Veo Cadenas rotas (1946)
de David Lean, adaptación de Grandes esperanzas de Dickens. Como no he
leído la novela, no puedo comparar, pero disfruto del gran narrador que fue
Lean en una película muy bien rodada y con grandes actores en pantalla. El protagonista,
llamado Pip, es interpretado por John Mills mientras que, en papeles
secundarios destacan, entre otros, Alec Guiness como amigo y compañero de piso
de Pip y una jovencísima Jean Simmons en el papel de Stella.
La película empieza con Pip, huérfano
que vive con unos parientes en una herrería, que se encuentra con un fugitivo
encadenado por los pies en el cementerio al que ayuda proporcionándole comida y
una lima. A pesar de su ayuda, el fugitivo, Magwitch, es apresado. Luego vemos
como Pip empieza a ir a casa de una dama de la localidad, la señorita Havisham,
que vive amargada por haber sido plantada en el día de la boda, estando
habitualmente en un salón sin que entre luz solar. En esa casa, reside también
Stella, una joven de la cual Pip se enamora.
La historia da un salto, dejan
de salir los actores juveniles, cosa que sustituye a Jean Simmons por Valerie
Hobson en el papel de Estela, apareciendo John Mills para dar vida a Pip. Se
presenta un abogado, el Sr. Jaggers, que informa a Pip que tiene un benefactor por
el que puede disponer de una importante suma de dinero, con lo que se traslada
a Londres para recibir una buena educación. Tras un tiempo largo, volverá a presentarse
Magwitch en su vida, apareciendo de improviso en su casa londinense, revelándose
como el misterioso benefactor y acosado por otro convicto lo que da lugar a una
huida en barco, una escena de acción en la que primero muere en el río el enemigo
de Magwitch y luego, ya en tierra, el propio benefactor. Tras esta muerte, Pip
vuelve a su lugar de origen y, en la casa de la Sra. Havisham, se encuentra a Estela.
Ninguna escena sobra en una película
de Lean que, como otras suyas, tiene un adecuado tiempo narrativo. Y, además,
Lean era un gran cineasta que rodaba admirablemente bien muchas escenas. Así,
tenemos la escena de la muerte de la Sra. Havisham, chamuscada tras un
accidente a pesar de los intentos de Pip de apagar el fuego, o también aquella
de como arriesga su vida Pip para salvar a Magwitch de las palas de un barco
que lo va a aplastar, o el final en el que Pip abre las cortinas para que entre
luz en una tétrica estancia ajena a luz solar por voluntad de la Sra. Havisham,
logrando un giro final de Stella para llegar a un happy end. También el inicio
es muy potente, en un sombrío y brumoso cementerio en el que Pip se encuentra
con el evadido, le ayuda y luego este se enfrenta a otro convicto en una
enemistad que no se resuelve hasta la escena final de acción en el río. Todo un
ramillete de escenas rodadas con la intensidad y emotividad que Lean imprimía a
la puesta en escena de sus películas.
Una película tan bien rodada y
narrada que luce fresca 78 años después de ser filmada. Lean era muy grande.