domingo, 6 de abril de 2025

BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE

 

Buenas noches y buena suerte (2005) es la película más reconocida como director de George Clooney y se trata de un filme bastante interesante.

La elección de rodar la película en blanco y negro le da una personalidad acusada en la voluntad de reflejar la época en que sucede la película: la década de los cincuenta en Estados Unidos. La banda sonora, un ramillete de grandes clásicos del jazz, también contribuye a centrar ese periodo histórico.

La película se inicia con un discurso que da el periodista Edward R. Murrow a la Asociación de directores de Radio y Noticias de Televisión en 1958. En ese discurso, Murrow advierte del potencial de la televisión para fomentar el debate público y no centrarse tan solo en ser un medio de entretenimiento.

Tras el inicio, la acción pasa a los años 1953 y 1954. Murrow, periodista ya de prestigio desde que realizaba crónicas periodísticas desde Londres en los años de la II Guerra Mundial, trabaja en el novedoso medio televisivo y se enfrenta al senador Mac Carthy en el momento de la caza de brujas. Con su equipo, defiende a un miembro de las fuerzas aéreas que es acusado de pertenecer al partido comunista por circunstancias familiares y no personales. Lograran que se le restituya en su posición en el ejército, pero la lucha contra el senador de Wisconsin prosigue, vertiendo este ultimo mentiras como que Murrow perteneció al sindicato izquierdista de trabajadores industriales. La presión existente también hace que unos miembros del equipo, recién casados, tengan que ocultar haber contraído matrimonio para salvar sus puestos de trabajo, así como provoca el suicidio de un compañero acusado de comunista.

Podríamos decir que Murrow vence en su cruzada contra MacCarthy y sus jefes no le censuran nunca un programa. Pero la batalla deja secuelas y, al final de la película, el directivo de la CBS le comunica que su programa pasará a tener otro formato y posición en la parrilla, dando lugar a que programas de entretenimiento ocupen la franja de más audiencia que tenía Murrow.

La película expone con claridad ese clima de terror y la lucha, bajo presión, de Murrow y su equipo. Tiene, por tanto, un valor histórico acercándonos a esa etapa de paranoia desatada por MacCarthy. Otra propuesta de la película es hacernos reflexionar sobre el medio televisivo. Si Murrow, en su discurso de 1958, mostraba su preocupación en apostar por el entretenimiento en el medio televisivo obviando programas que abordaran el análisis político y el clima social del país, ahora estaría horrorizado ante el panorama televisivo. No solo es que el contenido de entretenimiento se haya degradado hasta límites insoportables de zafiedad y vacuidad, sino que el medio televisivo ha servido de plataforma para hacer populares y, más tarde, electos a tipos como Trump o Milei, groseros, maleducados y mendaces. Sin su programa de El aprendiz en el caso de Trump, ni las incendiarias apariciones en televisión de Milei, no se entiende su popularidad y elección como primeros mandatarios de sus países. También aquí hemos tenido casos lamentables como el de Pablo Iglesias, otro producto de la televisión cuya aportación a la vida política del país da mucha más pena que gloria. Semiretirado de la política, lo vi hace poco en el pseudo debate 59 segundos clamando por aplicar delito de odio contra todo el que cuestionara que una mujer trans no debiera participar en competiciones deportivas femeninas. 

Después de 20 años de su rodaje, es una película que mantiene el interés.

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