Después de muchísimos años, veo Lenny (1974) de Bob Fosse, un biopic sobre Lenny Bruce, el famoso cómico que, en sus monólogos, introducía un lenguaje obsceno y procaz para hablar de sexo, religión o política. Hombre de actitud irreverente, proclive a no guardar las formas de lo políticamente correcto y acusado de violar las leyes de obscenidad, sufrió varias detenciones, fue condenado a presidio y, tras morir a los 40 años por sobredosis, luego se convirtió en un símbolo de la libertad de expresión en Estados Unidos.

Fosse opta por no contar la historia de forma lineal, sino que la acción se articula en diferentes flashbacks que van explicando los allegados al cómico: su exmujer, su tía y su representante. Esos testimonios, junto a una de sus últimas actuaciones, narran la vida de Lenny, desde sus inicios en los clubes hasta su muerte.

Fosse se apoya en dos elementos clave para el éxito de la película. Por un lado, las grandes interpretaciones de Dustin Hoffman y Valerie Perrine, en las que los dos están muy bien pasados de vuelta, sobre todo Hoffman, pero es lo que exigían sus personajes. Y, por otro lado, destaca la fotografía en blanco y negro de Bruce Surtees, espléndida dando fuerza y personalidad a la película siendo una de las cosas que más recordaba de la película. También destaca la banda sonora en la que, situándose la acción en clubes nocturnos de finales de los 40 a principios de los 60, se oye mucho be bop y se relacionan en los escasos créditos finales las canciones que se han utilizado de Miles Davis.

Fosse dirige muy bien la película, filma muy bien los clubs nocturnos y su ambiente, se recrea en detalles que permiten ver la autodestrucción de los personajes con dinamismo pero, en un momento ya muy bajo de ánimo del protagonista, dedica un plano fijo de varios minutos, desde una posición elevada sobre un escenario, a una de sus últimas actuaciones en las que está derrotado y ya no hay comicidad en el personaje. De hecho, en muchos momentos lo que Lenny explica con comicidad y provocando risas son situaciones amargas de su propia vida.

Por tanto, una película de buena factura y muy bien interpretada. Sin embargo, es un biopic y su interés también viene dado por el del personaje que explica. Lenny Bruce no es un personaje que me interese demasiado, creo que su importancia en el show business es limitada porque su fama viene más de una absurda represión, en nombre de la mojigatería y el uso de un lenguaje sin exabruptos, que por el ingenio del personaje que, si el biopic le es fiel, tampoco parecía muy elevado. 

martes, 18 de febrero de 2025

UNA TROMPETA LEJANA

 

Con Una trompeta lejana (1964), Raoul Walsh se despidió del mundo del cine en una extensísima filmografía que inició antes de la I Guerra Mundial. Por tanto, más de cincuenta años como director y, también, como actor en algunas películas del cine mudo.

En Una trompeta lejana, un teniente llamado Mathew Hazard, recién salido de West Point, llega a un fuerte de Arizona y se encuentra con una relajada disciplina castrense que, de inmediato, intentará enmendar mientras se enamora de Kitty, la mujer de un comandante que sale del fuerte en una misión para traer caballos. La situación se complica con la situación de unos apaches que, liderados por el jefe indio Águila de Guerra, están fuera de control por el territorio.  

La llegada de un nuevo militar que se pondrá al frente de la guarnición viene acompañada con la noticia de la llegada de su prometida, recibida de manera fría por el teniente. Por otro lado, las hostilidades de los indios siguen en aumento y atacan al destacamento que lideraba el marido de Kitty y que volvía con los caballos, exterminando a todos sus componentes.

Llega Queint, un general de Washington que había sido profesor de Hazard y, tras una reunión con una parte de los los indios con los que tiene buena relación, pide a Hazard que se interne en territorio enemigo, parlamente con ellos y consiga su rendición a cambio de un trato humano y una vida tranquila en una reserva de Arizona. Cuando Hazard ha conseguido rendir a los indios con esas promesas, Queint ha vuelto a Washington y el militar ahora al mando deporta a los indios a Florida con lo que Hazard queda decepcionado. La última parte de la película se desarrolla en Washington, Hazard va a recibir la medalla de oro al Congreso por la rendición ante los indios, pero la rechaza ante el Secretario de la Guerra, con el apoyo de Queint y se consigue dar marcha atrás a la deportación de los indios a Florida, se les restituye a Arizona y Hazard se queda con Kitty ya que su prometida le rechaza cuando, en un principio, devuelve la medalla de honor. 

Es una despedida de Walsh digna, pero no brillante. Es una película que va de más a menos, sufre un gran bache cuando hay demasiadas escenas de acción en las batallas con los indios antes de su rendición ante Hazard, remontando después en un final más interesante. Teniendo tanto ritmo las mejores películas de Walsh, siempre haciendo progresar la acción sin fisuras, aquí sobran unos cuantos minutos de las dos horas de duración del filme.

Walsh contó para esta película con unos actores muy flojos. Troy Donahue era un actor muy limitado, su carrera quedó prácticamente en nada, la Warner le canceló el contrato poco después de esta película y ya era un actor en decadencia cuando tiene un pequeño papel El Padrino II. Tampoco la protagonista femenina, Suzanne Pleshette, fue una actriz muy recordada ni especialmente brillante, aunque tiene un papel de actriz secundaria importante actuando como la profesora de la localidad en que se desarrolla Los pájaros de Hitchcock.

Se nota la buena dirección de Walsh, aprovechando el desértico paisaje y consiguiendo filmar buenas escenas de acción, pero no puede reconducir un guion con lagunas y unas flojas interpretaciones en general y totalmente olvidable en el caso de Donahue.

Lo que sí es cierto es que este western se ajusta más a la realidad histórica sobre los desplazamientos forzosos de los indios, de los que se da una imagen bastante positiva y, en cambio, algunos blancos son decididamente racistas e impresentables. En esto la película contrasta con el gran clásico de Walsh Murieron con las botas puestas rodado 25 años antes, de nulo valor histórico y en el que presenta como un militar diligente al general George Armstrong Custer cuando, según los historiadores, varios errores suyos propiciaron la matanza de Little Big Horn. Pero como el cine es el fraude más hermoso del mundo, el brío y la vitalidad que Walsh da a esta película, muy distinto del tono de Una trompeta lejana, hace que nos emocionemos cuando Errol Flynn, que ha perdido a todos sus hombres y se ha quedado sin munición, se defienda ya solo con la espada y la bandera del regimiento ante el último embate de los indios.   

sábado, 15 de febrero de 2025

DE L'EMPORDANET A BARCELONA

 

Releo De l’Empordanet a Barcelona de Pla. Mientas voy leyendo la extensísima biografía que de Pla hace Xavier Pla, llego al capítulo en el que explica que en 1942 escribe en castellano Viaje en autobús y el notable impacto de este libro en los primeros años de la durísima postguerra. Posteriormente, Pla reescribió el viaje y lo convirtió en De l’Empordanet a Barcelona, incluyéndolo como primera parte del tomo 9 de las Obras Completas, con el título en conjunto de Viatge a la Catalunya Vella.

Reescrito y traducido, por tanto, en 1967, hay cosas que cabe suponer no se hubieran permitido en esa primera publicación en castellano. Así, en la página 14 escribe:

El nostre país ha quedat una mica tronat i considerablement suat. Les convulsions polítiques no porten res de bo. Ja se sap. Les reaccions, si són dirigides per ineptes, són com les revolucions. L’any 1940 fins els arbres semblaven grapejats.

Pla, como siempre, va contando noticias interesantes, visita la casa en Blanes de Joaquim Ruyra explicando cosas del personaje, o da cuenta del primer ferrocarril que proyectó Miquel Biada entre Barcelona y Mataró. Y va describiendo el paisaje, de manera perfecta nos explica la (entonces) bonita comarca del Maresme, una franja alargada de tierra desde Tordera hasta Montjuich, encajonada entre la sierra y el mar, abierta primero al cultivo de la viña en el siglo XIX y, más tarde, a productos de la huerta hasta la industrialización que el autor ya conoce en su edad adulta.

Pero, también como siempre, lo que más me gusta es la visión escéptica, irónica, a ratos sentimental, de la sociedad que describe y sus imposibles diálogos con la gente del país que, literaturizados, quedan tan bien en su obra. Así, encuentra a dos chicas jóvenes en un autobús. Pla las interroga creyendo que vienen de un baile, pero las chicas vienen del cine, le dicen entusiasmadas que han visto una producción de Hollywood titulada Besos de fuego y le dan todos los detalles de una película con mucho glamur, grandes decorados, etc. mientras Pla pregunta hasta acabar un largo diálogo así:

-          En fi, vostès han vist una bona pel·lícula, una collonada excel·lent, per dir-ho com a la Gavatxeria.

-          Com diu?

-          Res, senyoreta .. Res. 

viernes, 14 de febrero de 2025

ASFALTO

 

En el documental De Caligari a Hitler, referían como una de las últimas grandes películas de la Edad de Oro del cine alemán Asfalto (1929) de Joe May. La veo y me parece una muy buena película, realizada unos años antes que May se exiliara a Estados Unidos y el nazismo arrasara con lo mejor de la cinematografía germana.

Se trata de una mezcla de cine negro y melodrama. Tenemos, por un lado, a un policía honrado, un joven llamado Albert Holk y, por otro, a una femme fatale llamada Else Kramer. Else acude a una joyería para, con su atractivo físico distrayendo al vendedor de turno, robar un diamante. Consumado el robo, en la joyería se dan cuenta y la logran retener, acudiendo Albert quien descubre donde había escondido el diamante. La arresta y se la lleva a comisaría, pero ella le convence de ir antes a su casa para buscar su documentación y lo seduce haciendo que no la entregue en las dependencias policiales.

Al día siguiente, Albert está arrepentido y, además, se da cuenta que se ha dejado su acreditación como policía. Else le hace llegar la acreditación, además de una caja de cigarrillos como agradecimiento, y él se presenta en su casa pensando que ella ha robado por necesidad y pueden tener una relación sansa. Ella le exhibe numerosas joyas y vestidos para hacerle ver que ella no es buena. En ese momento, llega el novio de Else, un hampón que estaba en Paris perpetrando un robo, y se produce una lucha en la que, finalmente, Albert mata al hampón.

Cuando Albert vuelve a casa, cuenta a sus padres lo ocurrido y el padre, que también es policía, entendiendo que es su deber y a pesar de la oposición de la madre, se lleva a su hijo a la comisaria para entregarlo.  Mientras está declarando, Else, que previamente había ido a casa de Albert encontrando a la madre, se presenta en comisaría, revela la identidad del hampón y asevera que Albert actuó en defensa propia. Albert queda libre, pero Else es encarcelada. En un final apoteósicamente romántico, él le promete esperarla y se declaran su amor.

La película empieza con una notable destreza en la ejecución de los planos y el montaje. Muchos planos en cascada de vehículos y elegantes travellings sobre las calles berlinesas, mezclando tomas en estudio con otras en exteriores, sitúan la película físicamente en un entorno urbano apropiado para, como pasa en el cine negro americano, explicar una sucia historia criminal, la de una ladrona, novia de un hampón, finalmente redimida por el amor hacia Albert.

Impecable desde el punto de vista técnico, May retrata muy bien a los personajes. La actriz Betty Amann está espléndida como femme fatale, pasando del falso arrepentimiento a comportarse como una arpía, hasta sacrificar un tiempo de cárcel por el amor de Albert. Al intenso drama psicológico y la tensión que asalta a Albert (Gustav Frölich), íntegro en principio y que luego cae seducido por Else, se une la inquebrantable moralidad del padre del joven policía que no duda en entregar a su propio hijo cuando este le confiesa que ha matado a un hombre.

Notable película.

jueves, 13 de febrero de 2025

LLAMANDO A LAS PUERTAS DEL CIELO

 

Prácticamente lleno ayer en la Filmoteca para ver Patt Garrett y Billy de Kid (1973), dirigida por el gran Sam Peckinpah. Había mucho público joven en la sesión ya que entraba dentro del ciclo Aula de cinema. Así pues, mezcla de gente joven que no había visto la película y veteranos que ya la habíamos visto. Tímidos aplausos al final de la película e inicio de un coloquio con Quim Casas al que no me quedé.

Es una película que se disfruta más a medida que uno envejece porque se trata de un personaje que, para asegurarse una vejez tranquila y aseada económicamente, acepta el encargo de matar a un amigo. No es que sea una actitud para imitar, pero la edad te sirve para ponerte en la piel de un hombre que ve cerca el final y no quiere morir en la precariedad. Aunque hay que condenar al personaje, que es un gran hijo de puta, esa cercanía permite ser un poco más indulgente. Patt Garrett vende su alma al diablo, es decir, al gobernador Wallace y el ganadero Chisum que quieren un territorio tranquilo donde puedan llevar a cabo sus intereses económicos sin interferencias. Billy the kid es un incordio porque no se pliega a los intereses de los poderosos y debe ser eliminado, tarea que asumirá de manera implacable Garrett, recién nombrado sheriff del Condado de Lincoln. Una historia sucia, de traición, en un territorio que la fotografía muestra polvoriento y en tonos preferentemente ocres, salpicado con el lenguaje poético expresado a través, tanto de las imágenes que filma el maestro Peckinpah, como de la banda sonora de Bob Dylan. El cantautor norteamericano tiene además una extraña presencia en el filme, parece un notario que da cuenta de los hechos que suceden de los que es espectador privilegiado.

Portentosas interpretaciones de James Coburn y Kris Kristoferson, tal vez en los mejores papeles de su carrera, y carrusel de imprescindibles secundarios en las películas del director californiano:  Slim Pickens, Jack Elam, Jason Robards, Harry Dean Stanton, Emilio Fernández, Katy Jurado, etc. Y el propio Peckinpah en un pequeño papel y rechazando, de forma irónica, un trago que le ofrecen.

Es el último western de Peckinpah, si no incluimos dentro del género Quiero la cabeza de Alfredo García, y es de una brutal amargura, de total desesperanza. Aunque John Wayne se autodestruía asesinando a sangre fría a Liberty Valance, al menos eso servía para traer a Shinbone la estabilidad y el progreso. Si Wayne asesinaba a un mal nacido como Valance con el que no tenía ningún vínculo afectivo, Garrett dispara contra un amigo del que, a lo largo de la película, se da una imagen más positiva que la suya, más empático con las mujeres, leal con sus amigos e independiente. Es, por tanto, un asesinato inútil porque tampoco parece que a Garrett le vaya muy bien en el futuro. Tal como sucedió con el personaje histórico, Garrett es asesinado al inicio de la película en una refriega y su rostro envejecido y amargado delata su poco tranquila vejez. Pero tal vez haya muerto mucho antes, justo cuando, tras tirotear de manera traicionera a Billy, dispara contra su propia imagen en un espejo en uno de los momentos cumbre del cine de Peckinpah.

Llamando a las puertas del cielo ... o del infierno.   

 

miércoles, 12 de febrero de 2025

UN DÉU SALVATGE

 

Un dios salvaje es una obra de Yasmina Reza que ha sido adaptada muchas veces en el teatro e incluso en una famosa adaptación cinematográfica realizada por Polanski.

La versión que estrenan en el Goya, con dirección de Pere Arquillué e interpretación de él mismo, Laura Conejero, Laura Aubert e Ivan Benet vale mucho la pena. La acción se traslada a una vivienda cercana al Turó Park y con vistas al Tibidabo, manteniendo el encuentro entre dos matrimonios. En ese encuentro, se trata de afrontar que el hijo preadolescente de uno de los matrimonios agredió al hijo del otro, de la misma edad, rompiéndole dos dientes, analizar el por qué sucedió y evitar una repetición.

El texto es excelente, una muestra de la hipocresía presente en nuestra sociedad, de la necesidad de hacer lo políticamente correcto cuando, en realidad, estamos en conjunto dominados por una pulsión egoísta que acentúa un individualismo que crispa la convivencia. La reunión nace de esa intención de hacer lo políticamente correcto pero, luego, surge el verdadero rostro de los protagonistas, el cinismo de unos y la impostada santurronería laica de otros, además de mostrar dos matrimonios que se muestran, a partir del caos que genera la ingesta de alcohol, más desavenidos de la que inicialmente se mostraban. Lo bueno de esta versión es interpretar el texto con mucha acidez y un humor que está en todos los minutos de la obra y, en muchas ocasiones, provoca carcajadas.

Los cuatro actores están espléndidos así que buena tarde de teatro en el Goya

martes, 11 de febrero de 2025

MAPI LEÓN, LA ERREJONA DEL FÚTBOL

 

Iñigo Errejón tuvo que dimitir hace unas semanas de sus cargos en Sumar, Más Madrid o como quiera que se llamara su espacio político porque había sido objeto de una denuncia falsa por agresión sexual y, en su partido político, se da presunción de veracidad a una denuncia verbal contra un agresor al margen que, por parte de la policía y órganos judiciales correspondientes, aún no se hayan realizado las primeras investigaciones para corroborar los hechos. Bebió de su propia medicina tras ser calificado por mucha gente como agresor sexual tras una denuncia de la poco afamada actriz Elisa Mouliaá, sostenida en un relato poco creíble y lleno de contradicciones.

Ahora le toca beber de su propia medicina a la futbolista Mapi León. Rebotada contra la Federación Española de Fútbol, no acudió al Mundial pero no perdió tiempo en adherirse a la cruzada contra Rubiales por el pico a Jenifer Hermoso, una agresión sexual en toda regla para alguien como León. Pero ahora resulta que quien comete la agresión sexual es ella porque, si dar un pico es agresión sexual, también lo será el tocar los genitales de una jugadora rival. Para añadir más madera, a mí me da la impresión, por las imágenes que vi y por coherencia con el gesto de tocarle los genitales, que le pregunta si tiene picha a la jugadora Daniela Caracas del Español. A la agresión sexual, León añadiría el haber hecho un comentario transfóbico con las consecuencias legales que esto pudiera tener. El único matiz que la pudiera salvar de que esto no se investigara por la jurisdicción ordinaria es que, ocurriendo el incidente durante el partido de futbol, se decida que es la justicia deportiva quien debe sancionar el comportamiento de la jugadora del Barça.

Además, León no sabe beber de su propia medicina. Hizo un comunicado negando lo evidente, calificando lo sucedido como un lance del juego. No creo que, en su día, Michel tuviera la desfachatez de negar el tocamiento que le hizo a Valderrama y calificara la provocación como lance del juego. Y tampoco consta que hiciera ningún comentario homófobo al futbolista colombiano.   

De momento, veo mucha tibieza condenando la actitud de León. ¿Qué pasaría si esto lo hubiera protagonizado una prima de Ayuso que fuera futbolista y no una jugadora importante y de la que se sabe públicamente que pertenece al colectivo LGTBI ?

lunes, 10 de febrero de 2025

LE SOLDATESSE

 

Siguiendo con Zurlini, encuentro en youtube una copia excelente de otra película suya, Le soldatesse, que no creo se estrenara en su momento en España.  

Es una película original en su argumento, poco tratado en las películas bélicas. Un teniente del ejército italiano llamado Gaetano Martino (Tomas Milian) recibe el encargo de llevar un grupo de prostitutas griegas por el territorio ocupado por las tropas italianas y dejarlas en distintas unidades para que la tropa pueda solazarse y relajar la tensión de la ocupación. Le acompañan en la misión un sargento llamado Castagnoli (Mario Adorf) que es quien conduce el camión en que transportan a las 12 prostitutas helenas y el comandante Alessi (Aleksander Gavric) un Camisa Negra que, aunque tiene más rango, acude para desplazarse por el país con lo que quien está al frente de la misión es el teniente. Mientras Martino está hastiado de la guerra y acoge con resignación y escepticismo la misión, adoptando una postura respetuosa respecto a las chicas, el comandante Alessi es el típico fascista orgulloso de imponer su poder sobre las desdichadas prostitutas. También Castagnoli muestra una actitud machista y prepotente que luego va modulando al contrario que Alessi. Las principales protagonistas entre el grupo femenino son para tres importantes actrices del momento: Elenitza (Ana Karina), Toula (Les Massari) y Eftichia (Marie Laforet).

A lo largo del viaje surgen bastantes complicaciones. El país está ocupado pero la actividad de los partisanos es intensa. Así, el grupo de Martino encuentra los restos de unos Camisas Negras, que se habían llevado previamente a una de las chicas, asesinados en una emboscada. Los tres militares empiezan a tener relación con alguna de las chicas, con la prepotencia y machismo del comandante y sargento, contrastando con el buen trato del teniente. Posteriormente, el camión sufre una emboscada y arde en llamas, refugiándose en una cabaña los supervivientes. Como algunos están heridos, no puede desplazarse todo el grupo con ligereza y, por eso, Alessi intentará escapar con el pretexto de pedir ayuda pero, dándose cuenta de su cobardía, Castagnoli lo detiene a punta de pistola. Como una de las heridas, Elenitza, está bastante mal y dificulta la marcha del grupo, Alessi la asesina a sangre fría en una escena que me recuerda la de Martin Sheen en Apocalipse Now, pegando un tiro a una vietnamita que ha quedado herida tras una refriega entre el grupo de Sheeen y lugareños que iban en un sampán por el río.

El grupo sale finalmente de la cabaña, cargando a Castagnoli que está herido, llegando a un pueblo que está siendo atacado por los Camisas Negras, a quienes se une Alessi. Tras capturar unos partisanos, son fusilados por los fascistas.

Finalmente, Martino logra dejar a Castagnoli a un hospital militar y entrega a las pocas prostitutas que quedan. Pasa una noche con Eftichia y, luego, la acompaña a un punto de las montañas en que se separan, ella para unirse a los partisanos y él para retornar, roto física y moralmente, a un ejército del cual ha empeorado una opinión que ya no era buena en el inicio de la película.

Zurlini compone una película bélica con buenas escenas de acción en las que vemos, por un lado, el peligro que corre el grupo que dirige el teniente y, además, la extrema crueldad de los combatientes de uno y otro lado, si bien la culpa tenía que ser mayor en los invasores italianos que fueron para colmar las ansias expansionistas de su fascista dictador. En ese sentido, la visión con el comportamiento del ejército italiano no es nada complaciente y Zurlini no elude la brutalidad de la ocupación, tanto en la represión salvaje contra los partisanos como en el hecho de tratar como mercancía a las prostitutas griegas que, por eludir el hambre, están dispuestas a aceptar ejercer la prostitución.  

 Si, como película bélica, funciona muy bien, también tenemos la parte dramática muy bien dibujada por Zurlini a través de sus personajes y sale un lado pesimista como en otras películas suyas ya que, al igual que en La chica de la maleta, los protagonistas no pueden acabar juntos y aquí los personajes de Marie Laforet y Tomas Milian se separan en medio del drama de la guerra. Si, en aquella película, la diferencia de edad y origen social imposibilitaba el amor entre Claudia Cardinale y Jacques Perrin, aquí las diferencias irreconciliables entre Italia y Grecia hacen imposible que se desarrolle una incipiente atracción amorosa entre los protagonistas.

Me cuesta ver a Tomas Milian fuera del spaguetti western que es el género con el que lo asocio. Pero la verdad es que, antes de empezar a hacer spaguettis, había trabajado con Visconti en Bocaccio 70 o Reed en El tormento y el éxtasis.  Aquí, teniendo en cuenta que no era un gran actor, hace una interpretación correcta para mostrar esa desesperanza, escepticismo y hastío que sufre el teniente Martino.

Otra gran película de Zurlini, explorando un tema frecuente en los conflictos bélicos pero poco tratado en el cine.  

sábado, 8 de febrero de 2025

EL CAPITALISMO DE LA FRAGMENTACIÓN

 

Leo El capitalismo de la fragmentación, del profesor de Historia Quinn Slobodian y cuyo subtítulo es El radicalismo de mercado y el sueño de un mundo sin democracia. Efectivamente, para mucha gente sería un sueño liquidar los Estados o que estos quedaran reducidos a la mínima expresión y no hubiera restricciones a la libertad de comercio y libre circulación de personas y capitales. Son los sueños de economistas que marcaron la teoría a lo largo del siglo XX como Milton Friedman y su escuela de Chicago o Friedrich Hayek, siendo ahora sustituidos por hombres que han pasado de esa teoría a la práctica como Elon Musk o Peter Thiel.

Slobodian dedica el primer capítulo a Hong Kong, un residuo del imperialismo británico que ha funcionado durante décadas como zona de libre comercio, gobernada de forma autoritaria y sin derechos sociales, habiendo cosechado espectaculares crecimientos del PIB. Pero las autoridades gubernamentales sí han controlado aspectos de la vida hongkonesa como el mercado de la vivienda así que los anarcocapitalistas han buscado nuevas experiencias, más radicales que el modelo hongkonés, dedicando Slobodian varios capítulos desgranándolos uno a uno.  Así, su viaje nos lleva desde la creación de zonas especiales tanto en países ricos como en los Docklands de Londres, o en un país del Tercer Mundo como Somalia. También aborda los mini-estados como Liechtenstein, cuya razón de ser es la de constituirse en paraísos fiscales, o burbujas jurídico-legales como las que se han creado en Dubai, así como el desarrollo de un no lugar en el que el gran capital lo tiene mejor para campar a sus anchas con total libertad y es el metaverso como nueva realidad digital.

El libro explora distintas maneras de aproximarse a la idea que Thiel expuso en 2009 y que cita Slobodian al inicio del libro: He dejado de creer que libertad y democracia sean compatibles. La gran misión para nosotros, los libertarios, es hallar una vía de escape que nos permita eludir la política en todas sus formas. Tal vez esto sea una utopía al igual que, desde un anarquismo situado al otro lado de Thiel, lo eran las propuestas de Bakunin y sus seguidores en el siglo XIX. Pero que los Estados van perdiendo su capacidad de desarrollar libremente políticas en beneficio de su población y quedan subordinadas a gente como Musk es una evidencia. Estamos viviendo ahora la segunda presidencia de Trump, hiperactivo en sus primeros días, que sí necesita estructuras estatales para imponer aranceles o reprimir la inmigración ilegal pero, por otro lado, despide a miles de funcionarios que se dedican a políticas sociales de forma fulminante y siendo parado, por el momento, gracias a alguna resolución judicial. De hecho, Trump ofrece tantas contradicciones que es posible que acabe mal con Musk u otros libertarios porque hay un anarcocapitalismo, tal como describe el libro, que va mucho más allá de lo que es una figura como Trump.

Bien sean los libertarios, o bien el cesarismo de Trump que puede ser libertario un día y al siguiente defensor de una parcela del Estado, lo que está en crisis es la democracia. Hoy mismo en Madrid se han reunido Abascal, Salvini, Urban y Le Pen, saludando la llegada de Trump a la presidencia y pidiendo que en Europa se haga la misma política; en concreto, Abascal ha pedido que España sea el muro de contención del islamismo.

Pero ¿quién defenderá la democracia? ¿Pedro Sánchez? No creo que sea así. Sánchez es un tipo que, por permanecer en el poder es capaz de todo y, además de condicionar al poder judicial, ignora al poder legislativo incumpliendo mandatos constitucionales como presentar al Parlamento la Ley de Presupuestos. Está gobernando de forma totalmente anómala y en contra del funcionamiento que, según la Constitución, han de tener las instituciones del Estado. Sin nada que se parezca a una estabilidad parlamentaria, va dando bandazos y degradando con sus trapisondas la calidad democrática de España.

Los anarcocapitalistas del libro pueden intentar desprestigiar la democracia para hundirla, pero un tipo como Sánchez ya les hace parte del trabajo. 

viernes, 7 de febrero de 2025

LA PRIMERA NOCHE DE LA QUIETUD

 



Un profesor de la UAB presenta en la Filmoteca la película La primera noche de quietud (1972) y empieza diciendo que estará 10 minutos. Al final, se extiende más de 20 minutos y, aunque dice cosas interesantes, alarga más allá de lo razonable la presentación. Afortunadamente, cuando por fin se calla, podemos ver un soberbio melodrama de Valerio Zurlini.

Daniele Dominici (Alain Delon) es un profesor de literatura recién instalado en Rimini, de aspecto taciturno y pasado misterioso, que vive con Mónica (Lea Massari), una mujer algo mayor que él en una relación que se ve tóxica y, en un momento dado, ella le dice que están juntos por desesperación. Mientras Mónica no parece que haga nada en todo el día que no sea estar tumbada en la cama, Daniele encuentra trabajo como enseñante en un instituto de Rimini y se le ve con poca vocación, deja fumar a los alumnos en clase y él sale al quiosco a buscar revistas dejándolos solos. En ese instituto, a Daniele le llama la atención una alumna de casi veinte años, Vanina (Sonia Petrovna), de la que queda prendado.

A Daniele, en sus ratos de ocio, le gusta el juego y se introduce en un grupo de gente que celebran timbas y fiestas. Conoce a  "Spider" (Giancarlo Giannini), Marcello (Renato Salvatori), Elvira (Nicoletta Rizzi) y Gerardo (Adalberto Maria Merli). Hay una conexión de Vanina con este grupo y es ser la novia de Gerardo, un tipo siniestro y macarra que maltrata a la chica y la humilla delante de sus amigos.

Vanina corresponde al interés de Daniele y consuman su amor en una casa que les ha prestado Marcello. Entonces, se presenta Gerardo, con el resto del grupo, dispuesto a llevarse por la fuerza a Vanina. Daniele aborta ese intento golpeando a Gerardo que, viendo frustrado su propósito, revela que la madre de la chica, una mujer llamada Marcella (Alida Valli), es una famosa prostituta de la zona que también ha introducido a la hija en el oficio.

A pesar de la revelación, Daniele y Vanina planean huir juntos y ella toma el tren a Monterchi, donde vive su hermana, a la espera que Daniele se reúna con ella. Daniele va a ver a Mónica para despedirse de ella y lo hace pese a las amenazas de suicidio que ella le lanza. Posteriormente, unos sicarios que ha enviado Gerardo dan una paliza a Daniele, le rompen una costilla, sufre magulladuras y es asistido por Spider y Marcello. No estando del todo recuperado, Daniele coge el automóvil y conduce a toda velocidad en medio de una densa niebla con el desenlace lógico. En el epílogo, Spider va al entierro de Daniele, en el que hay bastante gente, con lo que se intuye venía de familia adinerada y su cuasi soledad era impuesta por su amargura existencial.

El profesor que introdujo la película afirmó que, para el papel protagonista, Zurlini había pensado en dárselo, como primera opción, a Marcello Mastroianni. No pudo ser y es una pena porque Mastroianni era mucho mejor actor que Delon. De todos modos, el actor francés aprendió a utilizar sus limitados recursos interpretativos, haciendo de la necesidad virtud, logrando componer de manera convincente tipos hieráticos y distantes. A mi no me ha desagradado su actuación y como transmite la angustia existencial del personaje; Delon consiguió que su presencia fuera importante en las películas que interpretó, muchas de Melville servirían de ejemplo y también esta de Zurlini. No obstante, parece que se llevó mal con el director italiano y, como él intervino también en la financiación del filme, en Francia la película se estrenó con otro título, El profesor, con un montaje hecho por el propio Delon.

Es inevitable que no venga el recuerdo de I vitelloni al ver la película. La ciudad es la misma y también tenemos aquí un grupo de gente de vida disoluta. Pero aquí la pandilla de amigos  lleva una existencia aún más amarga y con un tipo como Gerardo que roza en sus acciones con la delincuencia.

La primera escena ya introduce en lo que será la película, todos los personajes van a la deriva, están desnortados. Se abre el filme con un velero inglés que se acerca a un espolón. Desde la embarcación un hombre le pregunta en inglés a Delon, que está paseando por allí, dónde se encuentra. Delon le responde que está a medio camino entre Venecia y Ancona, con gran sorpresa para el navegante, así como que no sabe si Rimini vale la pena porque acaba de llegar.

Daniele es el personaje más trabajado del filme. Triste y desesperanzado, escribió un libro titulado como la película, La primera noche de quietud, dedicado a una antigua novia que se suicidó con 16 años. Parece que esos versos lo han acompañado toda la vida y presagian el terrible, pero inevitable, final. Tristeza y desesperanza que acompañan, en mayor o menor medida, a los demás personajes y minan, de manera cruel, a la bella Vanina.

La tristeza y melancolía se contagian también con una magnífica banda sonora de Mario Nascimbene y una fotografía que da unos tonos grises y brumosos de Rimini, semidesierta pues la acción pasa en los meses de temporada baja de la turística ciudad del Adriático.

Gran película del poco conocido Zurlini.  

jueves, 6 de febrero de 2025

MUDAR DE VIDA

 

Mudar de vida es una extraordinaria película filmada en 1966 por Paulo Rocha. La trama empieza con Adelino, un joven portugués, que vuelve al pueblo pesquero en que nació tras haber combatido en la guerra colonial de Angola, de la cual ha vuelto con alguna secuela en la espalda que dificulta desarrolle trabajo físico. A su regreso, descubre que su antigua novia Júlia se ha casado con su hermano Raimundo y ya tiene dos hijos. La relación no había quedado cerrada desde el punto de vista formal por lo que Raimundo entiende que no hizo nada mal cortejando a Júlia. Mientras Adelino trata de adaptarse a su nueva situación, buscando ocupación laboral y dando por cerrada, con pesar de los dos y reproches mutuos, su historia con su exnovia, conoce a Albertina, una joven determinada a escapar de la pobreza a cualquier precio, robando fondos de la Iglesia o a su propio hermano. Júlia sufrirá un ataque al corazón que precipitará los acontecimientos y Adelino se irá con Albertina, que se ha apropiado de una cantidad de dinero de su hermano, en un final de esperanza contenida.

La película está filmada con un estilo neorrealista que recuerda a las películas italianas y, en concreto, La terra trema, aquel filme de Visconti que también tenía lugar en un pueblo de pescadores. El filme tiene un tono documental mostrando las chabolas en las que viven de forma precaria los protagonistas en la playa y los esfuerzos de los pescadores para mover las traineras. Se palpa la miseria cuando Raimundo comunica a Júlia que pueden acceder a una casa en el pueblo aprovechando que ha muerto uno de los vecinos. 

En este ambiente deprimente, los tres personajes principales, Adelino, Júlia y Albertina viven con amargura una triste existencia. Pero mientras Júlia se resigna y no piensa rebelarse en un matrimonio que, en el fondo, nunca quiso contraer, Albertina representa el caso contrario, es contestataria, mal vista en el pueblo y con ganas de marcharse de allí. Adelino es un hombre arraigado al pueblo, pero se siente desplazado en su vuelta y encuentra en Albertina un nuevo impulso vital.

La sobria realización de Rocha, la espléndida fotografía en blanco y negro, así como la interpretación de los actores contagiando tristeza y resignación componen un gran melodrama con un final potencialmente esperanzador. 

lunes, 3 de febrero de 2025

PODER ABSOLUTO

 

Después de muchas décadas, vuelvo a ver Poder absoluto (1997). Realizada en una década en la que Eastwood solía compaginar todavía las labores de dirección con la de actor, se trata de un sólido thriller que mantiene la intriga en todo momento.

Luther, un experto ladrón, asalta la residencia de un magnate, aparentemente vacía. Mientras desvalija la caja fuerte, una pareja entra en el dormitorio dispuesta a protagonizar una sesión de sexo duro. La cosa se va poniendo demasiado caliente, empiezan las agresiones y ella está a punto de clavarle al hombre un abrecartas. En ese momento, unos tipos entran en la habitación y disparan contra la mujer. Luther lo ha visto todo y ve con estupefacción que el hombre es el presidente de los Estados Unidos. Logra huir mientras los agentes del servicio secreto se han dado cuenta de que había alguien en la casa.

Investigado tanto por la policía como por los servicios secretos, enseguida se darán cuenta que hay pocos hombres que puedan hacer un trabajo así y uno de ellos es Luther. Todo encaja para que sea él y lo intentarán atrapar usando a su hija, una chica con la que Luther casi no tiene relación por sus estancias en la cárcel y vida delictiva que llevó, pero a la que sigue en la distancia y está pendiente de ella.

Eastwood mantenía en aquella época una media de una película al año más o menos. Respetado definitivamente por la crítica después de filmar Sin perdón en 1992, sus películas eran ya acogidas con interés y de manera favorable.  Encontró grandes guiones que dieron lugar a grandes películas como Los puentes de Madison o Mystic River. Aquí no se trata de una gran película, pero sí queda acreditada la capacidad de Eastwood para hacer una película que te deja enganchando a la pantalla sin que quede espacio para el aburrimiento.

Algunas situaciones del guion son forzadas o inverosímiles, los personajes no tienen la profundidad de las grandes películas de Eastwood, pero es una película muy amena que, además, cuenta con el atractivo de tres personajes secundarios interpretados por Gene Hackman, Ed Harris y E.G.Marshall.

Muy bien rodada, la película demuestra que el oficio de Eastwood no decae incluso en sus obras menos consagradas. 

sábado, 1 de febrero de 2025

BANDIDO

 

Bandido (1956) es una mezcla de western, cine bélico y de aventuras que dirigió Richard Fleischer e interpretaron Robert Mitchum, Gilbert Roland y una actriz alemana llamada Ursula Thiess.

Durante la segunda década del siglo XX, en el marco de la Revolución mexicana, un aventurero gringo llamado Wilson se interpone entre los dos bandos en liza, los regulares y unos revolucionarios a los que dirige el coronel Escobar, para ofrecer al mejor postor un cargamento de armas que trae a México el traficante Kennedy, que va acompañado de Lisa, su joven mujer con la que no tiene buena relación. Siendo una película de metraje corto, inferior a la hora y media, pasan muchas cosas, Wilson se cambia de bando más de una vez, tiene tiempo de enamorarse de Lisa, está a punto de ser fusilado por los hombres de Escobar pero, finalmente, acaba junto a ellos en la lucha que estos sostienen contra los regules.

La película, sin grandes pretensiones, es muy entretenida. Pero lo que le da un carácter especial es contar con la exuberante presencia de Mitchum en la pantalla llenándola por completo. En las primeras escenas, Mitchum llega a una ciudad en la que hay una batalla en pleno casco urbano y él, con su pachorra habitual y vestido con un traje y sombrero blanco, se pasea con calma por el hotel provisto de granadas con las que ataca a los regulares en lo que es su primera alianza con el coronel Escobar. Cuando más tarde es sentenciado a muerte por el propio coronel, y se encuentra en la cárcel con Kennedy, que también va a ser fusilado, se mostrará con una gran flema al venir el pelotón de fusilamiento a buscarlos y, con dos granadas que aún le quedaban, forzará su huida y la de Kennedy. Con esa misma actitud, sobrado de seguridad en sí mismo y chulería, enamorará a Lisa protegiéndola del peligro y concertará su encuentro con ella cuando todo haya terminado.

No obstante, el guion es bastante endeble y se podía extraer más, los personajes secundarios resultan bastante planos. Hay algunos buenos diálogos confrontando a Mitchum con el coronel mexicano que interpreta Roland, pero se echa en falta una mayor carga de sensualidad en la relación de Wilson con Lisa, interpretada con poco carácter por una actriz germana que tuvo poco recorrido en Hollywood. Thiess, muy blanda, no puede hacer frente al huracán Mitchum y la película se resiente.

La presencia de Mitchum ya justifica la visión de la película. 

OLIVER

  Oliver (1948) supuso una nueva adaptación de Dickens a cargo de David Lean y creo que es imposible encontrar una película de este directo...