La vía láctea (1936) es
una de las últimas películas de Harold Lloyd y dio lugar a una nueva versión
que, unos años más tarde, rodó Danny Kaye en una de sus películas más populares
que se tituló El asombro de Brooklyn.
Dirigida por Leo MacCarey, la
película es como una versión cómica de la posterior Más dura será la
caída. Lloyd es un lechero que, por casualidad, noquea a un boxeador
profesional que, junto a un colega, molestaban a la hermana, convirtiéndose en
noticia periodística. Eso hace que un avispado y poco escrupuloso mánager,
interpretado por Adolphe Menjou, se sirva de Lloyd para amañar combates y
promocionarlo como nueva figura del boxeo, organizando una gira por diversas
ciudades del país hasta un último combate con el título en juego.
La película, dirigida por Leo
MacCarey solo un año más tarde que Sopa de ganso, es dinámica y explica
esa trama del falso boxeador promocionado por un mánager desvergonzado, junto a
la historia de amor de su hermana con uno de los boxeadores y también cabe un
chico conoce chica para que Lloyd encuentre su media naranja. Así que la
película explica bastantes cosas en un reducido metraje de unos 85 minutos, con
situaciones bastante divertidas.
No obstante, queda claro que la
comicidad de Lloyd aquí luce poco. Hay algunos gags visuales, pero tienen poca
importancia en la película y la figura de Lloyd podría haberse sustituido por
cualquier otro cómico de poco talento. Lo suyo no era buscar el efecto cómico a
partir de los diálogos, siendo sus aportaciones más divertidas cuando boxea
como si se tratara de un bailarín o su preocupación por el caballo que tira el
carro con el que reparte leche, animal que da pie a uno de los gags más
divertidos del filme cuando se las ingenia para hacerlo pasar como pasajero en
un taxi.
Entretenida pero ilustrativa de
la decadencia de Lloyd.
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